NOTES (Dean Ambrose)

Cap.10

Con mis audífonos puestos y mi mente hecha un desastre voy caminando hacia la siguiente clase que es Derecho institucional. Veo pasar miles de personas por enfrente de mi con su paso levemente apresurado. Y aunque no lo crean ninguna de ellas me importa y no es como que yo les importe a ellos.

Jonathan y su perdón mal hecho no sale de mi mente. ¿Por qué vuelve cuando no lo necesito? O si lo necesito? Esa es la pregunta que me a rondado toda la semana desde aquel día que nos encontramos en el parque, que sin querer y sin que menos lo pensará, él, era el chico de las notas absurdas que recibía con papá o aquí mismo en la escuela. De nada me sirve pensar en todo esto si de todos modos no obtendré una respuesta.

Justamente hoy decide hacer más frío que de costumbre. Los malditos jueves suelen ser un jodido dolor de cabeza para cada persona que estudia en este instituto. Todo el día clases. Viendo la cara de muchas personas que realmente puedes llegar a detestar en poco tiempo. No sé si esto solo me sucede a mi o a las demás personas también. Yo suelo detestar a las personas después de poco tiempo. En estos tiempos tan mierdas las personas suelen ser más mierdas que de costumbre. No estoy en contra en eso de que vivan la vida, ya que, yo misma lo quiero hacer, pero no de la manera en la que lo hacen muchos de aquí. Llámenme loca o extraña pero por alguna razón eso de andar de fiesta cada semana o teniendo sexo con alguien diferente puede llegar, para mi, a ser un poco estúpido y cerdo. ¿Pueden imaginar con cuantas putas se ha metido Zack o quizás Michael? Exacto, creo que ni ellos mismos lo saben.

Y aunque mi vida es una mierda con toda la palabra solo tengo que agradecer algo. Mis amigos no son hipócritas esa es una de las muchas razones por las cuales yo no tengo amistades femeninas, las chicas suelen ser lindas contigo por enfrente después te apuñalan por atrás como unas vil zorras por eso mi destino y mi gusto nunca fue juntarme con chicas sino con chicos la vida es más sencilla y más honesta, créanmelo.

Con mi mente pensado cada mierda como esta de las amistades no me di cuenta que estoy a nada de llegar al maldito salón de clases. Si me lo preguntan, esta clase no la odio todos discuten por cualquier cosa. Puedo ver como algunas se quieren agarrar del chongo aunque el profesor no se los permita es chistoso y estúpido verlas frustradas por pelearse como gatas.

Mis pensamientos son interrumpidos por un jalón en mi brazo izquierdo, no con rudeza, ni con dulzura es un Jalón de brazos normal. Trato de safar mi jodido brazo de la mano de aquel chico que espero que se haya confundido de chica al momento de tomar mi brazo sino se quedará sin bolas y hablo muy en serio. Rápidamente volteo a encarar al idiota que no quiere soltar mi pequeño brazo realmente lo necesito no sé si sepa que el brazo esta conectado a mi cuerpo y no puede sacarlo de mi cuerpo sería un maldito delito que me quisiera arrancar el brazo.

Mi cara es una total sorpresa al encontrarme a Jonathan con unos ojos demasiado tristes y deprimidos. No tiene la misma mirada de siempre esa con la que te ve de manera egocéntrica porque sabe que te estas muriendo por él, ni siquiera esta sonriendo burlón. Mi ceño se frunce rápidamente ante tal escena. Quito con mi mano libre un audífono de mi oreja, para poder hablar decentemente porque si lo hago con los audífonos puestos todo mundo me escuchará, si, yo sé que a ustedes también les pasa que cuando hablan con los malditos audífonos de mierda puestos gritan en vez de hablar como personas decentes y sino es así entonces soy rara.

"¿Qué sucede?" Pregunté una vez que puede alejar todo pensamiento ajeno de que le podía pasar a Jon.

"Necesito hablar contigo, por favor." Responde sin más. "Traje una hamburguesa con papas para ti." Sonríe por primera vez.

¿Qué mierda? Todos me sobornan con eso.

"Esta bien, mierda. Acepto tu hamburguesa." Tomo la bolsa donde viene la deliciosura esa. "Pero no quiero hablar contigo."