Capítulo 1: Y con eso me refiero

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La música reventaba desde hace dos cuadras, era increíble que ningún vecino se quejase con la policía, pero al parecer ser el hijo de un muy buen abogado te da esos privilegios. A los de poner la música a reventones, me refiero.

Bah, ni siquiera sé por qué estoy haciendo esto.

Soy nuevo y torpe.

Los nuevos no van a las fiestas de los viejos...

Y con los viejos me refiero a los populares.

Es tan ridícula esa regla que me da pena ajena los que la siguen.

Pero esa no es la razón por la que estoy aquí.

Me llamo Ty Hust y soy el nuevo reportero del periódico del colegio.

Tenía que entrevistar al capitán del equipo y bueno, soy nuevo, no tengo auto y no me sé el lugar.

Sí, nuevo y torpe.

Todo el mundo dice que Fort Lauderdale Day es un pueblo pequeño, pero te puedo asegurar que el dolor que tengo en los pies dice todo lo contrario.

Gracias a Dios que creó la familia, mi primo, es un viejo reformado.

Y con eso me refiero a que ya está apunto de graduarse de la universidad.

Al parecer cuando te conviertes en un viejo nadie te olvida y siempre sabes de todo lo que ocurre en este pueblo.

Pueblo, pueblo... Pueblo.

Tengo que admitir que jamás imaginé terminar aquí, así.

Como sea, me retumbaba la cabeza. con el ritmo de la música, cuando llegué a la puerta. El sonido parecía igual de fuerte como hace dos cuadras, o tenían cornetas allá o el dolor de pies me llegó a la cabeza.

Se supone que después de cada juego alguien desesperadamente desesperado hacia una fiesta en su casa y si la fiesta era buena, se convertía en un viejo.

Pero este no era el caso, el juego que hubo esta tarde era el primer juego del año, así que estaba al frente de la gran casa de Steve Randy.

Sí, su nombre no suena muy wow-témeme pero este gran chico, es el, supongo, hombre más grande de la ciudad, ya que es el capitán del equipo de fútbol americano del pueblo.

Es tradición que el capitán haga la primera fiesta del primer juego del año.

No sé qué pasó por mi cabeza al haberle aceptado la propuesta a Catty, ella parecía muy asustada de pisar la fiesta, la casa, de este chico. Nadie parecía animado de ir, nadie parecía querer ir. Dios sabrá por qué.

Así que como soy nuevo, me dejaron la tarea a mí.

Así que como no sabía nada de esto, acepté.

Y aquí estoy, tocando el timbre de la gran casa que retumba a gritos como el mismo infierno.

Nadie abrió la puerta, un par de chicos, chicos, que no había notado cuando subí las escalerillas, se rieron de mí, uno de ellos con pinta de tirarle al otro bando me miró de la cabeza a los pies, tan detalladamente que me hizo encogerme.

Él otro había encontrado muy divertido que haya tocado el timbre, no paraba de reír, fue una incómoda situación. No sé, sólo quise compartir eso.

Empujé la puerta y dejé a chico-gay* con chico-meón* afuera.

Lo primero que vi fue una sala vacía a salvo de una chica montada cobre la caja torácica de un chico en un sofá de la esquina y en el sofá del frente habían otras dos chicas en la misma posición.

Cliche not clicheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora