Nunca digas Adiós

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La pelea había empezado.

Jellal y Erza atacaron con su magia. Ella se puso la aadura del Angel Negro y Jellal utilizó un conjuro de luz y luego uno en la que aparecía una lluvia de asteroided que golpearon contra la nube. Los dos aprendieron hechizos nuevos. Erza atacó lanzando por arte de magia diez espadas negras que atravesaron la nube negra como tigres hambrientos atravesando un cuerpo humano.

Sin previo aviso, Sanh apareció al lado de Erza y utilizó un hechizo estelar contra la nube pero ésta lanzó un rayo negro como cotraataque. Fue difícil de ver pero Titania y el joven mago pudieron esquivarlo sin problemas.

Justo cuando Meredy estava a mitad de pronunciar un hechizo, la nube sacó de sí una especie de gas venenoso contra los magos.

Erza pudo librarse del gas, utilizando el traje de velocidad para correr alrededor de ella para que se dispersara, Jellal, al igual que Meredy, desparecieron en el gas y Sanh volvió a aparecer al lado de su madre.

- Mamá tenemos que alejarnos. - cuando dijo eso se avergonzó un poco al igual que Erza, pero ella enseguida le dio una señal para que estuviera tranquilo y supiera que no le importaba llamarla así.

- ¡Cuidado! - Erza apartó a Sanh del medio para que el rayo negro no impactase contra él.

Consiguieron esquivar los rayos durante un momento, pero los rayos aumentaron y uno de ellos dio contra Erza.

No le hizo gran cosa pero al intentar esquivar otro, le dio a Sanh esta vez.

El chico tenía una gran marca roja en el pecho, la camiseta se le había desfarrado y tenía un poco de sangre.

Con el traje de velocida aun puesto, Erza pudo aparta a Sanh del peligro una vez más.

Sin embargo, esta vez el rayo que vino a continuación le dio de cuajo a Erza en la armadura y volvió a la ropa normal. Le dolió pero era mas un hechizo que desacía la mágia.

Entonces la nube volvió a crear un gas venenoso que envolvió a los magos restantes.

Erza había perdido de vista a Sanh, mientras lo oia toser violentamente. Estaban expuestos al veneno hasta que Erza dejó de oir a Sanh y entonces encontró a Jellal, tapandole la boca con la manga larga de la camisite que le prestó. Había arrancado una de las mangas para protegerlo del gas.

- ¡No te lo apartes! - le mandó a su hijo. Éste, algo sorprendido, le obedeció.

Jellal se acercó a Erza corriendo y se volvió a arranca la segunda manga larga de la camiseta para taparle la boca a Erza. Con lo larda que era pudo atarsela, tapandole la boca y la nariz para evitar que respirase el gas.

- El efecto del gas desaparecera en unos minutos, más tarde volverá a echarlo. - les advirtió a Erza y a Sanh. Él se tapó la boca y la nariz con las manos. No había sufrido el efecto del gas. - Tengo que encontrar a Meredy. - dijo Jellal dándose la vuelta.

- No Jellal, deja que vaya yo. - le replicó ella.

- Mirad, esta ahí. - señaló Sanh.

Meredy venía corriendo hacia sus amigos, casi sin aliento.

- Chicos... - su respiración era entrecortada. - ¿Estais bien?

- Sanh tiene una herida en el pecho y a respirado algo de gas. - le infirmó Jellal.

- ¡Estoy bien! - replicó algo indignado.

De la nada apareció una especie de tentaculo en la nube y atrapó el tobillo de Jellal haciendo que éste por poco se caiga.

- ¡Jellal! - gritó Erza.

Aparecó otro tentaculo y cogio el brazo de Jellal y luego el otro. Los tentaculos empezaron a arrastrarlo al interior de la nube.

Erza estuvo llamando a Jellal y corrió hacia él con todas sus fuerzas. Le costó alcanzarlo, pero finalmente lo atrapó en un abrazo desesperado.

- Erza sueltame. - dijo Jellal asustado por ella.

- No nunca. - exclamó.

- Erza, por favor. - gritó Jellal.

- ¡No! Te salvaré Jellal. Te sacaré de aquí.

Erza estaba desesperada. Sus armas no servían contra los tentaculos y no conseguía liberar a Jellal. Tiraba de él pero no servía de nada.

- Tranquilo, Jellal. Te sacaré...

- Erza. - esta vez, la voz de Jellal sonó como si estuviera derrotado. - Dejamé aquí.

Erza estaba al borde de las lágrimas. Miró a Jellal a los ojos y supo que iba en serio. Pero ella no va a rendirse.

- No Jellal. No dejaré que pase de nuevo. No voy a perderte otra vez. No dejaré que esa pesadilla se haga realidad. - Erza sollozó. - No te vayas... por favor... ¡Te quiero!

- Yo también te quiero Erza. - Jellal también lloró. Le rompía el corazón, pero no había otra salida.

Consiguió liberar su mano derecha, destapó la nariz y el rostro de Erza que llevaba aun la manga atada en su cara... y la besó. Con todo el amor y cariño que sentía por ella... y todo el dolor que le provocaba dejarla atrás.

- Adiós... Erza.

Fue entonces cuando Jellal desapareció en el interior de la nube, con una Erza destrozada y desconsolada.

- ¡JELLAL!

Apareció una brillante luz, que inundó toda la oscuridad de la nube... y al abrir los ojos... Erza solo pudo ver...

Hola chicos. Perdonad esta parte será triste. Enseguida descubrireis que ha pasado aunque creo que es un poco obvio... pero lo importante es que tenga gancho jajajaja. Bueno pues nos vemos. Chaooooooo.

Jerza: Siempre ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora