Capítulo 3

469 34 17
                                    

- ¿Qué?- pregunto atónita- Usted esta loco.

- Cuidado como me dice.

- Perdoneme pero es la verdad. ¿Yo, secretaria? ¡No sé nada sobre empresas! Ya con decirle que odio esta ropa, le digo todo.

- Pero aprenderás rápido. Yo te voy a enseñar.

- Pero... no entiendo. Habiendo tantísimas personas que se preparan para ese trabajo, ¿viene y me contrata a mi, una mesera?.

- Aceptás, ¿si o no?- me pregunta exasperado.

Él extiende su mano pero no estoy segura de aceptarla.
Hacer un trato con Mr. Gold es hacer un pacto con el diablo.

- Si, pero tengo una condición- la ¿felicidad? que reflejaba su cara hace 5 segundos se va- Mi otro trabajo es prioridad.

- Bueno, está bien...- no puedo creer que haya aceptado.

Terminamos de subir las escaleras y me señala cual es la pieza en la que está Ruby. Me doy la vuelta para agradecerle pero ya se fue.
Qué tipo raro.
Toco y abro. La habitación está muy mal iluminada y ya me imagino porqué: Ruby.
Está tirada en la única cama que hay y tapada con las sabanas hasta la cabeza.
Abro las cortinas de par en par y la escucho quejarse.

- ¿Pero qué...? ¡Lacey!- no pude evitar reírme.

- Te ves patética- le digo, aún riendo, cuando asoma su cabeza entre las sábanas.

- No más que vos- me tira un almohadón, que fácilmente esquivo.

- ¿Se puede saber que estuviste haciendo que no podías hacer en tu casa?.

- ¿Qué? ¿Querías que la abuela me mate?.

- Para tu sorpresa, si-  ahora la estoy mirando seria- Ruby, ya no tenemos 15 años (aunque quisiéramos) y tenemos que hacernos responsables de nuestras acciones. Sabes que siempre voy a estar ahí para cubrirte y apoyarte, pero esto ya se pasó de los límites.

- ¿Pero qué te pasa esta mañana? ¿No te fue tan bien anoche con Neal?.

- Eso no te incumbe.

- ¿Que no me...? ¡Lacey, te conozco desde que somos unos fetos! Todo lo tuyo es mío y lo mío, tuyo. Somos una sola. Todo lo que te pasa me importa- me quedo callada porque sé que tiene razón- Además, ¿qué es eso de responsabilidad? ¿Desde cuando te importa? Por Dios Lacey, sos mesera en un bar. No necesitas ni responsabilidad ni madurez para eso.

- Pero vos, si- me mira confundida. Genial, es mil veces más tonta cuando está recién despierta- Dentro de poco vas a ser la nueva dueña de "Granny's". Tu abuela se ha esforzado mucho para que la familia y el negocio se ganen el respeto que se merecen después de todo lo que pasó.

- Ya dije que no lo voy a hacer. Recién cumplo los 20. No quiero convertirme en una vieja amargada como ella. Quiero llegar a los 50 y aún salir y quedarme hasta tarde viendo series con mis futuros 76 gatos.

Camino hacia ella y la destapo. Intenta quejarse pero la agarro por los hombros y la miro seria.

- Esa "vieja amargada" es la que te dejó vivir con ella cuando tu madre te abandonó. Te pagó todos los estudios y te alimentó siempre. Te aceptó aún sabiendo de tus problemas. Te quiso, quiere y querrá. Quiere darte el restaurante porque es lo más valioso que tiene y te puede dar además de su amor incondicional. Pero lo más importante, no ama a las dos, ama nuestra amistad tanto como nosotras, aunque seamos mal ejemplo las unas a las otras. También es mi abuela Ruby. Así que, antes de volver a decirle "vieja amargada", pensalo dos veces.

La suelto de manera brusca y salgo del cuarto. Cierro la puerta y me apoyo contra ella. Cierro los ojos y suspiro. Empiezo a contar. 1, 2, 3... (Dios, dame fuerzas para no llamar a la abuela y que la estrangulemos entre las dos)... 4, 5, 6... (No tendría que haberla tratado así, ella no tiene la culpa de que tu día (dígase semana, dígase vida) esté siendo un fiasco)... 7, 8, 9... (Aunque ya es demasiado obvio quien tiene la culpa de todo esto, ¿no?)... 10. Abro 

Abro los ojos: la culpa es todo y enteramente mía. No dejo de meterme en problemas en los que no me llaman. Ruby podrá ser un tremenda irresponsable, pero al menos, no le causa tantos dolores de cabeza como yo a papá. He perdido amistades por culpa de mi maldita curiosidad. Y encima que ahora voy a hacer la secretaria de Mr. Gold... 

Paro en seco. No había pensado en eso. Acepté como si nada sin considerar lo que significaba. Papá me mataría; Neal estaría al lado mío las 24 horas; no tendría tiempo para Ruby ni mis amigos. Está declarado: Soy un fracaso.

Decido esperar que Ruby termine de vestirse en el lobby. Todo está impecable pero no me sorprende. Neal siempre ha sido así de prolijo, mientras que yo vivo patas arriba. Ahora que lo pienso, no lo vi todavía pero supongo que debe estar ocupadísimo con todo lo de ayer. 

- Con que acá estaba- Mr. Gold baja las escaleras y camina hacia mí- Necesito que lleve todo esto a "Mr. Gold, Pawnbroker".

Me entrega una lista y yo lo miro confundida.

- Pero...

- Sin peros. Usted aceptó trabajar para mi, y el trabajo empieza ahora mismo- busca algo en sus bolsillos- Tome, las llaves del auto. Confío que no habrá ni un rasguño.

Agarro las llaves intentando parecer lo más formal y tranquila que puedo y salgo.

No me lo puedo creer. Ayer solo era una mesera en un bar, que recién se mudaba sola y ahora soy la secretaria de Mr. Gold y estpy por conducir su BMW que debe de costar más que mis dos ojos y los de Ruby.

Tal vez este cambio no esté tan mal.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 12, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Un trato con Mr. Gold [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora