Capitulo 2

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No paso mucho tiempo antes de que deseara haber permanecido en tierra firme. Unas pocas horas después de haber zarpeado, el viento comenzó a soplar y el mar se levantó de una manera aterradora
- Estas bien, Robinson?-grito Tom para hacerse oír por encima del aullante viento.
-Creo que me voy a enfrentar-me queje y corrí hacia los barandajes antes de vomitar sobre la cubierta.
-Es un juicio del cielo-solloce mientras ola tras ola de náuseas me hacían palidecer-,nunca debí de desobedecer a mis padres.
El clima empeoró, sacudiendo el barco como si fuera una pluma atrapada por el viento. -Por favor, Dios, salva mi vida y prometo nunca volver a poner un pie en un barco otra vez. Iré a York y trabajare duro en el negocio y haré que mi padre se sienta muy orgulloso de mi- rezaba.
Cuando cayo la noche, el vendaval había disminuido y las olas se habían calmado, dormí profundamente, y cuando desperté la mañana siguiente, era un hermoso día.
El viento había disminuido hasta convertirse en una suave brisa y el mar estaba tan calmado como una represa de molino.
Mis temores del día anterior fueron olvidados rápidamente mientras navegábamos hacia el sur.
Estuve parado en la cubierta, observando las aldeas costeras que aparecían a nuestro paso para después desaparecer a la distancia, y sentí que el mundo estaba a mis pies.
Llegue a conocer a l tripulación, y cuando uno de ellos me ofreció un vaso de ron, acepte gustosamente. Muy poco tiempo despues, a ese vaso le siguió otro y muy pronto nos encontramos bebiendo mas de lo que era bueno para nosotrosY estabamos cantando canciones de marineros alegremente.
Seguimos navegando hasta que salimos de Yarmouth, donde la brisa disminuyo completamente y nos encontramos en plena calma.
- note preocupes- dijo, Tom- muy pronto nos encontraremos en camino. Pero el estaba equivocado. Por ocho días permanecíamos fuera de Yarmouth.
Justo cuando pensé que íbamos a quedarnos ahí para siempre, el viento comenzó a soplar y seguimos nuestra ruta hacia el sur. Pero unas cuantas horas después, el viento había aumentando, se había convertido en un vendaval y navegamos hacia una tormenta que hacia parecer la experiencia anterior como una simple ráfaga.
Por dias, el viento aulló.
Por días estuvimos a merced de olas mas altas que nuestro barco, sacudiéndolos de aquí para allá.
Grandes destellos de los relámpagos tronaban en el cielo.
La torrencial lluvia hacia prácticamente imposible permanecer en la cubierta por mas de unos cuantos minutos.
Esta vez, no era el unico que tenia miedo. Incluso Tom se veia aterrorizado, y cuando el maestre dijo que nunca habia visto una tormenta como esa, el resto de la tripulación asintió con la cabeza en señal de que estaban de acuerdo.
Estabamos acurrucados en las habitaciones de la tripulación debajo de la cubierta. - me pregunto cuanto tiempo irá a durar esto- dijo el contraste, un hombre de apariencia melancólica llamado Jeremías- Apenas habia hablado , se escucho un fuerte sonido de que algo se habia roto, y el agua comenzó a entrar por un agujero que apareció en la madera del barco justo detrás de aquel hombre.
- Hombres, a las bombas!- grito alguien.
Unos cuantos segundos despues me encontraba bombeando como si mi vida dependiera eso, que, pensándolo bien, asi era.
Parecía que mientras más bombeábamos mas agua penetraba por la grieta.
- Mas rapido muchachos, mas rapido!- grito el capitán, pero cuando resulto obvio que estabamos peleado una batalla perdida, el se abrió paso hasta
su camarote y regreso cargando una gran cantidad de bengalas de auxilio.
De alguna manera, logró encender un mechero y disparo una de ellas al aire, seguida de otra, y otra más. - por favor, Dios- gimió Jeremías,- permite que alguien las vea.
Parecía que Dios había puesto su oído sordo hacia la plegaria de Jeremías y que todos íbamos rumbo a una tumba en las profundidades del océano, cuando alguien gritó: ¡miren! ¡Un barco!
Observamos cómo un barco ligero aparecía a lo lejos.
-El mar está muy fuerte como para que puedan soltar un bote y salvarnos- . Creo que Jeremías, quien recién había hablado, no quería ser salvado.
Sin embargo, lo salvaron. Los hombres en la fragata lograron soltar uno de sus botes, y llegaron hasta el costado de nuestro barco que se hundía; luego nos las ingeniamos para subir a bordo.
Después, cuando fuimos llevados a la costa, encontramos al padre de Tom esperándonos.
-Creo- dijo después de escuchar nuestra historia- , que deberías tomar esto como una advertencia y nunca más volver a hacerte a la mar. Si lo haces, no encontrarás nada sino desastres y decepciones.
-Toma,- prosiguió, mientras me entregaba unas guineas-, toma este dinero y regresa a York.

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Robinson Crusoe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora