Capítulo 31.- Verdad.

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Los personajes de Bleach son propiedad de Tite Kubo.

Advertencias: Contiene OoC. AU.

La historia es una adaptación del Dorama Bad Couple.

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Muchas gracias por sus comentarios, me alegra mucho que les guste la historia. Y no estoy segura, pero quizá necesiten pañuelos de nuevo.

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BECAUSE OF YOU

Capítulo 31.- Verdad.

Esa mañana Rukia se veía en el espejo de cuerpo completo con la blusa alzada, pues quería observar su vientre.

Ya habían pasado quince días más y ahora estaba en la semana veintiuno de su embarazo, su vientre ya había crecido pero todavía no generaba molestias.

―¿Cuándo nacerás? ―preguntó mientras se picaba suavemente el vientre con un dedo. Después se giró del lado derecho para verse de perfil.

Ya ansiaba tener a su hija entre los brazos para poder besarla, acariciarla y sobre todo saber cómo era, aunque a veces se la podía imaginar. Sin embargo disfrutaba cada momento de su embarazo y el poder presumir lo feliz que estaba por ese hecho. En su trabajo ya todos sabían de su estado y no tardaron en felicitarla.

Un pequeño detalle en su pierna izquierda le llamó la atención mientras seguía con su inspección así que soltó la blusa y se subió la falda negra un poco. Ahí sobre la parte posterior de la pierna, un poco más arriba de la rodilla tenía una delgada línea entre morada y azul.

Suspiró resignada ante la aparición de las varices. Por los libros que leía ya conocía que durante el embarazo podían salir varices y que al término del mismo podían desaparecer.

Esperaba que ese fuera su caso y que cuando naciera Megumi desaparecieran, pero de todas maneras, esa tarde, al salir del trabajo pasaría a comprar una crema anti varices. Aunque de todas formas eso no era importante.

Suspiró mientras se giraba de frente. En esos días el dolor en su abdomen se hizo presente un par de ocasiones, sobre todo por la noche, lo que agradecía porque así Ichigo no se daba cuenta.

El dolor era fuerte y por algunos minutos, pero tenía que resistir porque no podía, ni quería, tomar medicamentos.

Se acarició el vientre. Si era por su hija no importaba el dolor que tuviera que soportar, ella bien valía la pena. Su rostro perdió el brillo de alegría y la tristeza y el miedo opacaron sus ojos violetas.

Había momentos en los que su fortaleza se quebraba, y era ahí cuando el miedo a morir se hacía latente, pero sobre todo el miedo a perder a su hija.

Ella había luchado y esperado tanto por Megumi que no sabía si podría continuar con su vida sin ella, pero también la aterraba no ser capaz de ver a su hija crecer, de no poder enseñarla a caminar, de no escucharla decir sus primeras palabras.

Las lágrimas se hicieron presentes resbalando por sus mejillas, pero un movimiento dentro de su vientre hizo que se alejaran aquellos deprimentes pensamientos.

―Es cierto Megumi, tenemos que ser fuertes. ―se acarició el vientre y de nuevo sintió una patadita del bebé, luego se limpió las lágrimas y la tristeza y el miedo desaparecieron para abrirle paso a la esperanza y decisión. ―Es una dura batalla la que tenemos, pero venceremos. ―le dijo a su reflejo.

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