Eran las diez en punto de la noche cuando por fin entré en mi habitación. A esa hora Ryan acabaría de llegar a casa del entrenamiento de baloncesto, por lo que esperaría un poco a que cenara, se duchara y descansara para llamarle.
10:45. Ya debía de haber terminado todo. Así que cogí el móvil y marqué su número. Esperé. Un pitido... Dos...
-Hola preciosa.
-Hola hermoso.
-¿Qué hace una chica como tú llamandome tan tarde?
-Puees... quería saber si me haría el honor de desayunar conmigo mañana.
-Será todo un honor mi lady.
Nos reímos por la bromita.
-¿Qué tal el entrenamiento?
-Genial, pero estoy exhausto.
-Señal de que tienes que descansar.
-Sí, mi capitana-dijo con voz de oficial.
Ambos nos reímos y nos despedimos con un <<te quiero>>.Colgué el teléfono y por fin podía tumbarme en mi cama a descansar. Pero por más que lo intenté, no pude.
El extraño comportamiento de papá aquella noche ocupaba todos mis pensamientos. ¿Qué habría pasado para que estuviera tan alterado? Esa pregunta y miles de historias y teorías invadieron mi mente hasta que por fin conseguí quedarme dormida ya de madrugada.A la mañana siguiente me despertó el sonido de la puerta de mi cuarto. Era papá avisandome de que Ryan ya estaba aquí. Me levanté, me aseé y me vestí lo más rápido que pude y bajé al salón.
Aprovechando que mi padre estaba en la cocina, Ryan me besó y sonriendo me susurró un <<buenos días princesa>> a lo cual yo le respondí con otro beso y un <<buenos días>> también sonriendo.-¡Chicos, el desayuno ya está!
Ryan y yo nos sentamos a la mesa con mi padre. Como dije, yo era la encargada de la tareas del hogar, y la cocina era una de ellas, por lo que agradecí que al menos lo que mi padre había preparado se pareciera a unas tortitas.
-¿Cómo te va Ryan? Sam dice que ese viejo dinosaurio de Mills te está haciendo entrenar mucho. Recuerdo que yo siempre acababa discutiendo con él al final de cada entrenamiento.
-Sí, bueno, es algo arisco, lo reconozco, pero cuando le conoces es un buen tipo y se hace entender. Sólo quiere lo mejor para el equipo. Espero que ganemos hoy, llevamos preparándonos mucho tiempo para este partido.
-¿Jugais hoy? No me has dicho nada Sam.
-Supuse que tendrías que trabajar y no quería que te sintieras culpable por no poder ir.
Al parecer aquellas palabras no fueron de su agrado porque le cambió el tono de voz cuando dijo:
-Yo no tengo por qué sentirme culpable de nada, jovencita, tener que trabajar para mantener esta casa no es ningún delito.
-Lo siento, papá, tienes razón -dije tajante dándole a entender que no me daba miedo.En ese momento no sabía si agradecer o matar a Ryan por romper la tensión y preguntar:
-Y ¿en qué está trabajando ahora, señor Mitchel?
Mi padre apartó su mirada de la mía, de mala gana y preguntó en tono mucho más jovial:
-¿Cómo dices, hijo?-Me preguntaba en qué tipo de caso está trabajando ahora. ¿Un robo quizás? ¿Un homicidio?
A mi padre le cambió el semblante totalmente pero no sabría poner nombre a la expresión que adoptó. Me atrevería a decir que estaba agobiado o incluso asustado.
-Estamos llevando un homicidio de hace unos años que quedó sin resolver.
-Suena interesante, yo quería estudiar criminalística ¿sabe? Pero descubrí que se me daba mejor la historia.Daba la impresión de que ese dato había ablandado a mi padre.
-Creí que tu vida se centraría en el baloncesto.
Ambos rieron.
-No, señor, el baloncesto es sólo un pasatiempo. Mis principales preocupaciones son mis estudios, para poder ingresar en una buena universidad, y por supuesto su hija.
Me miró con una mirada inocente pero que a mí me derretía igual.
Tuve que intervenir al ver que ya habíamos casi terminado y se nos hacía tarde.
-Bueno, creo que deberíamos irnos ya si no queremos llegar tarde a nuestros respectivos trabajos -estas últimas palabras las recalqué mirando a mi padre.
Él me devolvió la mirada y la tensión volvió.
-Tienes toda la razón hija mía. Coged vuestras mochilas, ya limpiaremos eso luego -dijo refiriéndose a los platos.
Y su mirada se desvió de la mía. Se puso en camino hacia el recibidor para coger su maletín y su chaqueta.Justo antes de salir de la cocina, Ryan me preguntó:
-¿Qué pasa entre vosotros? Si las miradas matasen ahora tendría que explicarles a unos amables policías por qué tendría dos cadáveres en la cocina.
-Ahora no, luego te cuento.
Responder eso me daba algún tiempo para pensar una excusa. Salimos de la cocina y recogimos nuestras mochilas.
El viaje fue bastante incómodo, ya que ninguno de los tres se atrevía a decir nada. Cuando llegamos al horrible instituto de Forest Hill, mi padre solo me dijo un tajante <<adiós>> cuando me bajé del coche, a lo que yo respondí diciéndole adiós con la mano. Ryan rodeó mi cuello con su brazo y nos dispusimos a entrar por las puertas de cristal del edificio principal.
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Dulce Venganza
Mystery / ThrillerSamanta pronto descubrirá que la muerte de la que ella consideraba su madre no fue tan accidental como pensaba... Y buscará la forma de "agradecérselo" a los culpables...