2. El Refugio

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Ya teníamos agua, pero no un sitio donde dormir, así que esa misma tarde nos tocaba pasarla haciendo el refugio.

Decidimos hacer el refugio en los árboles de la selva, cerca de la montaña, donde se encontraba el agua.

Entre todos, llevamos los materiales que Iván y yo habíamos recogido el día anterior, hasta unos árboles que había cerca del lago.
Una vez allí, Noelia, Szymon y yo nos quedamos para ir construyendo el refugio, mientras que los demás, ivan a la playa a por los materiales que faltaban, y coger materiales nuevos de los restos del barco.

Como queríamos construir la casa a lo alto de los árboles, necesitábamos unas escaleras, y Szymon tuvo la idea de utilizar tablas de madera del barco, colocándolas en el borde del árbol, y para que no cayeran, atarlas al árbol con lianas y hierbas.

Nos sentamos al lado del lago y descansamos mientras esperábamos que viniera alguien con tablas de madera. Cuando llevábamos 5 minutos ahí sentados, aún no nos habíamos dicho ni una palabra. Supongo que desde que habíamos llegado no habíamos tenido tiempo de pensar en todo lo que acababa de pasar, y aún no nos lo creíamos. Noelia se dirigió a mi, y me dijo:

-Marc, pellízcame, quiero despertar de esta pesadilla, no me creo nada de lo que ha pasado.

Yo, que tampoco sabía nada de lo que había pasado, le respondí:

_Tranquilizate, todo irá bien no te preocupes.

Noelia se tranquilizó, y luego llegó Juan con 5 cañas y 3 tablas de madera, que dejó en el montón donde estaban todos los otros materiales. Luego nos saludó, le dijimos que necesitábamos más tablas para terminar las escaleras, hacer el suelo, y luego más cañas para evitar que la madera se cayese. Juan se puso rápidamente manos a la obra y se fue camino de la playa.

1 minuto más tarde, llegó Oscar, llevaba hojas de palmeras gigantes, de aproximadamente 2 metros.

_Gracias Oscar, las utilizaremos para el tejado.

Dijo Szymom con un tono alegre.

Nosotros empezamos a construir las escaleras, y cuando acabamos de colocar la primera tabla, llegó Iván corriendo como una furia, y lleno de sudor, con mantas mojadas por el agua del mar, que había conseguido recuperar, las dejó en el sol para que se secaran, y se fue corriendo.

La siguiente fue Maria, que llegó cuando íbamos ya por el 3r escalón, y detrás suyo venía Susana, las dos llevaban materiales distintos que Iván y yo habíamos recogido el día anterior. Llegaron, dejaron los materiales, nos dijeron que ese tipo de escalera era una muy ingeniosa idea, por lo que Szymon respondió muy amablemente, y luego propusieron quedarse ahí a ayudarnos, y vinieron con nosotros a construir las escaleras.

Poco tiempo después, llegó Peter, con hierbas, y algunas lianas más, que nos vinieron de perlas para las escaleras. Quando estaba a punto de dar media vuelta y volver, le dijimos que se quedara a ayudarnos, que como más manos ayudaran, mejor.

Quando ya habíamos llegado a una altura considerable, más o menos por la mitad del árbol, llegó Cristina, toda mojada, le preguntamos que porqué estaba mojada, y ella respondió que se había lanzado al mar en busca de piezas que pudieran ser útiles, i encontró un martillo, que podríamos usar para sacar los clavos de la madera, y conseguir que el suelo de nuestro refugio sea más resistente.

Como empezaba a oscurecer, le dijimos que se quedara a ayudar, y empezamos a construir la base de nuestro pequeño refugio.

En unos 10 minutos, vinieron Juan, Oscar, e Iván con muchas tablas de madera, y algunas cañas. Ellos se pusieron a ayudar, y antes de que se poniera el sol, conseguimos acabar la base del refugio.

LA ISLA DE LOS NIÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora