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Siete.

-¿Qué tanto me miras? -le dio el último sorbo a su café. 

-¿Cómo alguien puede tardarse tanto tomando un café? 

-Sencillamente porque así paso más tiempo contigo -sonrió. 

-No te pongas romántico Yeray, ¡es raro! -bramé.

-Oh, vamos, sígueme la corriente -pidió. 

-Trato de parecer indiferente pero me importan mucho tus tonterías 

-Lo sé, ¿en qué momento empezamos a pensar del mismo modo? 

Salimos del pequeño local sin antes pagar por lo que Yeray había ingerido.

-¿La señora de la caja te pasó un papel, cierto? -detalle lo que traía en su mano. 

-Sí, pero no lo leí muy bien -me lo entregó.

''Oí la pregunta que le hiciste a la chica que te acompaña. No quiero sonar más metiche de lo que ya parezco pero yo tengo la respuesta a tu pregunta, lee muy bien:

El tiempo ha modificado sus formas de ser, ríen, hablan y callan juntos, ¿cómo es posible qué no piensen de forma similar?, no quiero decir que sean almas gemelas pero el amor juvenil siempre fue precioso.''