Capítulo 2 Nuestra amistad. Por Emily

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>> ¡Ay! También me acuerdo que un día me preguntaste que por qué seguía sin tener amigos, yo solo contesté que me costaba confiar en la gente, hay compañeros que me hablan, pero no soy muy abierta. Levantaste una ceja y con sonrisa burlona (no me acuerdo bien, pero seguro que lo era), me dijiste:

-¿Entonces, te fías de mí?

-Para nada -había contestado rotundamente.

-Pero yo soy tu amigo -comentaste tan seguro... tu tono de obviedad me dio ganas de hacerte daño, decirte algo que doliese mucho, hacerte ver que no podías dar nada por sentado conmigo.

-¿Cuándo dije que lo fueras?

-No hace falta que lo digas, todo el mundo sabe que somos amigos, así nos ven -lo empeoraste.

-¿Qué te hace pensar a ti o a cualquiera que somos amigos? ¿Te sentaste conmigo por pena? -Recuerdo que estaba muy cabreada.

-Primero, que siempre nos sentamos juntos a comer...

-Y casi nunca decimos mucho más que "hola, ¿qué tal? Bien, ¿tú?" -interrumpí.

-¿Y después no vamos siempre a mi casa a hacer deberes? ¿O a leer? -recuerdo que la rabia que sentía hacia ti pasé a sentirlo hacia mí después de que dijeses eso, era un tonta por haberme enfadado así. Siempre iba a tu casa a hacer deberes o a leer contigo y ahí estaba yo, ahí mismo, diciéndote que no eras mi amigo y enfadándome porque supusiste que sí. ¿Cómo no ibas a suponerlo? ¿Cómo no iba a suponerlo los demás? ¿Cómo es que yo no lo supuse? Sí que éramos amigos. Ya no estaba para nada enfadada, lo que me dejó ver que tú tenías una cara... Estabas tan... se te veía dolido, como... triste, como si alguien te hubiese fallado. Era horrible saber que ese alguien era yo y, no sé, me entraron ganas de abrazarte, obviamente no lo hice.

-Lo siento mucho -solté. De inmediato tu cara cambió a sorprendido, estabas, supongo, sorprendido de que me disculpase, así que no era mucho mejor que estar triste, pero sí algo mejor. Eras mi amigo y era la primera vez que tenía uno, ya sabes, así que quise decir algo, cualquier cosa que solucionase la situación y que te hiciese ver que yo no me había dado cuenta del detalle. Te dije que lo sentía de nuevo y te confirmé que éramos amigos, pero tu no me dijiste que me perdonabas, tampoco lo contrario, solo respondiste que te daba igual mientras te levantabas del asiento que estaba delante de mí, la desesperación por arreglar mi error me hizo cogerte de la mano y decirte que confiaba en ti, y lo hacía en cierta manera, si tenía un problema en el instituto iría junto a ti, pero no mucho más.

Por Paul

>>A la gente le gusta estar feliz, cuando están felices quieren que el resto también lo esté, pero no más que ellos. A nadie le gusta saber que otro está por encima, siempre tenemos que ser el "más algo".

Está claro que en el instituto a nadie le importa, a nadie le interesa cómo pienses o como vistas a no ser que destaques, que seas ese "más algo". Según esto, a nadie le importó que yo estuviese contigo, sabía que ellos sabían que pasaba tiempo contigo, pero a su vez sabían que nosotros éramos solo amigos, ni siquiera se les pasaba por la cabeza otra cosa porque sólo nos veían en el comedor y en clases, pero este último lugar no podía evitarlo nadie, en realidad, el hecho de estar juntos tanto en clases como en el comedor no podía evitarlo nadie, ni yo mismo.

Recuerdo bien ese momento. Dijiste que confiabas en mí con una mirada que decía "te daría mi vida", o eso pensaba yo, en serio, ni yo mismo me creía esa mirada, pero parecías tan convincente... Estaba... ¿dolido? Sí, me dolió cuando dijiste que no diese por sentado nuestra amistad, me pareció muy cruel. Súper cruel. Sin embargo, a la vez me sentía mal por pensar así de ti. Habíamos pasado tiempo juntos, haciendo deberes, leyendo y comiendo juntos en el comedor y para mí esos momentos eran lo mejor, me sentía genial contigo y me sentía capaz de todo a tu lado así que me pareció cruel que para ti no fuese así. ¿Cómo es posible que no puedas sentir esto que siento yo? ¿Cómo no puedes estar en el cielo en estos momentos? ¿Cómo puedes soportar la idea de no poder vernos hasta mañana?

Pensé que eras cruel, fría y sin corazón, pero también que yo era un egoísta por pensar así, yo no te puedo obligar a sentir lo mismo.

Cuando dijiste que confiabas en mí, me eché a reír, tú sonreíste y se me olvidó qué nos llevó a esta situación. Quería llevarte lejos, donde nadie más pudiese ver tu sonrisa, así que te pregunté si de verdad confiabas en mí, asentiste y eso fue todo. Te cogí de la mano y salimos corriendo de allí.

Emily.BeautifulFireStarterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora