Problemas

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⚠ Advertencia: Este fic fue escrito hace como mil años (bueno, como por allá del 2013) y no me enorgullece para nada, hasta pena me da, la verdad (tiene clichés malos y erróneos), pero no lo borro porque bien me sirve para ver cuánto he avanzado en mi escritura. Dicho esto, leer bajo su propio riesgo, pero sin duda les recomiendo leer cualquier otro de mis fics, fin. ⚠

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¿Alguna vez te has sentido sola a pesar de estar rodeada de personas que "te quieren"? Y si, me refiero a personas que según te quieren, porque no lo demuestran. Tal vez a ti nunca te haya pasado, pero si a ella, si a Hermione Granger, y no solo una vez, sino cada segundo de su vida desde que sus "amigos" se la viven pegados a sus novias todo el día y frente a todo el mundo.

No es que a ella le moleste que los demás digan que sobra estando cerca de dichas parejitas, sino que le molesta estar en si con ellos, pues es como si estuviera sola; así que la biblioteca es el lugar perfecto para pasar el tiempo, ahí los libros la acompañan, aunque de todas formas se siente igual de sola, o al menos hasta que su acompañante diario llega a sentarse frente a ella, justo como ahora.

La castaña levanta la vista del libro que tiene entre las manos, lo mira, él igual tiene un libro y la vista clavada en él, el flequillo de su cabello cae sobre su frente cubriendo parte de sus grisáceos ojos, pero él no lo aparta. Ella sonríe de forma furtiva al recordar como fue que inició aquella relación, por llamarla de alguna forma.

Estaba en la biblioteca, sentada en la mesa mas apartada del lugar, esperando a no ser vista ni molestada por nadie, pero sus deseos se fueron al demonio cuando aquel chico pálido, rubio y de ojos grises entró al lugar, o al menos ella creyó eso. Él simplemente observó por toda la biblioteca, buscando algo o a alguien, se dirigió hacia la salida y cuando estaba a punto de irse la miró de reojo, pero no fue a molestarla, ni a insultarla, solo... se fue.
Tiempo después regresó, la castaña seguía ahí, pero esta vez él fue directo hacia ella.

— ¿Qué pasa, Granger? ¿Dónde están tus "grandiosos" amigos? Oh si, con sus empalagosas novias, y a ti te dejan olvidada hasta que necesiten de tu ayuda para sus deberes, ¿no? — dijo el rubio sentándose en la silla de enfrente.

— No — contestó la castaña levantando la mirada de su libro. — Yo estoy aquí porque me gusta estar aquí, no porque ellos me dejen olvidada — mintió, pues era cierto lo que él decía, ellos la tenían olvidada.

— Por supuesto — dijo con sarcasmo. — Eres la rata de biblioteca, lo había olvidado — se burló. — Pero ¿sabes? No te creo — se inclinó sobre la mesa — es obvio que ya no les importas.

— ¡Claro que les importo! — dijo ella elevando la voz.

— Silencio, que no sabes que esto es una biblioteca — regañó el rubio recargándose en el respaldo de la silla.

— ¿Qué quieres, Malfoy? — preguntó la castaña, era inexplicable como él la sacaba de quicio tan rápido.

— Nada, es solo que estoy aburrido y me entretiene fastidiarte — respondió poniendo sus manos en su nuca.

— Pues hace un rato no te veías aburrido, yo diría que estabas preocupado, ¿Por qué, eh? — preguntó la castaña cerrando el libro y poniéndolo sobre la mesa.

— No te importa — contestó tajante y con tono amenazador. — Pero tú me estabas diciendo que pasó con "el trío dorado" — dijo recuperando su postura.

— No te importa — imitó la chica, el rubio alzó una ceja y se cruzó de brazos.

— Vamos, Granger, sabes que quieres desahogarte con alguien y ¿con quien mejor que conmigo?

Mi acompañante diario (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora