P r ó l o g o

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Hoy en día, en este planeta con demasiada contaminación y sobrepoblación podría aseguraros que un tercio de sus habitantes (pertenecientes a países desarrollados) son fangirls, y de vez en cuando "fanboys"( considerados éstos en peligro de extinción). Es increíble cómo en las últimas décadas, en las cuales se ha dado mucha más importancia a la música y al cine, se ha desarrollado esta subespecie humana. Las fangirls a los ojos de aquellos seres humanos que no entienden su forma de pensar y sus sentimientos son una plaga; niñas con demasiadas hormonas que necesitan centrarse en la vida, en el futuro, y dejar de llorar por un """Follow""" de aquellos cantantes, actores, actrices y demás personas a las que ellas idolatran. No puedo negar que hay muchas hijas de papá que tienen todo lo que quieren y que hacen quedar a las fangirls como niñas mimadas que lloran si no tienen lo que ellas desean, pero realmente las cosas no son así. He llegado a la conclusión de que ser fangirl es una dura tarea, lo más parecida a un trabajo de espía sin cobrar. Los demás no entienden lo que es estar las veinticuatro horas del día estudiando cada movimiento de su fetiche (qué psicópata sonó eso), observando cada uno de sus pasos por cada ciudad a la que viaja (me estoy pasando), disfrutar de cada uno de sus conciertos aunque sea a través de una pantalla, estar día tras día enviando mensajes a través de redes sociales para que simplemente su divinidad, la ignore. Lo mejor de ser fangirl es que haces amistades, pero también alianzas y pactos, creando una red y un complot en el que todas nos ayudamos a todas. Cuando x persona se entera de algo sobre su ídolo, lo comparte a todas las demás fangirls. Incluso llegamos a hacer cuentas de twitter exclusivamente para informar de los pasos de aquel ídolo. Es una locura, pero una locura seria que alguien debe llevar a cabo.

Pero eh, no estamos locas, tan solo somos algo incomprendidas.

La cuestión es la siguiente: Los dos tercios de la población mundial restantes no comprenden que podemos llegar a querer demasiado a nuestros ídolos. Llegamos a quererlos tanto que lloramos cuando ellos están mal. Lloramos cuando sentimos impotencia al no poder abrazarles y decirles la cantidad de cosas que debemos decirles. Lloramos por no poder hacer más por ellos que comprar un disco o ir a algún concierto si es que somos fangirls afortunadas, ya que más de la mitad no puede permitirse ir. Son caros.

Ese amor incondicional del que os estoy hablando, lo siento por Michael Clifford. Pelo rubio (por ahora, se tiñe 24/7), estatura media, ojos claros. Piercing en la ceja y encantadora sonrisa. Con sentido del humor y aparentemente simpático y sociable. Australiano, perteneciente a una banda de cuatro integrantes. Él, guitarra. Luke Hemmings, guitarra. Calum Hood, bajo. Ashton, batería. Estos cuatro chicos me habían robado el corazón hacía años, cuando había ido de vacaciones a Australia. Estaba tranquilamente en un bar con mi familia, cuando apareció esa banda a tocar en un cutre """escenario""" improvisado. Cantaron "Try Hard" y en ese mismo momento me enamoré de la canción. No dudé en acercarme a ellos cuando bajaron del """escenario""" y preguntarles si tenían más canciones, entonces me hablaron sobre su cuenta de YouTube: hemmo1996. No volví a ver a esos chicos en persona, pero seguí su cuenta de YouTube así como sus demás redes sociales, veía como cada vez tenían más y más fans hasta el punto actual: eran una de las bandas de pop/rock más reconocidas del mundo. Ahora ya daban giran internacionales, cosa increíblemente buena para ellos y para mi.

Después de más de tres años volveré a escucharlos en vivo, en Los Ángeles. Por el cumpleaños de mi hermana mayor Kya, también fan de ellos, le regalaron dos entradas para el concierto y Meet and Great de 5 Seconds of Summer en Los Ángeles. Ella ya tiene su carnet de conducir y es independiente, así que decidió llevarme con ella a verlos pero no solo eso, si no que estaríamos una semana completa en Los Ángeles (nosotras vivíamos en Santa Monica). Todo estaba planeado; visitar museos, Disneyland, Little Tokyo, y sobretodo ver una vez más a los cuatro australianos a los que tanto deseábamos.

El problema estaba en que no esperaba más de cinco minutos con ellos en el Meet and Great y como si hubiera sido tocada por un ángel y un demonio al mismo tiempo, conocí a Michael de la peor manera posible y antes de tiempo. Pero lo conocí.



Oops! // m.c.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora