Por desgracia.

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Me enamoré de tus palabras, tan perfectas, tan melodiosas.

Me dejé llevar por tus caricias y caí en desgracia.

No se que sentimiento tiene estancia en mi pobre y condenada alma.

Lamento no decirte lo que no es seguro.

Lo único seguro es que en mi interior algo se quiebra y rompe.

Los fragmentos afilados que dejaron ese temblor al tocarte por primera vez me acuchillan el interior.

Me repito con constancia que no eres tu la causa del cosquilleo que recorre mi cuerpo.

Me reprocho el haberte alentado para continuar la batalla que se desataba.

Todo se avecinó tan rápido y sin permiso que me dejó sin pertenencia alguna.

Nunca se me dio el perdonar pero contigo se volvió monótono el acto.

Maldito sea el momento en el que decidí callarme lo que sentía.

Ahora?

Ahora sufro las consecuencias del haber tenido miedo de perderte.

Te perdí.

Lo cómico es que sólo retarde la acción de perderte.

Porque se que te perdí desde el momento en el que mis labios colapsaron con los tuyos.

Por desgracia, había previsto nuestro fin.


Paraíso negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora