Camila

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El olor a tarta de manzana inundaba mi habitación, al sentir el aroma no tuve de otra que abrir los ojos.
Y ahí estaba ella, sonriendome.
¡Ella es realmente hermosa!
Su suave cabello castaño cayendo en ondas hasta sus pechos, sostenido sólo por un listón púrpura.
¡Nuestro color favorito!

-¿Cómo aún sigues dormida?¡Pensé que madrugarias! - dice mientras se sienta en mi cama y revuelve mi cabello

-¡Mamaaaaa! -río- Es solo la graduación de Arturo ¿Porque tendría que ser tan importante? - bostezo

-Yo se que lo es -desliza las sabanas de mi cama - así que señorita, vamos arriba.

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Despierto con un sonido molesto talandome la cabeza, debo recordarme tirar el maldito despertador.

Me levanto sin ganas, me ducho, me visto, no podría estar más triste, hace cuatro años atrás ella entró en esta misma habitación y hoy sólo respiro su ausencia.

Me quedó mirando en el espejo a la mujer en la cual me he convertido desde que ella se fue y estoy segura que soy todo lo que nunca hubiera querido que sea, deje de sonreír y las ganas de querer desperta todos los días se fueron y mi familia dejó de existir.

Después de su muerte mi Padre, mi hermano y yo dejamos de convivir, ya casi no nos hablábamos, ni nos veíamos, nos encerrábamos en nuestras habitaciones ignorandonos completamente.

Mi hermano lloró, mi Padre lloró y yo fui un mar de lágrimas cuando la policía llamó a informarnos que el vuelo de mi madre había sufrido un accidente y no quedó ni un sobreviviente, mis lágrimas cayeron y cayeron sin parar, pero pasados unos meses mi hermano dejo de llorar y a sus dieciocho años decidió que lo mejor para él sería dedicarse a las fiestas, beber cervezas y traer chicas a casa con sus amigos en las noches cada vez que Papá viajaba por negocios.

Mi Padre tampoco esperó mucho tiempo para volver a su vida normal, entre el trabajo y sus constantes viajes, poco a poco se fue olvidando de mi madre y de los dos hijos que quedaron a su cargo, para el todo era el trabajo.

-¿Camila, estas lista? -mi hermano toca mi puerta quitándome de mis pensamientos, lo ignoro, habro la puerta, bajo las escaleras, ni lo miro, escucho sus pasos tras de mi - Papá nos espera en el auto ¿Podrias al menos hacer el favor de comportarte sólo por hoy? -gruñe galandome del brazo.

-No me toques Arturo, dejame en paz que tengo suficiente con tener que fingir que seguimos siendo la familia perfecta para los demás ¿Podrias tan sólo mostrar respeto? ¡Era nuestra madre! -gritó y las lágrimas se acumulan en mis ojos.

-¡Siempre con lo mismo!¿Tu piensas que no me importa? Maldición llevó cuatro años tratando de hacer lo que ella hubiera querido que hiciera ¡Vivir!.

-¿No me digas? ¿Sabes que? Esta bien si Papá y tú quieren que no abra la boca, no lo haré, por mamá, no por ustedes -me seco las lágrimas, cruzo la puerta, me monto al coche y no soy capaz de abrir la boca, sólo quiero que esto termine ya.

Al salir de la iglesia, me despido de mis abuelos, mis tíos y me meto al coche, tengo los ojos rojos de tanto llorar,
La extraño tanto
Me hace tanta falta
Era mi mejor amiga.

Solo TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora