Capitulo 1

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Naci en York en 1632, de buena familia, aunque no de esa región. Mi padre era un comerciante holandés que se había establecido en Inglaterra y le había ido muy bien en el negocio, primero en Hull y después en York, donde se había casado cuán mi madre.
Antes de casarse con mi padre, mi madre habia llevado el nombre de soltera de señorita Robinson, y por ella fui nombrado Robinson Kreutznaer.
Las buenas personas de York, encontrando sumamente dificil pronunciar Kreutznaer, llamaron a nuestra familia Crusoe, y asi me convertí en Robinson Crusoe.
Fui el tercer hijo de nuestra familia. Mi hermano mayor, un soldado, fue muerto al pelear contra los españoles, y no tengo idea de que le pasó a mi otro hermano.
Aunque el negocio de mi padre parecía ir muy bien, no era asi, sin embargo, generaba lo suficiente para sostenernos, asi que decido hacerme a la mar.

-Nunca lo haras!- gritó mi padre cuando le anuncié mis planes.
-Pero... no hay nada aquí para mi. -le dije.
-como puedes decir eso? -replicó mi padre- podrías dedicarte al comercio, como yo. Y mira lo bien que me ha ido.
-padre, no tengo cabeza para los negocios- respondí.
-Robinson- dijo mi padre, de tal manera que parecía que me estaba suplicando- espera un año. Hare lo que tenga que hacer para ayudarte y enseñarte los secretos del negocio. Y después, si aun quieres ir al mar, me preguntarás de nuevo.
Casi tenia dieciocho amos. Un año entero parecía una eternidad, pero acepte la propuesta de mi padre, y durante los meses que siguieron trate de concentrarme en lo que el quería que hiciera.
Pero no funcionó. De alguna manera, había nacido con sal en mis venas y el llamado del mar no podía ser negado.
Cuando el año había pasado, fui con mi padre, pero a pesar de su promesa, se negó a que yo me fuera. Era un hombre sabio y mesurado, me dijo que la vida en el mar era para hombres de fortuna desesperada en una mano o para hombres de gran fortuna en la otra. Yo pertenecía al punto medio, no era pobre, pero tampoco era rico, y en su experiencia, ese era el mejor estado del mundo.
En mi desesperación, le pedí a mi madre que interviniera.
-madre- le dije -, aun quiero ir al mar. Por favor ayúdame a convencer a mi padre.
-Robinson- me respondió-, sabes muy bien lo que piensa tu padre acerca de eso.
- por favor, madre- le rogué- convencelo de que me deje ir por un año. Si después de ese tiempo, después de todo, decido que el mar no es para mi, regresare a casa y trabajare mas duro que el en el negocio. Lo prometo.
Mi madre me observo por un momento y dijo- Robinson, le diré a tu padre lo que me acabas de prometer, pero no intentare convencerlo de una cosa o la otra.
Pero mi padre aun de rehusaba a ceder.
Unas pocas semanas después de que hable con mi madre, justo después de mi cumpleaños numero diecinueve, decidí viajar a Hull por unos dias. No había ningún motivo especial para esa decisión, fue como mi madre solía decir, un antojo.
Cuando me encontraba sentado en el muelle, observando barco tras barco partir hacia el mar y su marea, deseaba ansiosamente estar en uno de ellos me vi a mi mismo parado en la cubierta, sintiendo el viento en mi rostro mientras mi barco se acercaba a un puerto extranjero.
- Robinson Crusoe!- un grito me saco de mi sueño- que estas haciendo en Hull?
Mire alrededor y encontré a mi viejo amigo de la escuela, Tom Bentley, para justo en frente de mi.
- Tom!- grite, dándole palmadas en el hombro- Como estas?
- De lo mejor ahora que te veo!- respondió.
- tenemos que ir a algún lado nuestro encuentro- dije- ven, hay una hostería por alla.
- no puedo- dijo Tom- el barco de mi padre está a punto de partir y tengo que estar en el.
- el barco de tu padre?- pregunte asombrado.
Tom asintió con la cabeza. - por que no vienes conmigo?- dijo- revés como si no tuvieras nada que hacer y ademas no te costaría nada.
Así que el primer día de septiembre de 1651, sin avisarle a mi madre ni a mi padre lo que estaba a punto de hacer, me hice a la mar.

Robinson Crusoe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora