Capítulo O2.

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Y así, jamás creí que desde tal día todo iba a cambiar

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Y así, jamás creí que desde tal día todo iba a cambiar. Muchos dicen que cambiemos el temor por curiosidad, pero ¿a qué costo? ¿Acaso el conocimiento vale la pena frente al dolor?





𝙉𝙊 𝙏𝙊𝘿𝘼 𝙈𝙀𝙉𝙏𝙄𝙍𝘼 𝙀𝙎 𝙈𝘼𝙇𝘼

¡Voy tarde! ¡Voy tarde! Entro prácticamente corriendo con mi currículum en mano, quizás más arrugado de lo que se encuentra en la brecha de lo "decente", ¡pero es que intentar llevar hojas en una motocicleta es de lo peor! Una se me cayó por la autopista y tuve que bajar a buscarla ¡todos me agarraron a bocinazos!

Sin tardar -más de lo que estoy tardando- entrego los papeles a la misma secretaria de ayer quién, por cierto, me mira extrañada, más bien como si no debiera estar aquí ¿qué le pasa ahora? Ignorando su expresión y aprovechando su mudez temporal le paso de largo y entro al ascensor.

No hace falta decir que he llegado tarde, así que la primera impresión se fue al carajo. Solo espero que el jefe no sea un histérico con esto de los horarios. Toda mi tranquilidad parece destabilizarse en el momento en que el ascensor se abre y todos giran a verme de una forma... nada bonita que digamos. Doy un paso afuera, atino a saludar alzando la mano, mas me siento patética en el acto. Demonios.

-¿Alguien aquí sabe dónde queda la oficina del jefe?-pregunto, y de pronto, dos hombres (bastante fortachones) caminan a mi dirección (sin parecer querer ayudar). ¡Ay, Santa Petronila! Esto no me huele bien. Siento una descarga de adrenalina ¡y con total temor me devuelvo en mis pasos! Marco el último piso en el ascensor aún viéndoles acercarse. Esta porquería comienza a subir y yo a rezar por que no me devuelvan a su piso. ¡Al parecer tengo un poco de suerte entre tanta bazofia de día! La puerta se abre y salgo casi a tropezones para caminar en dirección a una gran puerta que de por sí deja pequeña a las demás.


-¿Se le ofrece algo?-Me preguntan apenas doy un paso dentro. Cierro la puerta a la vez que analizo el lugar; es lo típico, una oficina gigantesca con un escritorio al fondo. Por último miro al emisor de tales palabras: un hombre, a mi parecer, bastante joven como para ser jefe de una empresa como esta, de cabellos lavanda y lentes, supongo que de lectura.

-¿Usted es el jefe?-El "jefe" asiste con su cabeza y hago un baile mental por atinarle a la primera-. Vengo a una entrevista de trabajo.-Comienzo a caminar a su dirección-. Sé que dije que venía a otra cosa, pero necesito el empleo y...

-¡Abre la puerta, intrusa! ¡Sé que estás ahí!-Un escalofrío me recorre al oír tales voces para nada felices ¡no puede ser! ¡No puede ser! Como puedo pego mi espalda a la puerta para seguido de ello sonreír con evidente falsedad. Malditos guardias.

-Vaya, qué feo están cantando los pájaros hoy. Como decía, necesito...

Un empujón basta para que casi bese el piso, casi porque me sostienen antes de hacerlo. Alzo la vista, y no puedo evitar sorprenderme al ver unos ojos azules. Es el jefe. ¿Cómo ha podido? Estaba algo ¿lejos?

-¿Qué está sucediendo aquí?-pregunta soltándome y mirando desde ellos a mí con mirada neutra, mas cuando termina en mí su expresión cambia de forma radical-. ¡Usted es la loca de la empresa de electrónicos!

-¿Perdón?-Me cruzo de brazos tratando de alzar una ceja. Sí, tratando. Es que ¿me acaba de decir loca? Lo ha hecho, aunque en mi posición no es como si reclamar por algo como ello fuese un derecho, teniendo en cuenta la sarta de mentiras con las que he logrado entrar...

El jefe va a su escritorio, saca un periódico y cuando vuelve lo estira a mi dirección, lo tomo algo desconfiada ¿por qué querrá que lea el periódico? Mis preguntas se responden apenas miro la portada, ¿qué demonios? ¡Soy yo con cara de maniática saliendo de la empresa luego de que me echaron! "Escándalo en la empresa de electrónicos, la loca que no acepta un despido", leo en voz alta reemplazando todo sentimiento de inseguridad por enojo ¡cómo se atreven!

-Tome asiento.-Suelto un suspiro.
"Tranquilízate, ___(tn)", pienso sentándome y dejando mi bolso en la silla de al lado. Él no tarda en hacerlo frente a mí.

-Oiga, pero Jefe...

-Han hecho bien su trabajo, vuelvan a él-. No hizo falta más de parte del jefe de este lugar, pues los fortachones salen casi corriendo y mirándome bastante mal, por lo que, creánme, lucho por no sacarles la lengua mientras lo hacen.

-Así que la han despedido por llegar tarde
-pregunta una vez estamos solos, a lo que respondo simple asistiendo con mi cabeza. El jefe mira su muñeca.

-Le creo absolutamente.-No pasa por alto mi mirada de extrañeza y continúa-... La "entrevista"-recalca entre comillas-, era hace una alrededor de una hora.

Me es inevitable encogerme de hombros. Caray... qué vergüenza.

-Tuve ciertos problemas en el camino...-respondo sin intenciones de ahondar en el tema, y él parece entenderlo-. Aunque debo ser sincera, si me contratan deben llevar presente que quizás soy algo... impuntual-respondo mirando a otro lado-. Claro, si no quiere que luego de despedirme le lance todos estos papeles a la cara-agrego con gracia tras ver su escritorio lleno de cuadernos y papeles.

-Realmente me haría un favor tirando estas cosas...-responde con voz cansada, luego se recompone-. ¡Está contratada!-¡¿Eh?! ¡¿Así de fácil?! El chico de cabello lila parece leer mi mente, pues se apresura a seguir hablando-. Los grandes aportes que hizo a la empresa de electrónicos son más que prueba suficiente de su capacidad.

Claro que en tal empresa no pensaron en los premios que les hice ganar, mi ingrato ex jefe me echó como si tuviera la peste. Ya verá cómo iré a buscar mis proyectos para llevarlos a cabo aquí, en la competencia, en la Corporación Cápsula.

-¿Cuándo comienzo?

-Debe asistir el lunes a eso de las ocho, y no en esta empresa sino que en la original Corporación Cápsula.-A sus palabras, casi me ahogo con mi propia saliva.

-Oiga, pero... tengo entendido que esa también es casa de Bulma.

-Sí, pienso que trabaje directamente con Bulma Briefs.

¿Qué? Esperen ¿qué? ¿Conocer a Bulma Briefs? ¡¿La famosa Bulma Briefs?! Además de también al doctor Briefs ¡por Dios! Ambos son unos genios y yo ¿trabajar con alguien como Bulma?

-Yo, pero... pero yo no podría...

-Hace tiempo ella me ha dicho que necesita ayuda, que se estresa y esas cosas. Usted será de ayuda, señorita. No lo dude.-Asisto con mi cabeza sintiéndome algo shockeada. Una cosa es ir a la empresa, pero otra cosa es ir al laboratorio de la dueña de la empresa y, sobretodo, trabajar con ella.

-¿Eso es todo? Señor...-pregunto imaginándome desde ya en cómo se lo contaré a Mary. Por supuesto que no es una noticia que se cuente por teléfono.

-Trunks, Trunks Briefs-responde y asisto con la cabeza tratando de no parecer sorprendida ¡es el hijo de Bulma Briefs! Claro, candidato perfecto a jefe de esta empresa.

-Bueno, hasta luego señor Briefs-digo ya despidiéndome con la mano a lo cuál el responde mi gesto.

-Si quiere solo llámeme por mi nombre-dice encogiéndose de hombros por lo que me es inevitable sonreír. Qué sujeto más agradable.

-Hasta luego, Trunks.-Antes de salir giro a verle-. Y tutéame, bueno... si quieres...

Sin dejarle responder salgo de la oficina y entro al ascensor para volver al primer piso. Apenas aprieto el número uno siento que algo me falta ¡no es hasta que se detiene el ascensor cuando noto qué es! ¡¡Mi bolso!! Entonces sin salir aprieto un botón que me lleve nuevamente al último piso. Sabía que la buena suerte no me iba a durar tanto.

Entro a la oficina, pero apenas lo hago me paralizo en mi lugar solo pensando en una cosa: ¿¡qué demonios!?

Acosada por un Saiyajin [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora