Daniel

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No pude dormir en toda la noche, por más que lo intenté me fue imposible.
No desayune
Sinceramente no tenía hambre.

Al llegar a la universidad trate de hablar con Camila pero no la encontré, ni en los pasillos, ni en la cafetería.

Los gemelos estuvieron fastidiando todo el día para que fuera a casa de ellos esta noche, tenían todo arreglado para una buena fiesta pero sinceramente no estoy con ganas de ligarme a ninguna chica.

Las secuelas del duro entrenamiento de hoy claramente fue notorio en el excesivo dolor corporal que tenía, el coach se estaba tomando muy enserio el campeonato, era viernes así que nos liberó antes de nuestra hora.

Hoy durante el entre tiempo Cony se acercó a mi exigiendo una explicación por haberla dejado sola el día de ayer en mi casa, traté de oírme arrepentido mientras le pedía disculpas pero eso no sería suficiente para calmar su enojo, estaba muy enfadada pero la verdad, no me importa.

Después de tantas insistencias los gemelos captaron lo poco interesado que estaba en asistir a su fiesta, aunque dijeron estar enfadados conmigo no tardarán en olvidarse y se les pasará.

Después de la universidad decidí hacer un corto viaje hasta el taller de Harry, recién el domingo por la noche podría pasar a retirarlo y eso cooperó para aumentar mi mal humor.

Toda la tarde me la pasé en casa dando vueltas tras vueltas sin parar, viendo televisión, tratando de preparar mi cena, fui inútil así que decidí tomar una ducha para tratar de despejar mi mente, tenía que pensar en una idea para hablar con Camila sobre lo que pasó ayer en mi casa, pero tampoco tenía el valor suficiente para ir hasta su casa y hacerle frente.

Así que tome las llaves y salí a la calle.
Di varias vueltas por la avenida parando en los bares en los cuales solía ir con los muchachos o con el equipo de fútbol.
Mi última parada fue El Palenque Nigth Club, el bar era uno de los más concurridos de la ciudad y se caracterizaba por la buena música y la excelente barra de bebidas que tenía el lugar.
Era un buen sitio para tratar de olvidar al menos por una noche mi mal genio y ver si sería capaz de al menos por una hora intentar sacarla de mi cabeza.
Aunque eso es imposible.

El bar estaba abarrotado de jóvenes, algunos muy acalorados en medio de la pista de baile.
Me acercó a la barra, levanto mis manos para saludar a Polo, el bartender del lugar, tenía una habilidad increíble para preparar unas buenas bebidas, me senté en una de la butacas, volteando para observar a la multitud divirtiéndose.

Me había encontrando con algunos conocidos, estuve conversando con algunos de ellos por un rato, también alguna que otra chica se acercaba tratando de iniciar una conversación, pero rápidamente me mostraba indiferente a ellas.

- Lo de siempre Polo - gritó mientras el asiente y va por mi bebida.

Polo se acerca con mi bebida en sus manos, me lo entrega, luego giro hacia la multitud de vuelta en mi asiento para beber mi trago, cuando me llama la atención un tipo que creía conocer en la pista de baile, se encontraba muy bien acompañado de una chica que por lo que se veía era muy atractiva, él estaba muy concentrado en acercarla lo más que podía a su cuerpo, era muy evidente la atracción que sentía hacia ella.

Luego varios minutos de estarlo observando, él sonríe y de inmediato lo reconozco, era el mismo imbécil que el otro dia estaba con Camila en el estacionamiento y con el cual había estado saliendo los últimos días.

¿Qué hacia aquí?

Y nada más y nada menos que manoseando a una chica.
Trate de no quitarle los ojos de encima pero se me hacia difícil por la cantidad de gente en el bar, aunque la chica que lo acompañaba me llamaba mucho la atención, desde la barra apenas podía distinguir su figura, ella se encontraba de espaldas a mi, pero por lo poco que podía verla, se veía muy bien, bastante sexy, el escote en forma de corazón en su palma dejando ver sólo un poco de su piel, y el vestido realmente hacía resaltar las hermosas curvas que escondía debajo de ella.

Dejé el vaso sobre la barra y cuando vuelvo a voltear, él estaba deslizando sus dedos sobre la espalda desnuda de la chica, su agarre se hace más fuerte cuando la sujeta con ambos brazos de la cintura, por un momento un grupo de chicas se cruzan en mi visión cuando muevo la cabeza para poder seguir viéndolos, ya se estaban besando apasionadamente, la acercaba más a él y el beso iba volviéndose más intenso, ella le devolvía el beso con la misma intensidad, acariciando su cuello y cabello.

Era más que obvio que se gustaban y mucho.
La rabia se apoderó de mi.
Ese hijo de puta estaba saliendo con ella y a la vez manoseando a otra chica en un bar.
Sentí una necesidad inmensa de sacarlo a patadas de aquí pero provocaría un espectáculo y realmente no estaba buscando problemas.

Aún tenía su asquerosa boca con la de la chica, cuando se voltea dándome la espalda dejándome así ver el rostro de la chica.

Me quedó congelado.
Clavado en la barra mirándolos sin parpadear.

¡Es Camila!

¡Está besando a Camila!

Ella esta increíblemente hermosa, se ha peinado el cabello castaño completamente liso, lo que la hace parecer toda una barbie.
La cólera surge por mis venas.

¿Cómo diablos se atreve a besarla de esa manera?

Me levanto de golpe y avanzó a la pista de baile, estoy furioso, tengo que hacer frente a este hijo de puta.
Me pierdo entre la multitud, pero cuando los alcanzo, sin siquiera pensar en lo que estoy haciendo, estiro de su hombro para apartarlo de su boca.
Estoy frente a ella ahora, me clavaba sus ojos sorprendidas y la miro fijamente a los ojos con el ceño fruncido.

¡Realmente estoy molesto nena!

Pongo mi brazo alrededor de su cintura y la muevo a mi lado, alejándola de él.

-¡Quitale tus malditas manos de encima! - grita el muy idiota a mis espaldas y siento la rabia surgiendo a través de mi, me giro y aterrizo un golpe perfecto en su nariz, veo como se precipita al suelo, la sangre comienza a salir de su rostro.

-¡Daniel, no! -jadea Camila en un intento por retenerme, la enfrento con los ojos llenos de ira, estoy bastante molesto con ella por el numérico que estaba montando hace unos instantes con el tipo ese.

La jalo fuerte de la mano, mientras salimos velozmente del bar.
Estoy hirviendo con silenciosa ira, una vez que estamos fuera del bar, miro rápidamente de arriba a abajo de la calle, mientras ella lucha por soltar mi agarre, la observó brevemente sobre mi hombro y entonces me dirigo a la derecha, la arrastró a un callejón lateral, luego la presiono contra la pared, sujeto su rostro con mis manos, forzándola a mirarme, está sorprendida y puedo ver que también está asustada. Jadea y abalanzo mi boca a sus labios, perdiendome en su dulce sabor, reclamando el beso que es esperado por unos cuatro largos años.

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