Capítulo 17: La Primera Cena Y Los Ayudantes

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Ariel Wyatt P. O. V.

Decir todo siguió normal después de que lograra que varios de mis tutoriados salieran de la Academia, sería una mentira.

Cambiaron muchas cosas, las modernizaron.

Antes, poníamos a los personajes de ficción en unos tubos estilo los Juegos del Hambre, ahora, son unas puertas blancas con letras arriba de la misma, con el nombre del fanfic, categoría y nombre de los personajes que ingresarán. Es como un edificio, más grande que el de Christian en Cincuenta Sombras. Hay un apartado especial, tiene el nombre de cada libro y te permite entrar al universo ficticio del libro. También está lo que llamamos 'mundo real', dónde mis tutoriados son sólo ficción. Son puertas que sólo podrán abrir los tutores (Amanda y yo tenemos la llave) y los ayudantes tendrán una copia también. Ahora, ¿Qué maldita cosa son los ayudantes?

Son Fans.

Dos fans, de preferencia, que conozcan todas las historias. Que puedan a ayudar a Seniors y Teens por igual. Un chico y una chica. Sólo que, nosotros, tendremos dos chicas.

Yo no lo elegí. Fue al azar. El sistema las elegió. El sistema generó que tendríamos a nuestros asistentes de la plataforma de Wattpad. Generó también a la primera chica, que escribía fanfics. Luego, al chico. Resultó ser que era cuenta compartida por una señorita y un joven. Descubrí que el chico lo dejó, y, como no podía cambiar nada, tengo que traer a la otra chica conmigo.

Estaciono en el estacionamiento exclusivo para maestros de su escuela, (esto no es ni siquiera un Instituto). Tomo fuertemente el volante en mis manos. Suspiro y niego con la cabeza, divertido. Por favor. He lidiado con adolescentes por demasiado tiempo. Dos más no serán problema.

Bajo del Mercedes negro con el maletín negro en mis manos y, antes de tomar la entrada del portón que hay en la puerta que conecta el estacionamiento con la escuela, para mi fortuna, la maestra de Literatura (quién es quién les da clases a ellas) abre la puerta. Se ve que se dirige a otro lado.

—Buenos días —murmura, mientras me da un 'repaso'. Le sonrío ampliamente.

—Buenos días, profesora.

Y sin más, entro.

La escuela no es muy grande, por lo que no me tendría que ser un problema encontrarlas. Avanzo sintiéndome un completo desconocido entre tanto... Gris. Hace tiempo que no lo veía. Amanda se ha encargado de eso.

Doy vuelta en una esquina.

'2° E', '2°D', '2°C'....

¿Por qué van en cuenta regresiva? Avanzo lentamente, todavía intrigado por el misterio, hasta el segundo B.

Ellas no se lo imaginan. Se notan aburridas jugando en una libreta, ajenas a la clase de historia. La única clase a la que no prestan atención. Ni ella ni sus compañeros. Sus compañeras gritan entusiasmadas, hasta que cesan su parloteo al verme por el cristal de la ventana. Eso no desorienta a mis chicas, y siguen jugando. Yo toco la puerta suavemente, y una alumna me abre anonada.

—¿Qué se le ofrece? —pregunta el profesor. Eso hace que levanten la vista.

La mirada risueña de la primera se extingue completamente al reconocerme, su rostro se torna blanco como la nieve.

Con la excelente audición que adquirí por esta nueva generación, escucho su pequeña plática.

—Grey, ¿Qué pasa? —le pregunta la de pelo corto.

Ella apenas puede mover los labios. Me señala ladeando la cabeza y yo le sonrío.

—Es...

—Buenas tardes, profesor —la interrumpo. Mantendré esto interesante. Puedo escuchar los suspiros a mi alrededor —¿Me permitiría a... —me callo. ¿Cómo preguntar por ella? —A Patricia Herrera?

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