Ya en la cama me quede pensando en aquel chico que no se presento en clases, ¿De dónde conocía a Demián? Cuando quise acordar estaba rodeada de arboles. A mi lado había una persona que me tomaba de la mano, se oía su risa cálida pero no lograba distinguirla, de pronto algo por atrás la empuja haciendo que soltara mi mano, ¡Era un animal que se había abalanzado sobre mi acompañante! Intente gritar para que me prestara atención a mí pero no pude lograr nada porque alguien me llamaba. Abrí los ojos y ya no había arboles solo mi habitación, mi padre me observada con cara de preocupado combinada con la de sueño.
—¿Estás bien Sarah?
—Sí, fue una pesadilla.
—¿Estás segura?
—Si papá, ya no tengo once años para que me vengas a cuidar del monstruo —dije sentándome en la cama.
—Está bien, que descanses.
—Vos también, lamento haberte despertado.
—No hay problema, eh Sarah ¿La pesadilla de que se trataba? —Me preguntó desde el umbral de la puerta.
—Soñé con que me caía de un acantilado.
—A a pensé, que habías vuelto a soñar con ese día —Me quede silenciosa por unos segundos. Aquel comentario me había dejado ciertamente sorprendida.
—No te preocupes, te diré cuando suceda —solté ciertamente fría, mientras re memorizaba lo que había pasado hace tantos taños y que había vuelto a revivir en mis sueños.
—Bien, duerme Sarah.
—Papá —lo detuve antes de que se marchara— Hoy es su aniversario ¿Te molestaría que vaya a verla? —Observe su cara, justo como si le hubieran echado un balde de agua fría— ¿No puedo?
En su cara una sonrisa autentica apareció mientras me respondía.
—A ella le hubiera encantado.
No dijo si o no, tampoco quería autorización, el motivo de la pregunta era porque precisaba saber si él había superado su muerte, lo que era un rotundo no. Él como mi hermano necesitaba seguir adelante y porque no podía ser así, ¡¿Por qué no podía continuar con mi vida también yo?! Era como si me detuviera en aquel momento y no pudiera avanzar, en cambio ellos sí.
—Maldita sea, porque tuve que venir – Tire la almohada hacia la pared de la frustración y recordé que estaba con mi padre, mire a la puerta pero no había nadie. El reloj marcaba que eran la cuatro de la mañana así que decidí aprovechar el tiempo y me levante.
Ya habiendo ordenado mi habitación solo me quedaba lavar la ropa, cuando estaba por el cuarto de Fabiola y mi padre, escuche hablar.
—Amor quédate tranquilo, yo voy a llamar a la doctora Versacci para Sarah.
—No va a ir a otro psicólogo, piensa que no sirven.
—La doctora es la mejor que hay además me han dicho que hace un espléndido trabajo pero no lo tomes a mal, creo que no fue buena idea que viniera si sabes que le hace mal.
—Lo sé, lo sé pero tiene que terminar tarde o temprano y el estar en Buenos Aires con Kevin no la va ayudar, aunque lo niegue ella no lo supero y yo lo sé.
—¿Como estas tan seguro?
—Su tío me dijo algo sobre eso.
—Bueno tú sabes lo que es mejor para tu hija, vamos a dormir un poco más.
No podía seguir escuchando, ¿Cómo pensaba que un psicólogo me ayudaría? Ellos nunca lo habían hecho. ¿En serio creía que con ellos lo superaría? Respire de mala gana, ya que para mi mala suerte ya no iba a poder escapar… nunca lo lograba.
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Sacrificio.
Science FictionElla debe volver a su antiguo hogar, soportar en la boda de su padre ser considerada egoísta y lo peor de todo su tía cree que es una amenaza pero para por sobrellevar lo que vendrá debe depositar su confianza en alguno de ellos dos. El chico que ac...