Regresar a clases y ser atacada por un Shinigami

1.3K 100 32
                                    

T/N

Al despertar no puede evitar pensar en todo lo ocurrido anoche.

La voz de ese sujeto...eh... ¿como era?... como sea, su voz me resulta conocida, también dijo algo sobre que debo recordarlo... ¿de donde debería recordarlo?... bueno da igual... seguro lo recordaré después.

Estaba apunto de ponerme de pié cuándo puse mi manó sobre la cama, miré a un lado y me encontré con, Sebastián, acostado a mi lado, mirandome con una sonrisa ¿alegre?.

Talvez ya es hora de despertar.

Me volví a acostar en mi cama, cerré los ojos, me acomode en la almohada y después volví a despertarme... pero nada cambió, Sebastián, seguía a mi lado.

Maldición, esto es malo... olvide qué también hice todo eso... debo calmarme... después de todo no están grave, sólo lo abrace y después le pedí qué durmiera conmigo.

- ¡AH! ¡PERO ESO SÍ ES MUY GRAVE! - grite mientras revolvia mi cabello con mis manos.

- señorita, ¿se encuentra bien? - pregunto Sebastián.

Fue en ese momento en el que note que el torso de Sebastián estaba desnudo, levante un poco las sabanas y vi que Sebastián estaba en bóxers. Estaba nerviosa, pero debía asegurarme de que yo sí estaba usando mi pijama. Aun nerviosa me fije en mí y sentí un gran alivió al ver qué aún conservaba mi ropa.

Al ver mí expresión, Sebastián se sentó en la cama y se acercó mas a mí.

- ¿ocurre algo? - preguntó Sebastián, con una sonrisa.

- esto... ¿me podrías decir adónde se fue tú ropa? - pregunté alzando una ceja en forma de tic.

- anoche había mucho calor y me desperté - respondió Sebastián con una sonrisa.

- eso no responde a mi pregunta - dije de manera malhumorada.

- sí, se lo digo se va a enojar conmigo - respondió, Sebastián, con una sonrisa.

Creó qué nunca terminare de entender a este sujeto.

- sé qué se va a molestar... pero aun así se lo voy a explicar - dijo, Sebastián, con una sonrisa.

- te escuchó - dije.

- soy un demonio, pero a pesar de eso no dejo de ser un hombre. Usted es mi ama, pero no deja de ser una mujer, y una muy hermosa debo admitir - dijo Sebastián, sin apartar su mirada de mí.

- sí, ¿y entonces? - pregunté confundida.

- ya veo, esté no es su fuerte - dijo Sebastián, con una sonrisa burlona.

¡maldito!, ¡se esta burlando de mí!, ¡ya veras!... pero... ¿qué tiene qué ver la explicación qué me dio con lo de su ropa?... ¿qué sera?... ¿qué sera?... ¿qué?... no puede ser.

Mire a Sebastián, totalmente sorprendida.

- ah, veo qué ya captó lo qué le dije - dijo Sebastián, con una sonrisa seductora.

Esa sonrisa confirma mis sospechas... ¡tuvo una erección!, ¡Sebastián, tuvo una erección!.

Mi cara decía lo sorprendida qué estaba al captar sus palabras.

- la noche de ayer fué la mejor qué he tenido... hasta ahora. Podía sentir su respiración, podía escuchar sus latidos, podía sentir cada parte de su cuerpo presionando se contra él mío. Fué una experiencia increíble - susurro Sebastián, cerca de mi oído.

Un Mayordomo Rebelde (sebastian michaelis y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora