¿A dónde voy?

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- ¡Corre! Solo. Corre...

- ¿Por qué solo puedo huir? Pregunté con angustia.

-No preguntes y obedece.

- ¿Ceder mi libertad a cambio de seguridad? o ¿Crear mis propias reglas y estrategias, a costa de mi placer y semejanza? Pensé.

-Tú no sabes lo que quieres, no sabes lo que viene, no sabes lo que necesitas. Dijo de forma burlona.

- ¿Acaso tú si lo sabes? si es así. ¿Por qué te atreves a intentar protegerme? ¿Y no dejas morir a un idiota sin remedio? Le reclamé de inmediato.

Entre sollozos contestó:
-Un idiota no merece morir a costa de otro, pero juntos podremos salir de este infierno.

Aún no se si obedecer o rendirme ante lo desconocido y dejar que la nada me consuma hasta desaparecer por completo.
La tragedia me persigue, la inseguridad es mi sombra, mi meta es un anhelo, la fe desaparece, los augurios de muerte y desesperación están cada vez más cerca.
Todo está perdido.

Perdido pero vivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora