05- El centro comercial

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Pasaron exactamente dos semanas en las cuales sus hermanos la consentían todo el tiempo, de un día a otro estaban muy entusiasmados por la llegada de "el nuevo integrante de la familia Roberts", no habían hablado mucho acerca del padre del bebé desde aquella ocasión en que cenando su hermana había tocado el tema y Emily había dejado de comer y sus ojos se habían humedecido, después de eso no volvieron a hablar más de él y Emily daba gracias de ello porque le dolía hablar de su desprecio con otras personas, no quería darle tanta importancia a ello pero era imposible no pensar en Chris, sus hermanos estaban haciendo lo que le hubiera correspondido a él como el padre.

Chris se había vuelto un tema prohibido en casa.

Emily recién había cumplido la novena semana de embarazo, según las cuentas que llevaba en una aplicación en su teléfono, bendita tecnología.

En esas semanas que no había ido a clases, Chase y Sara, Sí, esa chica, le habían llevado las notas de las clases que compartían, así que no tenía que preocuparse mucho echar a perder su semestre, sus profesores también estaban al tanto de la situación y habían aceptado amablemente que estudiara desde casa, Sam iba a visitarla todos los días, y le llevaba dulces, sin que sus hermanos se enteraran, el doctor le había prohibido comer todo tipo de comida que no aportara los nutrientes necesarios a ella y los niños.

Había notado que Sam no solo la visitaba a ella, sino también a su hermano Jamie, con el cual se daba miradas que sin necesidad de decir una sola palabra decían mucho, o quizá ella estaba pasando mucho tiempo en casa y estaba comenzando a volverse loca.

Con respecto a su trabajo, su jefe John le había dado un mes de vacaciones- descanso, ella era su mejor mesera, además de la administradora, y con su amabilidad y sus sonrisas los clientes se habían convertido en fieles a la cafetería y siempre preguntaban por ella, no podría despedirla, no había tenido que contratar a nadie más, porque su hijo menor Liam había llegado de Australia, en donde vivía con su madre.

No había vuelto a saber nada de Chris y eso le alegraba en cierto sentido, pero también le aterraba no saber de él y qué sería lo siguiente que haría para complicar más su vida.

Estaba empezando a sentir un pequeño bulto en la parte baja de su estómago, era algo diminuto, imperceptible para otras personas, pero ella lo notaba, era algo que se sentía completamente diferente en su cuerpo, pero allí estaba, allí había vida, allí estaban sus bebés.

Sólo tenía que esperar un semana y media para que todo volviera a la normalidad.

Pasado cerca de un mes del pequeño accidente de Emily y un poco recuperada, se encontraban en el centro comercial con sus hermanos, ya que necesitaba despejarse un poco de estar tanto tiempo en casa.

-Dime Nico, ¿Quieres un helado?, creo que por hoy podemos saltarnos tu dieta- Dijo su hermano Will guiñándole el ojo- Vamos Cassie, traeremos helados para todos, tú Jamie quédate aquí con ella- Dijo señalando la banca que estaba junto a ellos- Cuídala.

-¿Quieres sentarte?- Pregunto él a lo que ella asintió con una sonrisa.

Su hermano la estaba ayudando a sentarse en la banca cuando a lo lejos diviso a la persona que menos quería ver en estos momentos... Chris.

Venía con una chica de la mano, ella sonreía como si hubiera acabado de ganar la lotería, y él con su sonrisa de siempre, la sonrisa más arrogante de todas, no entendía porque no lo había visto de verdad antes, sí, Chris era muy atractivo, pero había quienes decían que el conocerlo a fondo le quitaba todo atractivo, ahora lo veía así.

Él la miro y ella no alcanzo a voltear su rostro cuando vio que en el de él se formó una sonrisa burlona mientras se acercaba a ellos.

¡Problemas! pensó Emily

The TroubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora