RINGGGGGGGGGGG!!!!!!!!!!!
El timbre sacó a Dégel de su lectura, observó al timbre que estaba colgado en la pared del frente con un poco de enojo. Una fina mano se estiró frente a él para ofrecerle ayuda. Dégel levantó su mirada para encontrarse con un chico que tenía un par de ojos celestes junto a una cabellera del mismo color, Albafica. Dégel tomó la mano de su amigo para así pararse. Cuando se terminó de levantar casi se cae, así que Albafica tuvo que tirar un poco de él, provocando que se abrazaran, esto no pasó desapercibido para dos chicos que sonrieron con malicia ante tal escena y no dudaron en dar su opinión al respecto.
-Consíganse un hotel!!- gritó uno de los chicos, este tenía un largo cabello ondulado de color azul.
-Afeminados!!- se sumó diciendo el otro, quien tenía el mismo color de pelo que el amigo, solo que más corto.
Dégel y Albafica no les prestaron atención y se dispusieron a caminar hacia su salón. Cuando ya estuvieron allí se sentaron en sus lugares, que era uno junto al otro en la última fila junto a la ventana.
-Son unos idiotas-se quejó Dégel atrayendo la mirada de su amigo.
-y que lo digas-le contestó-pero no te dejes llevar, como tu dijiste son solo unos idiotas-
-lo sé pero...-Dégel decidió no continuar porque justo en ese momento los susodichos entraron en el aula-no importa después te digo-termino por decir.
Entro el profesor de historia y todos los alumnos tomaron asiento. Dégel noto como la mirada de Kardia aun lo observaba. Le agradeció a Dios que esa fuera la última hora. La clase se trató sobre las multicausalidades de la caída del Imperio Romano de Occidente, este era un tema bastante sencillo para Dégel, ya que a él le encantaba historia. El profesor, un hombre de largos cabellos grises que se llamaba Hakurei daba la clase y estaba un poco enojado por el hecho de que sus alumnos no prestaran atención, así que decidió hacer una de sus grandes preguntas para el que estuviera más distraido.
-¿Cuál fue una de las causas políticas de la caída del Imperio de Occidente, Kardia?-preguntó con una sonrisa cínica al chico que se encontraba por mas distraido.
-ehhh...-dijo este alejando su vista de Dégel, para enfocarse en el profesor-¿me puede repetir la pregunta?-dijo por último provocando que algunos soltaran una risita.
-por supuesto señor Kardia, ¿Cuál fue una de las causas políticas de la caída del Imperio Romano de Occidente?-repitió esta vez con un poco de enojo.
-...-Kardia se mantuvo en silencio durante varios minutos sin saber cómo responder-disculpe, pero no lo sé-dijo con un aire de vergüenza al notar como sus compañeros se reían, se escuchó una fuerte carcajada por parte de Manigoldo, el cual recibió una mirada asesina por parte del peliazul.
-a ver usted señor Manigoldo que tanto se ríe ¿cuál es la respuesta?-
-ehhh...-
-según recuerdo usted señor Kardia no tuvo muy buenas notas en el anterior examen y tiene en la cuerda floja el trimestre, puedo preguntar si va a alguna clase particular?-preguntó y el chico negó con la cabeza- estudia con alguno de sus compañeros?-el chico volvió a negar con la cabeza-bueno... señor Degel-llamó alzando un poco la voz, atrayendo la mirada del peliverde.
-¿si?-
-¿le molestaría a usted darle algunas clases particulares al joven Kardia?-
-no, claro que no- respondió con sutileza
-bueno esta decidido señor Kardia recibirá clases de tutoría por parte del joven Dégel sí?- sentenció y el otro solo logró afirmar con la cabeza cuando volvió a tocar el timbre.
-Bueno alumnos nos vemos en la clase que viene-
los alumnos saludaron y fueron guardando sus cosas para así marcharse. Dégel terminó de cerrar su mochila y aguardo a Albafica, que seguía acomodando sus cosas. Fueron los primeros en salir del salón, iban a ir a una nueva librería que había abierto hace una semana en el centro.
-no puedo creer que le tenga que dar tutorías a Kardia-bufo molesto Dégel.
-si no querías darle tutorías entonces ¿por qué aceptaste?- cuestionó albafica.
-es que no tenía elección viste como estaba el profesor Hakurei parecía que estaba por matar a alguien-dijo soltando una risita, la cual se le contagió a Albafica, no era muy común que ellos se rieran, ya que siempre se mantenían serios sin mostrar expresión alguna, pero cuando estaban juntos eran un poco más sueltos haciendo que deslumbraran como ningún otro, esto no pasó por desapercibido a un grupo de chicos que casi se babean.
El grupo de chicos se acercó a Dégel y Alba.
-hola lindos-dijo mientras los acorralaban contra una pared, Dégel sintió como los libros se le incrustaban en la espalda.
-disculpa?-dijo Dégel con desagrado.
El otro chico hizo caso omiso a las palabras del peliverde y continuó- ¿qué hacen dos bellezas como ustedes solas?, no quieren venir con nosotros-
-no, gracias-respondió de manera seca y fría Albafica.
-seguros?-preguntó con una sonrisa maliciosa un tercero.
-si, bastante- afirmó Dégel agarrando de la mano a Alba, para salir de ahí pero un par de brazos detuvieron su camino.
-creo que entonces vamos a tener que obligarlos-dijo este mientras sacaba una navaja y los miraba de arriba a abajo con lujuria y estos se miraban con preocupación y miedo-no se preocupen, nos vamos a divertir mucho-
Dégel y Albafica se volvieron a mirar ahora asustados mientras los chicos se acercaban con miradas lascivas. Uno comenzó a pasar una mano por debajo de la camisa de Dégel, mientras el otro le desabrochaba la camisa a Albafica.
-detenganse...-dijeron los dos con las voces quebradas,a lo cual los otros solo se limitaron a reír. La mano del que tocaba a Dégel comenzó a acariciarle el abdomen a este, lo cual le provocó repulsión. El otro bajo su mano al pantalón de Albafica mientras le lamia el cuello, ante esto Albafica se comenzó a mover para liberarse, pero el otro era mucho más fuerte.
Ambos estaban siendo sometidos ante aquellos abusadores, Albafica se cansó de que lo tocaran, lo odiaba, además de tener una idea de lo que iba a pasar si no los detenían. Notó que cuando su atacante le lamia el cuello, este quedaba a la altura de su boca así decidió darle una mordida en el cuello al chico, la mordida tuvo tanta fuerza que lo dejó sangrando. Esto no le agradó a el muchacho y con bastante ira empuño el cuchillo, dándole una estocada en el estomago- así vas a a aprender a comportarte- dijo sonriendo.
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Del odio al amor (saint seiya yaoi)[PAUSADA]
FanfictionDégel y Albafica son amigos, ambos son muy introvertido y ninguno de los dos aprecian mucho el contacto on otras personas, además ambos chicos son molestamos por Kardia y Manigoldo, quienes no pasan por desapercibido ninguna oportunidad para burlar...