He vivido con una coraza valiente que esconde cobardía; pues creí que huirle al amor me ayudaría a ser más aguerrido. Estaba tan convencido de eso, que para mi ya se había convertido en un juego esconderme de cupido, burlar las flechas de su arco divino y reírme de su fracaso continuo. Me escondí reiteradamente creyendo que cupido era un ingenuo; hasta el día en que me percate que aquel ángel estrenuo en su centésimo intento fallido cayo al fin rendido; me sentía muy emotivo ante aquel magnifico derribo. Creí que sería finamente libre, que me sentiría más vivo; pero me equivoque inocentemente, actúe como un niño. Después de haber sido olvidado por aquel arcángel del amor, me resultaba imposible compartir mi corazón; es como si hubiera cerrado la conexión entre un beso y una creciente pasión.
A pesar de que me empeñaba en hacer las pases con el "ángel del amor", nunca recibí una respuesta ante el arrepentimiento que derramaba; nunca tuve compasión de cupido y su magnificencia alada. Él nunca acepto mi perdón; es mas, me maldijo diciéndome que nunca conocería a mi amada. Fui escéptico ante esa rara declaración, pero con el tiempo esas palabras lograron su misión, ya que se convirtieron en mi verdad. Aún así no era capaz de aceptar mi realidad; no concebía el hecho de estar maldito, no me permitía aceptar aquella calamidad. Me rehusaba a convivir con la soledad, por lo tanto siempre intentaba arduamente a cualquier dama encantar; y cada vez que creía tener a alguna chica a quien amar, alguien cruelmente lo evitaba. Un hombre seguramente bendecido por el ángel que me maldijo; un pobre canijo que se aprovechaba de mi poca suerte para su regocijo.
Intente varias veces imponerme ante ese ángel réprobo, pero nunca pude ganarle la batalla a ese bobo; pues la historia siempre se repetía; nunca lograba llegar a un corazón, solo llegaba a ser un estorbo para el próximo elegido a dejarme en la nada. Siempre terminaba donde empezaba, como una simple ilusión; aún así nunca tuve la intención de rendirme.
Por tal motivo decidí ser aquel que quiere sin que lo quieran, que confía aunque le mientan, que sueña sin que se lo permitan, que recuerda a personas que lo olvidan; ya me había acostumbrado a no ser tan importante como una decisión, a pasar siempre bajo la sombra de la alternativa; pues nunca tuve la plena convicción de lo que significaba ser (la persona imperativa).
En mi vida solo había conocido la técnica de vivir el momento, y la ocupe tanto que ahora tan solo era alguien para pasar el tiempo, dado que no podía llegar a mas por el castigo que se me había otorgado; el cual era todo un impedimento para lograr unir mi corazón con el que creía indicado. Tanto obstáculo me obligo a moldear mi personalidad a la imagen de un crudo invierno; pues solo me quedaba resguardarme en la parte mas oscura y fría de mi alma; solo así podía evitar caer en la perdición; únicamente así podía dejar de ser tentado por la locura; locura que me incitaba a acabar con mi vida; ya que de esa manera creía que se desvanecería mi desilusión, que olvidaría la desolación del abandono, que espantaría a mi múltiple melancolía. Solo así estaría seguro de recuperar la vida que recordaba; y así poder vivir lo que de ella me quedaba, en la forma en la que yo deseaba.
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El Llanto Del Bolígrafo
PoetryCuando la boca calla, el corazón habla. Cuando la lágrima cae, el viento la recoge. Cuando el alma se derrama, el espíritu lo anima. Cuando el bolígrafo sus penas escribe, el papel sus lágrimas recibe.