Capítulo 3

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Se me aguaron los ojos mirándolo y pestañeé varias veces, no me lo podía creer.

- P-perdona, yo no quise - susurré tartamudeando y me sequé una lágrima rebelde que resbalaba por mis sonrojadas mejillas - perdoname Zayn, yo te amo muchisimo.

Ese momento era muy surrealista, no podía estar pasando. ¡Zayn Malik acababa de romperme la pantalla del móvil! Y ahí estaba, sin decir nada, mirándome con indiferencia y creo que un poco molesto porque lo había reconocido. Sinceramente me esperaba un "no pasa nada" o un abrazo por su parte, pero él seguía inmóvil y me planteé por un segundo si aún estaba soñando, como muchas otras veces.

- ¿Puedo abrazarte Zayn? - susurré y se me cayeron varias lágrimas más. Él negó y añadió;

- Lo siento tengo prisa, siento lo de tu móvil - dijo secamente y con aires de superioridad y se fue sin más, dejándome a mí desolada en medio de la calle.

Empecé a llorar y me iba repitiendo "Será capullo la estrellita" "¿Ya no saluda a las fans?" "Menudo desgraciado, ojalá no lo hubiera conocido". Eso que dicen de que es mejor no conocer a tus ídolos, será cierto. Se me ha caído un mito, pensaba que me abrazaría que no sé, vería que soy diferente y se daría cuenta de cuanto lo amo y, que en parte siempre me recordase. Ilusa de mí, sólo me había creado un estereotipo, me había montado un sueño y una ilusión. Estaba tan avergonzada, me sentía tan jodidamente mal. Zayn Malik tenía mi corazón y en vez de cuidarlo, lo a estampado contra el suelo delante de mis narices. Genial, simplemente genial.

Respiré hondo un par de veces y seguí mi camino hacia casa de James, no iba a permitir que una estrellita me amargara el día. "Cuando esté sola en casa hoy ya lloraré y ya me odiaré a mi misma" me dije, "ahora toca disfrutar de tu desayuno con él".

Llegué a su casa con las manos vacías, llamé varias veces al timbre y me abrió. Subí por las escaleras, ya que vivía en un primero, no había demasiada luz porque era un edificio algo antiguo y, por eso, las subí poco a poco. Vislumbré su rostro en la penumbra de la puerta y corrí hacia sus brazos.

James se sorprendió ante mi afectuoso gesto, pero rápidamente me abrazó con fuerzas contra su pecho mientras dejaba un dulce beso en mi pelo. Levanté un poco la cabeza para mirarlo y sonreí.  

- Hola James - susurré y le dí un tierno beso en la mejilla.

- Hola preciosa - me dijo él aún abrazado a mí, y me acarició la mejilla- ¿estás bien?

Asentí levemente y le abracé con fuerzas como respuesta escondiendo mi cabeza en su pecho.

- ¿Entramos? Tengo hambre - dije después de estar unos minutos abrazados en silencio. Él asintió y se separó esbozando una sonrisa en su perfecto rostro. Entramos en su apartamento y miré alrededor algo sorprendida, no me imaginé que un chico como James viviera en una casa tan blanca, tan limpia y ordenada. Hacía tanto contraste con su piel morena tan tatuada.

- ¿Te apetecen unos churros con chocolate, Diana?

- ¡Sí! Son mi desayuno favorito - sonreí y lo miré frunciendo el ceño- ¿me espías? - el rió por cincuentena vez que lo conozco, adoro su risa.

- No boba, me lo dijiste minutos después de conocernos, ¿no te acuerdas?

- ¡Claro que sí! Pero dudaba que tu te acordases...

- ¿Por qué no iba a hacerlo? Tenía previsto invitarte a tomar algo si conseguía tu número y todo detalle me viene bien para impresionarte - sonrió y noté como mis mejillas se prendían al escucharlo. "Pero que monada por favor", tuve que controlarme para no ir y robarle un beso, tenía unas ganas de hacerlo desde que lo conocí...

En vez de hacer lo que la mente y el cuerpo me pedían, le lancé un beso y lo seguí hasta la cocina. Me encargué de calentar el chocolate mientras él terminaba con los churros mirándome de reojo, lo pillé varias veces haciéndolo y me encantaba, así no me sentía tan tonta cuando James me pillaba a mí.

Terminamos de preparar el desayuno y nos sentamos en el sofá de la sala de estar, dejando la comida encima de una mesa que estaba enfrente.

- Diana, ¿te puedo hacer una pregunta?

- Claro, aunque ya lo has hecho - recalqué yo y empecé a devorar un churro que acababa de mojar en el dulce chocolate.

- Touché - sonrió y prosiguió - ¿Por qué llorabas cuándo has llegado?

Genial, se había dado cuenta. Yo bajé la mirada y seguí comiendo meditando en que le decía a este chico de ojos verdes que acababa de conocer.

- Si no quieres responder, no importa, entiendo que no quieras contármelo, no me conoces de nada, podría estar loco - sonrió tiernamente y puso una mano en mi muslo, sentí un escalofrío y noté como se me erizaba la piel.

- Tranquilo James - lo miré y algo en sus ojos me dijo que podía confiar en él - Me he encontrado con un chico, un cantante al que aprecio muchísimo y aunque suene raro, lo amo con todas mis fuerzas y...

- ¡Pero eso es increíble Diana! - mi interrumpió él sonriendo mucho lo que hizo que se me cayera una lágrima traicionera, "mierda aquí no Diana, delante de él no". - vale perdoname, acabo de meter la pata, ¿no es cierto? - dijo, ¿preocupado? ¿asustado? no lo sé pero me pareció adorable como pasó de su grave y profunda voz, a esta voz tan dulce.

- Él me ha roto el móvil y no se ha disculpado en primer momento. Cuando lo he reconocido y le he pedido un abrazo me ha dicho que "tenía prisa" y me dijo que sentía lo de mi IPhone. ¿Te puedes creer que humos llevaba la maldita estrellita? - dije con rabia e indignación y me empecé a cabrear al recordarlo. No podía notar nada más que asco hacia Zayn, a ese hombre que había amado tanto.

- ¿Enserio te dijo eso? ¡Pero qué capullo!

- ¿A qué sí? - dios, estaba feliz de hablarlo con James, me estaba entendiendo en vez de estar riendose de mí.

- Lo mínimo que debería haber hecho es abrazarte y comprarte un móvil nuevo, maldita estrellita. ¿Quién se cree que es para hacerte llorar?

- No lo sé, la verdad -suspiré y lo miré- ¿Podemos dejar el tema por favor? No quiero deprimirme más - el asintió y se puso una mano en la barbilla, se la rascó y yo reí ante este gesto tan extraño. Me miró y se le iluminaron un poco los ojos, creo que había tenido un idea.

- ¡Vamos a jugar a un juego! - "verás", me temía lo peor- ¿sabes la dama y el vagabundo? Pues vamos a hacer lo mismo con los churros, pero como una competición; quien de los dos coma más porción tiene derecho de ensuciar al otro con chocolate. ¿Trato?

Reí ante lo estúpida que me parecía la idea, pero pensé que iba a ser divertido así que le estreché la mano aceptando su juego.

- ¡Yo empiezo! - anuncié y cogí el primer churro y me metí una de las puntas en la boca. Él hizo lo propio y damos la salida con los dedos; 3, 2..., 1! Podíamos empezar. Dí un gran mordisco a la vez que James, era bueno con esto y al tener una gran boca, era un digno competidor. Seguimos comiendo hasta que nuestras caras se encontraban a escasos centímetros. Rozó su nariz con la mía y luego nuestros labios, lo que hizo que abriera levemente la boca, como acto reflejo y se comiera el último cachito.

- ¡No se vale! ¡Eso es trampa James! -chillé al ver su cara de satisfacción mientras cogía la taza de chocolate y se aproximaba a mí - En serio como hagas algo te voy a matar - le amenacé medio en broma medio en serio cuando cogió una cuchara y empezó a untar el espeso líquido sobre mi piel.


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Dejadme en los comentarios si os está gustando o si mejor Aina dedicate a la petanca. Esta vez continuaré cuando el capítulo llegue a dos votos y un comentario o a 5 votos, vuelven las clases y con ellas el estrés. Un beso y gracias por leerme!


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