La Chica Con Los Ojos De Fuego

capítulo 22: epílogo

Tres meses después.

-Que tienes hoy para mi Cols?- dije al demonio frente a mí, hacía tres meses que había vuelto a mi antigua habitación en el infierno y Cols era mi nuevo compañero de tortura.

-Hoy probaremos con tus dientes- dijo tomando una gran pinza.

-Genial, No sabía que eras dentista!- le dije con sarcasmo.

-Me encanta tu buen humor, no hay muchos como tu por aquí- dijo abriendo mi boca con fuerza -Ahora di "Ah"- puso la pinza en uno de mis dientes y justo cuando lo iba a arrancar, una fuerte explosión se escuchó no muy lejos y luego otra, pero más cerca hasta que con un estruendo una de las paredes de la oscura celda se derrumbó y una fuerte luz entró en la habitación, haciendo que cerrase los ojos. Escuche los gritos de Cols, pero no me preocupé, después de todo ya estaba en el infierno no?

-Una cita con el dentista?- dijo una voz conocida e inmediatamente abrí los ojos.

-Silver? Drew?- no podía creer lo que veía y por un momento creí que este era un nuevo método de tortura -Matt- susurre cuando lo vi, mis amigos estaban parados frente a mí con una gran sonrisa y algunas lastimaduras.

-Tus angelitos han llegado- dijo Silver poniendo una gran guadaña sobre su hombro haciendo que riera.

-Bájala- dijo Drew codeando a su novia, Silver se acercó a mí y cortó las cadenas que me mantenían en el aire y Matt me atrapó antes de que cayera.

-Qué hacen aquí?- pregunte sonriéndole -Y por qué Silver tiene la guadaña de la muerte?-

-Porque soy genial y la necesitábamos para venir aquí- dijo mi amiga.

-Vine a buscarte, no podía dejarte ir sin que me dijeses tu nombre caperucita- él me sonrió y yo me sentí la persona más afortunada del planeta, ya no necesitaba ocultar mis sentimientos, era libre.

-Kate, mi nombre es Kate- dije besándolo, lo había extrañado demasiado.

-No quiero interrumpirte hermano, pero hay que irnos- dijo Drew rascándose la cabeza con nerviosismo.

-Claro- Matt me tomó de la mano y me arrastro hacia la luz, pero antes de irnos a casa me miró con una media sonrisa -Yo también te amo- jamás había sido tan feliz en mi vida.