Parte # 4Al fin, Alan soltó a la víctima y la contempló...
El Amor ni respiraba ni se rebullía; estaba muerto, tan muerto como mi abuela.
Al punto mismo que se cercioraba de esto, el criminal percibió un dolor terrible, extraño, inexplicable, algo como una ola de sangre que ascendía a su cerebro, y como un aro de hierro que oprimía gradualmente su pecho, asfixiándolo.
Comprendió lo que sucedía...
El Amor a quien creía tener en brazos, estaba más adentro, en su mismo corazón, y Alan, al asesinarle, se había suicidado.
FIN
Mylan Alexander
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Un Amor muerto (yaoi)
Fanteziesin darnos secuenta el amor es parte de nuestras vidas.