Babilonia, 1000 d.c
Sus ojos azules se hacían presentes mientras sus finos labios susurraban palabras en algún otro idioma, tenía olor a vainilla y su piel era suave como la tela de sus cojines, su voz era fina y a la vez algo ronca.
Harry recordaba el sueño que había tenido esa mañana, no podía evitar sentirse intrigado si en verdad esa persona existía, ¿y si esa persona era el amor de su vida?
Negó en su mente antes de terminar de vestirse y bajar los escalones, su padre lo había citado esa mañana para un hecho importante, según.
Sus rizos estaban finamente acomodados, sus anillos presentes en sus largos dedos, traía su vestimenta de lana y se encontraba nervioso por la notificación que próximamente su padre le daría, aunque sabía que no era sobre nada bueno. Nada bueno provenía de Shalem.
Momentos después se oyeron varios pasos y las puertas del salón se abrieron dando paso a Shalem con un hombre que traía puesta una bata negra y muchos collares extraños. Aunque nada era extraño en Babilonia.
"Y bien... Aquí estoy, padre. Querías verme" Harry masculló con su voz ronca pero firme.
"Seré directo, eres un hombre y esta decisión no fue fácil realmente. Hubo un nuevo pacto de sangre que ordenó el rey del inframundo, ya has oído sobre él" Shalem hizo una pausa y observó a su hijo asentir lentamente un poco desorientado "El pacto fue un sacrificio, tu sacrificio para ser exactos."
Harry se alarmó, ¿Su padre lo había puesto en sacrificio a los del lado oscuro?
Tragó en seco y sus manos empezaron a temblar.
"¿Van a matarme?" No quería llorar pero las lágrimas salían solas de sus ojos.
"Eso es lo que quieren, el alma más pura de Babilonia." Refirió su padre con algo de melancolía, realmente Harry era su favorito.
Se suponía que el alma más pura conseguía el amor verdadero, no la muerte. ¿Los libros mentían? Él no podía morir, no sin antes encontrar el amor, y sabía que en el inframundo ningún alma era creyente en el amor, era mucho peor que Babilona.
Y sucedió. Cuando el hombre de vestimenta negra tachó una cruz sobre el estómago del príncipe con una tinta y luego la repaso con una daga afilada de plata para enterrar una vara de candela en el estómago de Harry. Ya fue.
El príncipe había muerto físicamente, en realidad era como si nunca hubiera existido.
Y Liam no podía sentirse más orgulloso de sí mismo. Shalem caería en depresión y eso provocaría que él fuera el rey en menos de pocos días.
Todo había salido perfecto.
En un sitio muy oscuro estaba un alma brillante y clara, sola y a la deriva, Harry no sabía como estaba en ese lugar, tenía el traje que se había puesto la mañana de su muerte sorpresa. No sabía cuanto tiempo había pasado exactamente pero ya no sentía miedo, ni frío, ni calor, no sentía absolutamente nada.
"Harry" una voz con efecto de eco se hizo presente al igual que una chispa roja.
"Explicame que hago aquí"
"Ahora perteneces al inframundo pero estas aislado, por ser un alma demasiado pura, brillas tanto que alumbras esta habitación. El jefe ha ordenado una condena eterna para ti"
"¿Condena eterna? Explicame por qué"
"Porque eres el sacrificio del milenio, eres el príncipe de Babilonia, el favorito de Shalem. El jefe lo ha querido así."
"¿Quién es tu jefe?"
"Al que tu padre le teme"
Harry sabía de quien se trataba. Satanás.
"¿Cuál es mi condena?"
"El jefe sabe todo sobre ti, sabe que crees en esa basura llamada amor, y que no eres capaz de matar a nadie, por lo cual tu castigo será ser un alma indagando, un alma sin espíritu, sólo Servirás para poseer y deberás matar gente para tomar posesión de esos cuerpos y así no entrarás al inframundo real y te quedaras en la tierra, pero de manera inservible, serás como el viento y el amor te cegará."
"¿El amor me cegará?, ¿Encontraré el amor?" Harry sonreía.
"Eso depende de que cumplas todo lo que se te pida."
"¿Eso es todo? No hay más castigos?"
"Verás Harry, no hay más castigos porque no hay peor castigo que enamorarse."
Y la luz roja se apagó.

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Babilonia||Larry||
De TodoHarry fue un alma pura sacrificada al inframundo que tiene como castigo ser un espíritu deambulante poseedor de almas. Louis es un secretario que lleva desde recién nacido soñando con un tétrico muchacho de ojos verdes. O eso creía.