Capítulo 1

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Se levanta nerviosa y sale descaradamente de la habitación, se apoya en la pared de enfrente y se desliza hasta llegar al suelo. Elisa llora desconsoladamente, con la respiración agitada y tos repentina.
No sentía ni frío, ni calor, no estaba triste, mucho menos feliz, sentía esa presión en el pecho...otra vez.
No se encuentra nada bien, la duele la cabeza; como de costumbre y ya son las dos y diez y tampoco le apetece comer nada. Así que se dirige a recepción y pide una aspirina, más tarde se dirige a la cafetería del hospital a por un baso de agua. Tras tomarse la aspirina y lavarse la cara en el baño, se dirige de nuevo a la consulta de la doctora Brown.
Respira hondo varias veces y entre con una sonrisa fingida en la cara.

     -¿Lista?

Elisa asiente y toma asiento de nuevo.

-Bien, ¿que recuerdas de tu padre?

Elisa respira hondo y se seca una débil lágrima que se escurre por su dulce mejilla.

     -Recuerdo  que era muy guapo, vestía elegante todos los días, le gustaba mucho el fútbol; su equipo favorito era el Real Madrid.-al hacer este comentario se le escapa una leve sonrisa.-Doctora no quiero olvidarle. Quiero tenerle conmigo.-responde Elisa casi llorando.

No puede, no puede, no puede. Se lo repite a sí misma cada vez que hecha a llorar. La tranquiliza.
Sabe que su madre la apoya y solo quiere ayudarla, pero ella no necesita una doctora para locos, ella no esta loca. Ella necesita apoyo, comprensión, tranquilidad, libros y un príncipe azul.

-Elisa tranquila, ya sabes que yo nunca he tratado a alguien con tu problema, pero lo lograrás, lo lograrás.

-¿En cuánto tiempo, Doctora Brown? Usted no tiene ni idea de por lo que estoy pasando.-la pregunta enfurecida.-Quiero dejar lo ya. Que este vacío se llene, no más luchar, no más sufrir. Quiero sentir esa paz que todos dicen que existe, ver e...

De pronto Elisa se derrumba, se cae de la silla dejando la frase a medias. La Doctora se levanta y acude en su ayuda. Lleva días sin probar bocado y eso la ha provocado un bajón de azúcar.
Sabe lo que siente y como se siente. Ella también perdió a un padre cuando tenía más o menos su edad. Espera a que Elisa responda y la ayuda a incorporarse.

-Vamos, te acompañare a por un donut.

Elisa asiente con la cabeza y se dirige aturdida a la cafetería acompañada de la Doctora Brown.
Cuando la dan el donut que ha pedido y ya ha pagado se sientan en silencio en una mesa en la esquina derecha de la cafetería. La Doctora decide romper el silencio.

-Elisa tienes que comer, sabes que tienes que comer. Si quieres no vengas a n un tiempo a la consulta pero no dejes de comer por favor, prométemelo.

-De acuerdo, se lo,prometo. Pero no cuente conmigo la semana que viene.

Otro silencio. Se presencia cierta tensión entre la Doctora y la paciente.

-¿Y si escribes? Escribir desahoga. Escribir ayuda, te ayudará.

-¿Escribir? Estas de coñá no?-responde Elisa indignada.

-¡Pues claro que no, Elisa! Prométeme que me escribirás algo para la próxima sesión.

-Joder.... ¿Y qué escribo?-pregunta molesta.

     -Pues cuenta tu historia pero, con otros personajes, otra versión. Tal vez llegue a publicarse algún día.

Elisa sonríe y coloca su mano encima de la de la Doctora, que estaba apoyada sobre la mesa. Lo hace en señal de agradecimiento. Sabe que la Doctora solo quiere ayudarla, y Elisa se lo agradece.

Laberinto De Emociones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora