-Te amo -oigo la voz de Pablo detrás mía.
Sonreí para mis adentros y me di la vuelta. Fue él, pero se dio la vuelta y se fue. ¿Por qué?
-Oish, que monos -añade Eli.
Esto ya lo había vivido antes, pero sé que no lo dice en serio.
-No siente nada por mí -aclaro.
Me cruzo de brazos pero no puedo dejar de pensar en su voz y en la entonación con que lo dijo. Me hace sonrojarme.
-Que tonta. A mí me dice eso suj g y me muero.
Para aclarar, suj g es el hermano de su cuñado del que está enamorada.
-Es diferente. A ti no te ignora nunca y a mí me habla cuando le conviene.
-Claro, suj g siempre ha empezado las conversaciones -dice irónicamente- además tía, esta vez no te ha hablado de deberes.
Tiene razón, no lo ha hecho.
-No sé yo, este niño me raya mucho -digo negando con la cabeza y las dos reímos- ¿quedamos esta tarde y me ayudas a dibujar un dibujo odioso de biología?
-Okey, a las 7 en mi casa.
A las 7 iba a su casa y a las 7 y media iría a la academia, que afortunadamente estaba al lado de su casa. En ella me siento con un sujeto, sujeto k. Es el chico que le rompió el corazón a Eli. En realidad no fueron nada, pero es lo que tiene ilusionarse y él le dejó de hablar. A ver si no le pasa con suj g... Esperemos que no.
-×××-
-Hola loca -digo entrando a su casa.
-Hola -estaba haciendo geografía, unos deberes que habían mandado hace días.
-Los dibujos -digo dándole los folios y rápidamente los cogió para ponerse a la obra.
Eran las seis, al final vine una hora antes. Sin explicaciones.
Cuando los terminó-que le quedó un completo churro pero me conformaba-guardé los folios y como estaba hablando con Mario, un chico que había conocido por la play, aproveché y le mandé un audio. El audio decía: "Eli te f******"
"Te lo comía todo". Tampoco hay explicaciones para esto... Tuve que correr por toda la plaza y cuando entré de nuevo como una completa loca, estaba la hermana de Eli amenazándome con un cuchillo. No tuve otra que devolverle el móvil a mi mejor amiga y dejar que se lo explicara todo al chaval.
Pero el chaval se lo creyó.
Al día siguiente, Eli me contó furiosa que le había tirado la caña varias veces. Le guiñé un ojo pero me sentí culpable. Él no vive aquí y a Eli le gustaba suj g, así que no se podía hacer nada contra eso y al fin le pedí perdón. Pero me seguía haciendo gracia.
Mucha.
Entonces sentí que me empujaba alguien. Pablo.
No dejaba de molestarme.
Cruzada de brazos me fui hacia el otro lado. Repetí eso tres veces ya que no dejaba de empujarme haciendo que casi tropezara o me estampara contra la pared. Eso sonó mal.
-¿Por qué me odias?
Al decir esas palabras se encogió de hombros aún mirándome pero no dijo nada. Se alejó.
-Yo aquí veo amor -añade Eli.
-Me odia.
Estoy convencida de que me odia... ¿O no?
