Cerca del cielo

Una luz a la salida del infierno

Heaven

Me mire al espejo. No podía reconocerme a mí misma. ¿Cuando me había convertido en la mujer débil que acepta los maltrato de un hombre solo por no quedarse sola? Era fácil encontrar la respuesta. Mi madre.

Ella había soportado los maltratos de mi padre por años hasta que al final el bastardo murió de una sobredosis. Después de eso ella siguió liándose con hombres violentos y abusivos. Decía que era mejor que un hombre te golpeara a que te dejaran sola. Y con ese pensamiento crecí. A los largo de mi adolescencia había tenido buenos novios y malos novios. Lamentablemente siempre me quedaba con los últimos. Mamá decía que si un hombre te celaba era porque te quería. Si te prohibía salir era porque te quería solo para él. Si te decía como vestirte era para no andar de zorra provocando a otros hombres. Y yo le creí.

Malditamente le creí hasta hace dos semanas.

Había llegado al hospital hacia dos semanas con dos costillas rotas, un brazo fracturado y un golpe de puño que me había fracturado el pómulo derecho y dejado un horrendo moretón en mi piel ya lastimada. Robert nunca me había pegado tanto antes. Siempre eran golpes en las costillas, en la espalda en los brazos. Pero la noche en la que vinimos de la fiesta de la empresa en donde trabajaba como secretaria de gerencia sus celos estallaron violentamente. Y todo porque mi jefe me había pedido que baile con él.

Mi jefe, Logan Westmore. Hacía casi un año que trabajaba para él. Nuestra relación era estrictamente profesional. Habían pasado por su cama todas las mujeres bonitas de la empresa, todas menos yo. Pero entonces yo misma no me consideraba bonita. Mi piel era demasiado pálida, mis ojos demasiado grandes, mi pelo rubio opaco. O quizás yo me veía a mi misma como lo que mi madre y mi novio me hacían ver. Como nada.

Sin embargo Logan era la foto del hombre perfecto. Su pelo claro estaba cortado desordenado a apropósito, sus ojos eran de un color chocolate intenso, su nariz recta era perfecta y su boca... dios... su boca era una locura, labios gruesos, tan besables, con una sonrisa que podía derretir bragas. Eso junto a su cuerpo trabajado creaban al hombre perfecto. Todas las bragas se bajaban ante su paso. Incluso las mías. Pero el solo me trataba con cortesía y profesionalismo. Jamás en 11 meses me dirigió una mirada diferente.

Volví a la cama. Me dolían las costillas y el brazo. Tome la pastilla para el dolor que la dulce enfermera me había dejado unos momentos atrás y me recosté. Fue cuando me di cuenta de que las lágrimas corrían por mi cara. Cerré los ojos un momento y me quede dormida. Cuando abrí los ojos no pude evitar mi sorpresa al ver los ojos de Logan observándome

_ Señor Westmore..._ susurre tratando de despejarme del sueño

_ Heaven... dime quien fue..._ su voz sonaba autoritaria

_ Señor yo..._ comencé a decir

_ dime. Quién. Fue._ su voz puntual no me dejo salida

_ Mi novio... o ex novio ahora..._ susurre con los ojos llenos de lagrimas

_ ¿el que estaba contigo en la fiesta de la empresa?_

_ Si señor..._dije vacilante

_ ¿ ya hiciste la denuncia?_

Yo me quede mirándolo helada, si había denuncia quedaría en la calle ya que el departamento era de el

_ te hice una pregunta Heaven _

_ no... es que... vivo con el... y si lo denuncio me quedare en la calle..._ dije entre lagrimas entonces el levanto mi cara con su mano, limpio mi lagrima con su pulgar y susurro

_ no dejare que nadie más te haga daño Heaven, eres una joven  muy valiosa para dejar que un gillipollas te trate de esta manera_

_ es que... no tengo a donde ir..._ dije con miedo

_ me encargare de todo, ahora toma tu cena, vendré en un momento con un amigo mío que es detective y harás la denuncia, no quiero que te preocupes no dejare que nadie te lastime nunca más pequeña..._ se quedo mirándome un momento a los ojos y yo sentí que me derretía. Entonces se levanto y fue hacia la puerta sacando su iphone.

Suspire y me recosté de nuevo... si lo denunciaba sería peor... pero Logan no me había dado opción.