-¡Callie baja ya!
Resople y cogí mis maletas. Baje las escaleras con dificultad y mire atrás. Sería la última vez que vería mi casa. Eché un vistazo rápido al gran salón que ocupaba toda la planta baja. A la izquierda estaba la cocina y a la derecha el primer baño. Al fondo estanterías vacías que hace pocas horas habían estado llenas de libros de derecho y grandes clásicos. No me gustaba verlas vacías. Detrás de éstas estaban las ventanas que daban al porche y al patio. Habíamos quitado las hamacas y la mesa pero el tobogán y los columpios aun estaban allí. Mi hermana había intentado llevárselos pero por una vez sus rabietas no consiguieron lo que querían.
En la planta de arriba había dos baños y las habitaciones (la mía, la de mi hermana, la de mis padres y la de invitados) Entonces me di cuenta de que teníamos una casa enorme, pero también que no volvería a verla nunca.
El claxon de un Audi A4 rojo me saco de mis ensoñaciones. Eche a correr y me metí en la parte trasera del coche. Mi madre se giró para vernos a mi hermana y a mi y nos dedico una sonrisa tranquilizadora.
-¿Listas para nuestra nueva aventura?
Quería decirle que no, que quería quedarme en Barcelona con mis amigos, en nuestra casa pero sabia lo importante que era para mis padres trabajar internacionalmente, así que asenti y cuando el coche se puso ennmarcha lo único que pude hacer fue mirar a atrás y ver cómo mi antigua vida se esfumaba ante mis ojos.