Si No Me Quieren... Adiós

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Como siempre llegué temprano, me puse el uniforme y empecé de la tercera planta, hasta abajo.

Siempre he dicho que esta casa es demasiado grande para que la limpie una sola mujer y que es demasiado pobre mi salario como para lo que gasto de mercado... No veo que les cuesta un aumento, por lo menos para que mis hijos sigan estudiando en la primaria; bueno, no me pondré a pensar esto empezando el trabajo.

Veo los cuadros hermosos de un pintor reconocido que yo no conozco, veo otros abstractos que no entiendo, de alguien famoso también. Veo y veo y... Faltan tres, los tres que estaban colgados en el recibidor, según escuché la otra vez, eran los más caros... Seguramente Thomas, el hijo de los señores Marshall los vendió al doble. No le presté atención y seguí con lo mio.

No lo puedo creer... Ahora ¿donde diablos están los platos del almuerzo? El señor y la señora Marshall están sentados en la mesa esperando que les sirva y ¡no encuentro los benditos platos! Seguro los tomó Thomas, DIOS acaso no pudo esperar a mañana para tomarlos? ... Y no pudo decirme nada. Les serviré vino mientras esperan.

-¡BRENDA! venga de inmediatamente...

-Dígame señora- digo un poco asustada por su mirada.

-¿puede explicarme donde está la escultura de $6.000 que estaba en esa esquina? - dijo apuntando a una esquina vacía del comedor.

-no lo sé señora-dije mirando al piso la vendí para comprarle medicinas a mi hijo... Fue por una buena causa... Fue por una buena causa, no robé, ellos me roban a mí, me lo gané. Repetía en mi mente una y otra vez.

-¡Mentiras! Muchas cosas han desaparecido desde que llegaste-su hijo las vende por Internet para comprar alcohol... Si mi misión sale bien hoy... Compartiremos.

Sabía lo que venía. Vi como dieron un sorbo a su copa, sonreí por dentro. Se miraron a los ojos y dijeron al mismo tiempo "estas despedida, fuera de esta casa... Ahora" me di media vuelta y antes de "irme" me detuve y les dije

-si no me quieren, me voy, pero antes que nada deberían saber que les puse algo en las copas. - después de eso escuché un golpe, habían caído al piso. Muertos. - bueno... Entonces en ese caso no me voy, y por cierto, yo no los maté, los mató el veneno que ustedes tomaron. No soy culpable de nada, pero gracias por dejarnos este palacio- dije sonriente.

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