Capítulo tres {Ardiente tentación}

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Naty.

Él día transcurrió tranquilo, no me había vuelto a encontrar a Maxi en todo el tiempo. Mejor para mí, para él y para el mundo. Me contaron que van a volver Felipe y Napo, son dos hermanos que viven en el convento, son dos voluntarios, y se han llevado dos semanas de viaje. La verdad, tengo muy buena relación con ambos y esto deseosa de verles.

Caminé por los pasillos, quería ir al corazón de la iglesia para rezar un poco y librarme de las impurezas las cuales prefiero no recordar.

- ¡Naty!- La voz chillona de mi amiga italiana interrumpió mis pensamientos.- ¿Dónde has estado todo el día?

- Por la noche estuve... - Me quedé en silencio, no quería mentirle a mi amiga, así que le agarré del brazo y la metí dentro de la sala de confesiones, allí nadie podría escucharnos.- Fui a pasear a un lago, pero entonces Maxi me siguió, y como imbécil que es me tiró al lago, pero antes yo lo tiré conmigo. Total que era de noche y tuvimos que quedarnos a dormir en el lago en tan solo ropa interior.

La cara de Francesca era entre asombro y diversión.

- ¿Consiguió algo?

- ¡Obviamente no!- Negué rápidamente.

- ¿Y por qué estás sonrojada? Mentir es pecado rulos. ¿Cómo fue contra un árbol o en el césped?

Me sonrojé y le golpeé la cabeza a mi amiga.

- No hicimos nada, no soy como tu, yo respeto a Dios.- Respiré hondo, esta vez decidí mentir.- Además, ni siquiera él que está tan... pervertido hizo nada por tocarme, ni me miró excitado ni nada. No pude haber pasado nada en la vida.

Me sentía verdaderamente mal por haber mentido. Pero no me quedaba otra.

- El siempre me dice que sos una monjita incogible. Pensé para mi misma que diría si supiese la verdad.

- Pues que siga pensando eso.- Le respondí, por una parte deseosa de que fuese verdad, que no volviese a intentar nada y de que lo que pasó en la noche no volviese a repetirse jamás.

Francesca rió.

- ¿Te enteraste de que Felipe y Napo vuelven?- Me dijo sonriendo.

- Sí.

- Tienes muchas ganas de verles ¿no?

Ambas salimos del confesionario, ya no importaba que me escuchasen.

- Si.

- En especial a...

- ¡Callate!- Exclame antes de que hablara de más.

- ¿Por qué quieres que me calle? ¿Acaso tienes algo que ocultar...?- Sonrió picara y yo la empujé con toda la fuerza de mi enojo.

Salí corriendo de alli sonrojada y enojada a la vez. Cuando se ponía de esa manera odiaba verdaderamente a mi amiga.

Con el enojo ni miraba a ningún lado cuando me choqué con algo con tal fuerza que me caí hacía atrás, pero no llegué a tocar el suelo, unos brazos musculosos me agarraron antes tirándome con fuerza hacía él quedando completamente pegados. Entonces le miré a esos ojos que la noche anterior me hicieron perder algo de cordura.

- ¿A dónde vas tan rápido?- Me susurró contra mi cuello. Noté como los latidos de mi corazón aumentaban y el oxigeno llegaba con dificultad a mis pulmones. No respondí, me quedé parada mirando a sus labios, como se mordía el labio inferior.- Te ves tan excitante con los ojos oscurecidos y mordiéndote el labio

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⏰ Última actualización: Oct 05, 2015 ⏰

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Rompiendo tus reglas- Naxi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora