Epílogo

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La guerra terminó, no recuerda muy bien todo lo que pasó, pues no pudo sacar de su mente lo que ocurrió con él, no pudo olvidar aquel beso, aquella sensación..., aquel latir de su corazón.

Hogwarts fue reconstruido, las clases se retomaron; ella terminó su ultimo año, Harry y Ron no regresaron, él... tampoco.

Han pasado cuatro años desde que estuvo en aquel castillo por última vez y hoy ha decidido volver. Han pasado cinco años desde la caída de Voldemort y hoy, como cada año, Harry, Ron y ella, han sido invitados para dar una plática a los alumnos sobre lo que pasó en aquellos días, lo que no se escribió en los libros. Ella nunca había aceptado ir, pero hoy decidió hacerlo, tarde o temprano tendría que volver.

Así que se encuentra ahí. Camina por los pasillos recordando todo lo que vivió ahí, en Hogwarts, en lo que ella siempre consideró su hogar.

Llega a unas escaleras, recuerda su mirada y lo que pasó después, de ahí todo se vuelve confuso..., imágenes de la guerra mezcladas con sus ojos, su cabello, sus manos, sus labios.

Recuerda haber ido a la cámara secreta; recuerda haber destruido el Horrocrux; recuerda haber besado a Ron, pues fue cuando aceptó, de nuevo, que él y ella nunca podrían estar juntos y si, tal vez fue algo egoísta el besar a Ron sólo por miedo a quedarse sola de nuevo, pues esta vez él ya no estaría para acompañarla. Recuerda haberlo visto de nuevo en la sala de Menesteres, recuerda su enfrentamiento, recuerda que Harry lo salvó de morir consumido por el fuego, recuerda que siempre se lo ha agradecido en silencio. También recuerda que Ron lo golpeó, recuerda la pelea entre Harry y Voldemort, recuerda que Harry venció, y al final lo recuerda a él junto a sus padres en el Gran Comedor. Esa fue la última vez que lo vio.

Ahora ella ha llegado al Gran Comedor, está vacío, salvo por las cuatro largas mesas de las casas y un quinta para los profesores. Cierra los ojos y un ultimo recuerdo de aquel día llega a su mente; un recuerdo que, al igual que el beso, sabe que debe olvidar..., pero que ella quiere recordar...

Lágrimas, abrazos, cansancio, familias, lamentos, alivio, sangre, sonrisas, destrucción, muertos..., tantas cosas son las que se pueden ver después de una guerra, cosas tan contradictorias entre si pero que nunca pueden faltar.

Ron la tenía entre sus brazos, pero ella estaba en otro lado, no física, pero si mentalmente.

¿Dónde está? ¿Cómo está? Se preguntaba con impaciencia. ¿Está...? Y antes de que pensara lo peor... lo vio. Estaba en un rincón del Gran Comedor junto a sus padres. Soltó un suspiro de alivio al saber que seguía con vida.

— ¿Qué pasa? preguntó Ron notando su 

— ¿Qué? Nada respondió ella mirando al pelirrojo, a su, al parecer ahora, novio.

— ¿Segura? preguntó no muy convencido.

Si, si, no pasa nada.

—Está bien —dijo Ron dándole un tierno beso en su alborotado cabello.

Ella miró de nuevo hacia el rincón y lo atrapó mirándola con sus profundos ojos grises. Nunca habían sido tan transparentes como en es momento, nunca había podido saber tan bien lo que quería decirle con solo una mirada.

Él lo sabía, sabía que ella entendía lo que quería expresarle, pero aun así decidió decirlo. También sabía que no podía simplemente pararse en el centro del salón y gritárselo, pero tampoco podía acercarse a ella y decírselo frente a su... frente a Weasley; entonces se limitó a mirarla directamente a los ojos y sin emitir sonido comenzó a mover sus labios formando las palabras...

—Porque... te... amo...

Ese recuerdo, justamente ese es el que debe olvidar y ahora lo esta recordando de nuevo. Abre los ojos, sus dedos están sobre sus labios, baja la mano lentamente y suspira. Mira hacia el rincón en que lo vio por última vez y en un susurro dice...

—Y yo a ti...

Cierra los ojos de nuevo, baja la cabeza y siente como una delgada lágrima resbala por su mejilla.

—Tardaste un poco en aceptarlo, ¿no crees? —escucha que dicen a sus espaldas, y al igual que aquel día, siente como su piel se estremece. Abre los ojos, levanta la cabeza y gira hacia su acompañante. Su corazón late con fuerza.

—Draco —murmura sin creerlo.

Él camina hacia ella. Pone una mano en su mejilla.

—¿Por qué siempre que te veo tengo que limpiar tus lágrimas? —susurra el rubio y con su pulgar seca la delgada lágrima de la chica.

—Draco —repite la castaña—. Yo... tengo que decirte que... yo también... yo... yo... te...

—¡Hermione! —escuchan a alguien gritar. Se separan de golpe, por inercia, igual que aquella vez. Después dos hombres aparecen en la puerta del Gran Comedor.

—Hermione, aquí estás —dice el pelirrojo caminando hacia ellos—. Malfoy —dice con dureza, viéndolo de arriba abajo.

—Weasley —responde el rubio con crudeza.

—Malfoy —saluda Harry con un ligero inclinamiento de cabeza, acercándose a ellos.

—Potter —dice Draco inclinándose ligeramente.

—¿Qué está... pasando? —pregunta Hermione sin entender.

— McGonagall decidió invitar a Malfoy para que él también le hable a los alumnos sobre la guerra —explica Harry.

—Lo cual no entiendo, ¿para que quieren saber lo que vivió un mortifago? Seguramente les dirá lo feliz que estuvo y cuanto disfrutó la muerte de muggles e hijos de muggles —dice Ron con molestia, Draco aprieta los puños, pero no dice nada.

—Basta, Ron —pide la castaña.

—¿Por qué? Es la verdad.

—No, Ron, no lo es, tú no sabes lo que él vivió durante la guerra —dice Hermione. Ahora recuerda por qué no soportó ser su novia por más de un año.

—¿Y tú sí? —pregunta el chico, pero antes de que ella responda alguien más llega al salón.

—¡Aquí están! Señorita Granger, señores Potter, Weasley y Malfoy, es hora —avisa la directora McGonagall desde la puerta—. Síganme, por favor.

Harry camina hacia la salida, Ron mira a Draco con odio y sigue a su amigo, el rubio mira a Hermione a los ojos y después camina hacia la puerta. Ella lo ve salir, quedando sola de nuevo.

—Yo... te amo —murmura, y camina hacia la salida para alcanzarlos; para alcanzarlo, aunque eso... de nada le servirá.

¿Alguna vez te has sentido sola a pesar de estar rodeada de personas que te quieren? Tal vez a ti nunca te haya pasado, pero si a ella, si a Hermione Granger, y no sólo una vez, sino cada segundo de su vida desde que él le confesó lo que sentía, cada segundo de su vida de este momento... en adelante...

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Bueno, pues aquí acaba este mini-fic, espero que les haya gustado y dejen sus comentarios.

X. Yiriz


Mi acompañante diario (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora