El mejor día de mi vida.

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Es normal que tengamos mejores amigos, pero los míos hacen que tener mejores amigos sea especial.

Estábamos los tres en mi casa. Era martes, día de jugar monopolio, parche, jenga y cosas así. Siempre hacemos eso. Un martes en mi casa, otro martes en la casa de Neyla, otro martes en casa de Eduardo, luego otra vez en mi casa y así sucesivamente.

-Chantal, me voy a trabajar. Ten mucho cuidado con lo que hacen los tres aquí. ¡Ah! Laven los platos que ensuciaron-

-Si mama, tranquila-

-Bueno- me dio un beso en la mejilla. –Cuídate mucho, cuídense mucho. Nos vemos más tarde-

Mi madre es psicóloga en la fábrica de Brugal. Mi padre también trabaja ahí, como ingeniero mecánico. A veces, suele ser un fastidio quedarme sola con mis dos mejores amigos. Espera, ¿En donde están ahora?

-¡Eduardo! ¡Neyla! ¿Dónde están?-

-¡Buu!- salte del susto que me ocasionaron estos.

-Son unos benditos idiotas- Estos dos se echaron a reír.

-Chicos vamos a jugar jenga. Esta vez te ganare Eduardo- decía Neyla. Eduardo se hecho a reír en carcajadas.

-Tú nunca logras ganarme. En el cerebro tienes dos cucarachas jugando tenis- esta vez yo me eche a reír.

-¡Cállate! No menciones a esa cochina- chillo Neyla. Ella le tenía miedo a morir a las cucarachas, los ratones, los lagartos, las serpientes, las moscas, los mosquitos y bla bla bla. Le tenía miedo a todo.

-Chicos creo que es mejor lavar los platos antes de ir a jugar jenga- les dije a mis amigos.

-Ag, siempre estas de aburrida- dijo Neyla.

-Y tú siempre de estúpida- le dije yo. Neyla me miro con cara de pocos amigos mientras Eduardo estaba en si reírse o parar la discusión que iba a empezar.

-Por lo menos no soy tan bruja- mi boca formo una perfecta "O"

-Ni yo tan puta- Oh oh. Esta vez la que tenía una "O" en su boca era Neyla. Eduardo estallo en risas. Eduardo y yo la catalogábamos como puta porque una vez tenía un novio y otro chico le pidió que fuera su novia y pues ella se hizo novio de los dos y al final los chicos terminaron dándose cuenta. Ella dice que fue lo peor que pudo haber hecho. Entonces, nosotros para molestarla le decimos "puta" lo cual a ella no le gusta.

-Pues prefiero ser una puta que no haber besado a nadie a mis 17 años- Dijo esta cruzándose de brazos y con las mejillas rojas de furia. Eduardo estaba que no se aguantaba la risa. Creo que hasta lágrimas le salieron.

-Golpe bajo- eso fue lo único que pude decir. No podía decir nada a eso, ella tenía la total razón. Tengo 17 años y no me había besado con ningún chico. No porque no tenía chicos atrás de mi, no. Si no porque los chico de hoy en día aprenden a besar desde que tienen uso de razón, si es que la tienen, y pues yo no quiero pasar vergüenza o algo por estilo.

Me dirigí a la cocina y empecé a arreglar lo platos que se iban a lavar. Eduardo fue a ayudarme y Neyla se sentó en una silla del comedor detrás de nosotros.

-Voy al baño- dijo Neyla.

-No lo tapes- respondió Eduardo. No puede evitar reír.

-Idiota- mascullo Neyla.

Eduardo y yo seguimos lavando los platos, los cuales eran muchos. A los 2 minutos mi celular suena. Era el sonido de una notificación en instagram, quizás alguien me siguió o algo así.

Me case con mi mejor amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora