Solo Tú

Daniel

Sus ojos parpadearon y luego aparto la mirada de mis ojos para centrarse en las luces del faro, podía escuchar su respiración acelerada y el nudo que tenía en mi estómago estaba comenzando a ponerme nervioso, mis manos estaban sudorosas y frustrado me frote el rostro con ellas.

- Sólo di algo, por favor -le rogué, mientras la miraba detenidamente, suspiro y sin apartar los ojos del faro comenzó a hablar de vuelta.

-¿Por que esperaste tanto tiempo para decirme esto?.- no dude en responder.

- Por que soy un maldito cobarde, era más fácil mentirme a mi mismo sobre lo que me pasaba contigo para no tener problemas con tu hermano, pero esto a estado volviendome loco todos estos años, el callarmelo. - sus ojos siguieron fijos en el horizonte.

- ¿Y por que crees que ahora será diferente? - sus ojos volvieron a encontrase con los mios - Todavía tendrás problemas con mi hermano y tampoco creó que quieras perderte de sus noches de fiestas y de ligarte a una que otra chica. -sus ojos se pusieron húmedos, y senti tanta rabia hacia mi mismo, lo que estaba escuchando no tenia sentido, me importa una mierda las fiestas y lo que diga Arturo si ella estuviera a mi lado.

- No, no es así, Arturo es como mi hermano pero tu eres la chica que quiero a mi lado, el no puedo decirme a quien querer o no y las fiestas y las chicas me importan una mierda, nada de eso es más importante que tú. -niegaba con la cabeza al escucharme.

- No puedes decir que no es importante cuando todas esas chicas estuvieron por encima de mi por cuatro años, ¿por que ahora debo creer que no harás lo mismo? - parecia molesta y se que tiene razón, pero Joder, por que no podia creerme. Tomé sus manos, mientras trataba de safarse pero no la deje.

- Escuchame, soy un imbécil, lo sé, pero nunca he sido tan sincero en mi vida. - coloque ambas manos sobre mi pecho - Este corazón sólo late de esta forma cuando se trata de ti, nunca a latido de esta manera por nadie que no seas tú. Nadie. - una lágrima comenzo a resbalarse en su mejilla y cuando trate de limpiarsela golpeo mi mano, salio del coche dando unos pasos lejos de mi, la imite saliendo del coche pero me detuvo.

- ¡Ni se te ocurra! - grito señalándome con el dedo, me quede quieto mientras ella secaba las muchas lágrimas que salian de sus ojos, mi corazón se oprimio en mi pecho por que sólo yo era el causante de que ella estuviera llorando, soy un imbécil, un imbécil que la quiere tanto. - ¡¡¡No tienes ni idea de lo que sentía al verte con cada una de esas chicas durante todos estos años, cuando las besabas delante de mi, cuando ibas a las estúpidas fiestas que hacia Arturo en mi casa y todas esas veces que no te importo tirarte a cualquiera de ellas sabiendo que yo estaba en la otra habitación!!!- di un paso para acercarme a ella pero volvió a retroceder, como pude ser tan estupido en no darme cuenta de  que mi manera de actuar la fue alejando de mi.

- Dices que siempre me haz querido, pero lo único que hiciste fue hacerme sentir la cosa más insignificante del mundo que no valgo nada para ... - nisiquiera deje que terminara me lanze por ella atrayéndola hacia mi, la abrace tan fuerte como pude mientras ella trataba de empujarme.

-Nunca pero nunca vuelvas a decir que eres insignificante, no lo eres nena, tú eres todo para mi. - la abrace mientras sobaba su pelo y ella se tranquilizaba, podría sentir los laditos de su corazón, el aroma de su pelo, lo suave de su piel, ella era todo lo que quería en mi vida y ahora que tenía la oportunidad de tenerla no la iva a perder.

- Lo siento, lo siento, lo siento, te quiero y nunca quise hacerte daño, nunca pensé que lo hacia, no me importa que Arturo patee mi trasero pero tú eres lo que quiero, dejame demostrarte lo que siento por ti. - se me erizó la piel cuando sentí sus dedos subir por mi cuello para luego sentir su mano en mi rostro, levantó la vista y nuestros ojos se encontraron, aparte algunos mechones de cabello que tenía pegado a la cara cuando vi que cerraba los ojos - Dame una oportunidad - le rogué mientras acercaba mi boca a la suya, no la besé sólo rozaba sus labios.