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¿Porque lo haces? Explicamelo.

¿Porque lloras sin detenerte? ¿cual es la razón de tu incesante dolor? Dímelo ahora, antes de que sea muy tarde.

Antes de que tu llanto reviente mis tímpanos, enseñame la verdad sobre tu camino, el cual recorres con gran pena, alejandote de mi.

***

Desperté de golpe al escuchar un sonido punzante llegar a mis oídos, casi inaudible; me levanté, tocando el frío suelo, opté por colocarme calzado en vez de caminar en plantemedias, considerando que podría enfermarme, ya que soy propenso a cualquier enfermedad, nunca he sido un chico sano.

Bajé a tomar un vaso de agua, tal vez demasiado frío para mi gusto, tomé dos tragos y arrojé el resto al lavaplatos. Decidí (por alguna extraña razón) quedarme en el sitio de pie, sin hacer mayor cosa que no fuese respirar. Me dediqué a escuchar el tenue llanto, el cual bajaba y subía de tonalidad sin orden alguno. Ya cansado, opté por seguir aquel sonido (espantoso, debo decir) con una sensación de valentía que ni yo mismo conocía, haciendo mas emocionante el camino desde la cocina hasta la sala de estar.

Me adentré a el medio de dicha sala con pasos torpes, tropezando evidentemente con algunos muebles y sillones. Me exalté al darme cuenta que un destello atravesó la ventana, que se encontraba a la esquina de la habitación. Lo extraño y ligeramente inquietante fue el hecho de que las luces se encontraban apagadas; ya a punto de perder mi sentimiento de valentía antes encontrado, decidí dar unos pasos hacia la ventana, la cual ya se encontraba con el vidrio empañado.

Al asomarme en ella, simplemente lo que vi causó en mi una reacción indescriptible, y evidentemente me asusté (como cualquier persona normal, o debil, de hecho) al ser consciente de lo que estaba ante mi: una figura obscura que amenazaba con ser humana, solo huecos, huecos, huecos en vez de órganos, ojos y boca.

Un escalofrío navegó por todo mi cuerpo al descubrir, luego de analizar un poco, que aquella figura era la fuente de aquel incesante y horrible llanto, y que a pesar de que me acercase a ella, el sonido aun era prácticamente inaudible.

Caminó hacia mi hasta ser consciente (o al menos, darse cuenta) de que un vidrio nos separaba. Miraba los huecos que se suponía eran sus ojos y por alguna razón, sentí que también me miraba a mi.

Un susurro fue escuchado al otro lado de la ventana, y aunque no pude escuchar bien que decía, supe que provenía de el espectro que ahora se encontraba frente a mi.

-¿que dices?- Murmuré mientras mi mejilla se apoyaba en el vidrio, tratando de escucharlo mejor.

Sin recibir respuesta alguna, decidí abrir la ventana para poder oír mejor lo se aquella extraña sombra me decía.

Mala decisión la que tomé, a decir verdad.

Aquello pasó de ser una sombra a una mancha, abandonando cualquier figura coherente que antes alcanzaba a tener; yo, alarmado, traté de correr y aunque intenté hacerlo, debido a mi ahora nerviosismo me quedé helado, adherido al suelo, debo decir que ya era muy tarde para cuando escuché "crack" en mi nuca. Caí al suelo, atónito; me recosté buscando al espectro, bajé la vista viendo que mi estómago se encontraba perforado, aun con los órganos (increíblemente) acomodados en su lugar.

Y luego, desperté, de nuevo. Exaltado, alterado, confundido por el repentino cambio de lugar, pero sobre todo, conmovido por aquella perturbadora y asquerosa escena.

Al calmarme y analizar aquello, me di cuenta de que se trataba de un mal sueño, un mórbido sueño.

-Fue solo una pesadilla.- Murmuré para mi.

Miré hacia la ventana ubicada al frente de mi cama, que a pesar de tener cortina, aun se veía a través de ella mediante un orificio que esta, no tapaba. Enfoqué mi mirada durante unos segundos y finalmente, vi una sombra, que corría rápidamente de un extremo a otro. Repitió la acción tres veces seguidas y se detuvo. Pasaron cinco minutos y ¿adivinen que? Lo escuché. Era el llanto, de nuevo; me envolví en mis sábanas tratando de confinar el sueño.







Tal vez me equivoqué al insinuar que aquello era una pesadilla.

Puesto que la verdadera pesadilla, acababa de empezar. Y tal vez no despertaría.

No llores más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora