Capítulo dos: Matthew Adams

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Caminaba con una sonrisa impregnada en mi rostro, no es algo común en mi andar así, pero hoy, fue un día épico saber que deje al estúpido de Adams sin palabras, saber que su ego fue el primero en ser derrumbado. ¿Quien es Matthew Adams? Es muy reconocido en el instituto por ser el chico mas mujeriego que podría existir en la faz de la tierra o al menos para mi lo es. Su facha es bien alucinógena aquí para las chicas -realmente no se que le ven de bueno-, En fin, es como en las típicas fanfics que leo sobre Dylan O'Brien o algo por el estilo, pero Matthew es distinto, cuando se propone algo, enserio lo hace. Es la persona mas odiosa y repugnante de este puto planeta, no es el típico bad boy que golpea a nerds y que sale con la cof cof regalda cof cof del instituto -aunque, omitan eso, Matthew es como la flor, hay néctar para todas-, En conclusión, Matthew Adams es la reencarnación del mismo demonio...y parece hijo de Zeus.

¡Que dices Maia!

Asco.

— ¡Oye! Disculpa ¿sabes donde queda la sala de biología? —Un chico de piel morena se me acercó, era una cabeza mas alta que yo.

— ¿Me viste cara de mapa, chico? —Él frunció el ceño. Alcé una ceja esperando su respuesta.

— Y-Yo, uhm...—Lo que me faltaba, ¿otro pendejo?—, No, pero como no conozco el instituto supuse que me podrías ayudar, pero no hay problema, lo buscaré yo solo, ten un buen día —Genial Maia, fuiste tan grosera que no pudiste ayudar al pobre chico. Empezó a caminar de lado contrario y con carpetas en manos. Maia, no seas cruel.

— Pst...oye —Él volteo a verme—, La sala de biología queda girando a tu derecha, luego vas largo y después a tu izquierda, sigues a la derecha, le das de largo, abres la puerta, te vas a la segunda puerta de esa puerta y...¡tadá! Llegaste —Lo admito, ni yo me entendí, soy una maldita genia.

— ¿Ah? —Rodé los ojos.

— Olvidalo, sígueme —Lo guíe hasta la sala de biología, ninguno de los dos emitiamos palabra. Nada. Llegamos a la sala y metí las manos a mis bolsillos. —Uhm, aquí es la sala de biología, man. Espero haberte ayudado, adiós —Me di vuelta y empecé a caminar, pero el brazo del chico me detuvo. Rodé los ojos y lo encaré.

— Ehm, olvide presentarme, soy Jason Will.

Ah, soy Maia Fariello, Fariello para ti —Moví mis pestañas, tratando de sonar dulce pero obvio que con sarcasmo. Solo mis amigos -que es solo Carter-, y mi hermano, me llaman Maia, para desconocidos, solo por mi apellido.

— Genial, Maia —Oh no, no dijiste eso.

— Eh dicho que Fariello, pijo. —Aw, que dulce soy, debería ganarme un premio por ser la chica más putamente dulce.

—Bien, Maia —Joder.

— ¿Sabes que? Me largo, esto es frustante—Rodé los ojos, y me fui por donde vine. Me va a dar cáncer con este chico.

* *   * *   * *   * *   * *   *  *   * *

Tiré mis cosas a mi cama, hoy ah sido un día terriblemente fatal. Quiero dormir, quiero comer, y repetir de nuevo el proceso. Me metí a la ducha y disfruté el gran momento de paz interna, el agua es infernalmente rica.

Bajé a la sala y me fuí directamente el frigorífico por mi bote de helado. No me cuido por las calorías, ¡la caloría es vida! Todo que sea comida, ¡es vida! Encendí la tv y puse Netflix, oh zhi, ¡esto es vida putos! Daba grandes cucharadas de mi helado hasta que la puerta se abrió, mostrando al feto de mi hermano.

¡Eres mi problema!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora