Elastic Heart [Three-shots GerIta]

III

- "Ahora... deberás cooperar".

...

- ¿Por qué debería hacer semejante barbaridad? No hay nada de mi nación que no sepan con sus espías. - Dirigió su celeste mirada al inglés, quien, con una pequeña mueca se cruzó de brazos. Sabía que se refería a su persona y a los infiltrados entre nazis.

-Lo volveré a repetir, Ludwig. ¿La rendición ya es efectiva? -El estadounidense acarició la piel del pecho del alemán con una especie de bate de metal, pesado, frío, que hizo estremecer al más fornido de ambos. Éste mismo decidió cerrar la boca y dejarla así, mientras desafiaba con la mirada al americano. Éste lo notó y por eso mismo sonrió, dando a entender la fascinación que sentía al sentirse como un "Héroe". - ¿No vas a hablar? -Inquirió inocentemente y presionó con el bate el medio de su tórax. -Bien. Como desees. -Se fue separando lentamente y se giró, dando un par de pasos largos. -¡Pero luego no te quejes! -Ludwig vio que el americano se giraba bruscamente y alzaba el bate. Fue como en cámara lenta, es mas, sintió el golpe frío en su costado izquierdo. Un alarido se escapó de sus rígidos y secos labios. Luego de unos momentos, sintió otro golpe, pero ésta vez cerca de la nuca, sintiendo como la sangre corría por su cuello.

El alemán se estaba preparando mentalmente para otro golpe, pero se sorprendió cuando el frío metal cayó al piso de concreto.

- ¡BASTA YA! -Feliciano yacía delante del cuerpo herido de su Doitsu, interponiéndose en el camino de Alfred. Éste parecía estar ardiendo por la rabia e impotencia. Se aproximó peligrosamente al italiano y de un simple jalón lo apartó, tirándolo al suelo.

- ¿¡Primero lo traicionas por cobardía y ahora lo defiendes!? -La bota del americano se plasmó en un golpe contra las costillas del castaño, haciéndolo chillar de dolor. Cuando estaba a punto de volver a hacerlo, un puñetazo por parte de Francis le detuvo.

-Vuelves a tocar a Feliciano o a Ludwig, y te mato, americano imbécil.

- ¿¡Qué!? ¿¡Ahora todos han enloquecido!? - Con las gafas rotas y la nariz sangrando, Alfred dio varios pasos hacia atrás, en un intento de alejarse.

-El único que ha enloquecido eres tú, Jones. ¿Cómo se te ocurre lastimar a dos personas que ya conoces? -Intervino Arthur, quien permaneció en todo momento al lado de Francis. -Se acabó. - El inglés se aproximó a Ludwig y comenzó a desatarlo, procurando ser cuidadoso para no tocar los hematomas y heridas.- No voy a soportar que vulneres los derechos de estos hombres. Ellos no son los culpables de todo esto.