Prólogo

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— Atención alumnos, silencio por favor. —la voz del director se escuchó por los altavoces.

Yo no le dí importancia, en aquel momento, todo lo que me interesaba era encontrar a mi mejor amiga.

Chris no suele llegar tarde. Cuando mucho llega diez minutos después de que se abran las puertas.

Se abrieron hacía media hora. El timbre de inicio de clase estaba a punto de sonar.

A un par de metros de mi pude divisar una figura alta y algo familiar. Una cabeza castaña y ojos marrones.

El hermano de Chris, Jason.

— ¡Hey, Jason! —grité para llamar su atención.

— ¡Charly! —en su rostro había  una extraña expresión. Una mezcla entre preocupación y alivio— Te estuve buscando, hay algo que necesito decirte... —

— Jóvenes, por favor guarden silencio. —interrumpió nuevamente el director— Tengo que hacer un anuncio. Muy lamentable, por cierto. —

— Jason, ¿dónde está Chris? —pregunté ansiosa.

— Es lo que tengo que decirte, Charly, ella, Chris... —

— Jóvenes, lamento informar que uno de nuestros estudiantes ha fallecido. —habló el director.

Sentí como un golpe en el estómago, como si me tiraran encima una cubeta de agua helada.

Lo pude sentir incluso antes de que nadie lo dijera.

— Por favor, guardemos un minuto de silencio por Christine Parker. —

✴✴✴✴

— Lo siento mucho. —

Es lo que decía todo el mundo. Lo había escuchado tantas veces que ya era una frase que carecía de cualquier sentido. Lo habían dicho tantas personas que, más que verdaderas condolencias, parecía un disco rayado que continúa repitiendo lo mismo.

Ya ni siquiera me interesaba quuen lo decía y quien no. Me limitaba a asentir por cortesía y alejarme en silencio.

Hundida en mis pensamientos. Ahogándome en los recuerdos. Dándole vueltas en mi cabeza.

¿Cómo pudo hacer algo así?

Suicido.

Mi mejor amiga se suicidó.

Es lo que hacía, apartada de todas las personas que lanzaban desgarradores sollozos. Sin sabernsi estoy menos afectada qhe ellos, o tal vez peor.

El lugar era asfixiante. Me sentía tan pequeña y perdida entre toda esa gente que lloraba, como si se burlaran de mi por no ser capaz de soltar una sola lágrima. No porque no quisiera, si no porque no podía.

Simplemente no podía.

Absolutamente no es mi cosa favorita en el mundo no poder llorar por la muerte de mi mejor amiga.

Simplemente, la muerte de mi mejor amiga es una de las cosas más horribles que me han pasado. Ese sentimiento de impotencia, es como si me aplastara el pecho.

Miré a través del empañado cristal de la ventana, la gente vestida de negro y el lúgubre clima del exterior daban la impresión de estar en una película en blanco y negro.

Cosa que a Chris le encantaba.

Creo que no podré soportar mucho tiempo en este lugar.

¿Por que te fuiste?Where stories live. Discover now