Primera parte

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Capítulo I
Comienza la acción en los baños de una "cuadra" (dormitorio) del colegio Leoncio Prado, internado en el que se sigue un régimen militar: Jaguar, Cava, Rulos y Boa echan entre ellos a suertes para robar el examen de Química. Le toca a Cava. Roba el examen, pero deja un cristal roto. Se ve que Jaguar domina el grupo y da las órdenes.
Alberto está de imaginaria la noche del robo. Va pensando mientras pasea. Quiere conseguir veinte soles. En su monólogo interior imagina la forma de conseguirlos: escribir cartas o novelitas para otros cadetes, robar en los roperos, ... Le sorprende el oficial Huarina, descrito como un sapo, fuera de lugar. Busca una excusa: "quiero hacerle una consulta, mi teniente... tengo un problema..." "¡Váyase a hacer consultas morales a su padre o a su madre!... Es usted un tarado... Y agradezca que no le consigno". Sigue andando y se encuentra con otro cadete de imaginaria, el Esclavo, al que todos dominan y no sabe defenderse. Llora porque no podrá salir el sábado, le han robado una prenda, el "sacón". Alberto le aconseja: "... aquí eres militar aunque no quieras. Y lo que importa en el ejército es ser bien macho ... o comes o te comen, no hay más remedio". Alberto roba un sacón para él. Se inicia una amistad. Alberto le pide prestados los veinte soles a cambio de cartas para su "enamorada". Siguen otros incidentes que describen una camaradería entre alumnos a base de faenas, bromas y cinismo.
De nuevo el grupo de los cuatro, denominado el Círculo: Jaguar, Cava, Rulos y Boa. En este episodio habla Boa; está en primera persona. En sus comentarios, de trazos breves, entrecortados, impulsivos y emocionales se refleja la degeneración del grupo y el ambiente que reina entre los cadetes de esa sección.
Capitulo II
Día del examen de Química. Diana. Formación de los cadetes en el patio. El desayuno. Sigue la descripción del ambiente de la sección a través de pequeños incidentes: trato abusivo, dominio de la fuerza, bromas hirientes. Alberto averigua a través del Esclavo que Cava robó el examen y que pasó algo. Se relata el examen. Aparece la personalidad del teniente Gamboa, su prestigio ante los cadetes: "los cadetes a sus órdenes se enorgullecen". El Esclavo es sorprendido pasando respuestas del examen a Alberto. Queda consignado sábado y domingo.
En un corte y vuelta atrás de la historia se cuenta el primer día que llegaron al colegio estos alumnos. Ahora están en 5° año, entonces era el 3° y eran nuevos, "perros", y sufrieron el "bautizo" con novatadas abusivas y brutales por parte de los de cuarto año. Se narra la novatada al Esclavo. Esa noche, consternados, deciden unirse en venganza y en defensa. Se forma el Círculo. Arróspide parece el jefe, pero en seguida surge como líder el Jaguar. Descubierto el Círculo por el teniente Gamboa quedó reducido al grupo de los cuatro, pero al principio estaba formado por toda la sección y actuaba dando "golpes". Alberto piensa en uno de sus típicos monólogos interiores que si no se hubiera reducido el Círculo no se hubiera degradado tanto el ambiente: "Sí, por lo menos no tan rápido, se me ocurre que si no se descubre el Círculo la sección no se hubiera vuelto un muladar, estaríamos vivitos y coleando, no tan rápido". Por un incidente casual Jaguar peleó con el Esclavo, que no se defiende: "Me das asco. No tienes dignidad ni nada. Eres un esclavo".
Capítulo III
En otra vuelta atrás se relata un suceso ocurrido cuando los protagonistas estaban en cuarto año. Hacen novatadas a los "perros" con la misma crueldad que recibieron. Uno pierde un dedo, arrancado en una caída. Pero la rivalidad sigue siendo con los de quinto. El suceso que se narra es una pelea contra este curso en el cine; luego, la espera tensa de aquella noche, temiendo un ataque, y la fiesta del día siguiente. En ella la competición de soga-tira acaba en batalla campal delante del público y las autoridades invitadas. En el relato de estos hechos el narrador es Boa.
En episodios aparte se cuenta la infancia de algunos protagonistas. La de Alberto, un chico de la buena sociedad que vive en la calle Diego Ferré, en el barrio elegante de Miraflores. La del Esclavo, superprotegido por su madre; la debilidad de su carácter disgusta al padre, que le trata con dureza; también de él recibe golpes... Ricardo Arana, el Esclavo, es una víctima. Se cuenta la historia de otro personaje que permanece sin identificar hasta muy avanzada la novela, niño en un barrio pobre de Lima -Lince-, que adora con candor a su pequeña vecina, Teresa, también candorosa e inocente. Es el mismo Jaguar; pero este niño y el idilio tierno y limpio que sostiene con Teresa en nada se parece al Jaguar que ya conocemos. De ahí que no se mencione su nombre, está escrito en primera persona; parecen dos personajes distintos.
Capítulo IV
Se vuelve a la línea principal de los sucesos, después del examen de Química. Seguimos ahora los pasos de Alberto un día de salida. Vive en otro barrio, no es la calle Diego Ferré que conocemos por el episodio de su infancia. La madre, abandonada por su marido, ha cambiado mucho: de mujer mundana a víctima de su marido y algo beata. Llega Alberto. En una fugaz visita se presenta el padre. Discute el matrimonio. Alberto está delante, impaciente por salir. Tiene que llevar a Teresa un recado del Esclavo. Se trata de la misma niña que ya conocemos por el relato de la infancia de Jaguar. Ricardo Arana, el Esclavo, es su vecino y está enamorado de ella. Ese día quedó en llevarla al cine, pero está consignado. Por fin sale Alberto de su casa. En el camino se encuentra con los antiguos amigos de la calle Diego Ferré. Se les retrata como niños bien de la clase social de Alberto.
Teresa, en el papel de adolescente ingenua y candorosa, tal como aparece en la historia de Jaguar, espera que Ricardo Arana la lleve al cine y en su lugar aparece Alberto con el recado. Teresa vive con su tía en dos habitaciones. De condición modesta. Se había arreglado para salir. Alberto, traicionando a su amigo, lleva al cine a Teresa, gastándose el dinero que había recibido de él en préstamo, y quedan para salir el día siguiente. Cuando regresa a casa se encuentra con las lamentaciones de su madre y con cincuenta soles que le ha dejado su padre. Con ese dinero se va a una casa de mala nota. Para eso quería los veinte soles. Con el dinero del Esclavo le quita la novia y con el dinero de su padre sigue sus mismos pasos. En todos los pequeños acontecimientos de la novela se encierran claves simbólicas como ésta.
Capítulo V
Se describe la Perlita, un tenducho del colegio, donde Paulino, un hombrecillo vil y degenerado, vende cocas y caramelos a los cadetes, y, bajo cuerda, alcohol (pisco) y tabaco. En su trastienda se reúnen secretamente los cadetes que han quedado consignados los días de salida. Allí van un domingo Alberto y el Esclavo. Llevan consignados ya un mes con todos los que estaban de imaginaria la noche del robo del examen. Se describe la relación de amistad entre los dos: la debilidad y aislamiento del Esclavo, y la condescendencia cínica y verdadera a un tiempo de Alberto hacia Ricardo: en público le defiende y a solas le provoca y humilla. No le dice que llevó al cine a Teresa. El Esclavo vive hundido, quiere salir para ver a Teresa, pero está consignado, en tanto que Cava, autor del robo, puede hacerlo porque no ha sido descubierto. Se siguen intercalando episodios de la infancia de los protagonistas: de Jaguar y Teresa, en una ocasión en que aquél fue a buscarla a la salida del colegio; de Ricardo Arana y su madre, en el que se ahonda sobre la relación materno filial que origina la debilidad del Esclavo.
Capítulo VI
El Esclavo agobiado por la humillación y la soledad, sin permisos de salida, se siente encerrado en el colegio y en sí mismo. Quiere salir. No soporta su situación. Quiere salir para ver a Teresa y llevarla al cine, pero en realidad quiere librarse de sí mismo. Se dice simbólicamente: "Sólo la libertad le interesaba ahora para manejar su soledad a su capricho...". El Esclavo delata al autor del robo, Cava, a cambio del permiso para salir. Después de la conversación delatora con el teniente Huarina tropieza con Alberto y habla con él; le oculta su delación, pero Alberto la descubrirá poco después. Alberto no asiste a clase esa tarde y se ocupa en escribir novelitas pornográficas. Luego se entera de que Cava ha sido arrestado y la consigna que pesaba sobre los imaginarias de la noche del robo ha quedado suspendida. Además el Esclavo ha salido; se dice que su madre está enferma, pero Alberto cae en la cuenta y se llena de celos. Decide "tirar contra" (escaparse). El relato de la salida se intercala con fragmentos de monólogo interior de Alberto, como el siguiente: "Corre, atraviesa una chacra pisoteando los sembríos. Sus pies se hunden en una tierra muelle; siente en los tobillos las punzadas de las hierbas. Algunos tallos se quiebran bajo sus zapatos. Y qué bruto, cualquiera pudo verme y decirme y la cristina, y las hombreras, es un cadete que se está escapando". Alberto llega a casa de Teresa y se encuentra con que el Esclavo no ha ido. Teresa declara que apenas le conoce.
Las secuencias alternadas entre la palabra del narrador y el monólogo interior de Alberto es una muestra de la técnica de Vargas Llosa. El monólogo de este pasaje refleja, en contraste con la objetividad del narrador, la intensidad obsesiva de los celos y el carácter de Alberto, siempre desdoblado.
Capítulo VII
Los episodios de este capítulo no avanzan la línea central de los hechos. Se relata la clase de francés del profesor Fontana, dominado por el ambiente agresivo, burlón y zafio de los alumnos. El episodio está narrado desde el monólogo de Boa. Irrumpe en la clase el teniente Huarina para llamar a Cava. En ese momento Jaguar intuye que se ha descubierto al autor del robo. Alberto, mientras tanto, estaba en la glorieta escribiendo novelitas.
Se continúa el relato de la infancia de Jaguar y su relación con Teresa: una relación delicada, con detalles de ternura finamente narrados. Se describe cómo Teresa se arregla con pocos vestidos, su par de zapatos deslustrados que disimula con tiza. El Jaguar le compra una caja de tizas y se la ofrece como algo que casualmente tiene y no le hace falta. Se menciona a su amigo Higueras.
En otro episodio de Boa se habla de Jaguar: "No creo que exista el diablo pero el Jaguar me hace dudar a veces". Jaguar adivina el soplo y lo toma como asunto personal: "esa me la han hecho a mí, no saben con quien se meten". Visto desde Boa, el Jaguar aparece en la prepotencia casi animal de su carácter. Se dan otros dos episodios sobre la infancia de Alberto -sus amigos de la buena sociedad y Helena, que forma parte del grupo- y otro sobre la infancia del Esclavo.
Capítulo VIII
Se compone este capítulo de un sólo episodio que hace avanzar la línea principal de los hechos para terminar la primera parte.
Se relata un ejercicio militar de campaña que realizan los cadetes bajo las órdenes del capitán Garrido -el Piraña- y de los tenientes Gamboa, Huarina, Pitaluga y Calzada. La maniobra consiste en el asalto de un cerro, en avance por líneas de diez en diez metros y despliegue en abanico. La primera línea se tiende, la segunda dispara, avanza y se tiende al suelo y luego la tercera. Los disparos pasan por encima de la vanguardia. Se describe a los oficiales: la calidad humana de Gamboa -"como siempre era el primero en levantarse" ... "yo estudio cuando estoy de servicio" ... "tú eres el oficial modelo", etc.-, el carácter ruin de Huarina, la pereza del suboficial Pezoa. A los oficiales, menos Gamboa, se les ve como arrastrados por sus obligaciones y sin interés. Esta descripción empeora más con el sucederse de los hechos. La campaña termina con un accidente en el que resulta gravemente herido el Esclavo.
El Consejo de oficiales dictaminó el caso Cava y será expulsado, arrancándole las insignias en acto público. Cava era el único del Círculo que pretendía seguir la carrera militar.

Resumen La ciudad y los perrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora