Melodies

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1.
Era la melodía del piano de la casa de al lado lo que me mantenía despierta todas las noches. Siempre a las 9 empezaba a sonar alguna canción. Casi siempre era Kiss The Rain de Yiruma. Nunca me molestaba, siempre he elegido convivir con música clásica a tener el estereotipo de vecino con música de rap, como lo es en mi vecindario.
Según mi madre, los Hood eran considerados como la mejor familia de todo Sydney. Siempre eran tan bondadosos, y no lo dudaba después de ver lo que ellos hacían. Ellos eran una familia que legalmente acogía a adolescentes que vivían con el propósito de ser emprendedores y buenos ciudadanos.
Tenían 6 acogidos. Una niña de seis años, dos gemelos de ocho y los otros tres eran más adolescentes, casi de mi edad. Y dentro de esos dos adolescentes estaban sus hijos biológicos.
Salí de mi habitación como todos los días a esta hora. Caminé hacia la cocina, en donde estaba el lava trastes, para poder asear lo que había encima. Abrí la ventana, como lo hacía todos los días, y dejé que la melodía llegara a mis oídos. Traté de cerrar los ojos cada dos segundos, para sentirla.
Wow, era preciosa.
Terminé de limpiar los platos y tomé la bolsa de basura para sacarla de la casa. Pronto llegaría el camión de la basura, así que tendría que hacerlo hoy.
Salí y la brisa invernal me llegó hasta los huesos. Debí de haberme puesto un suéter antes de salir.
Dejé la basura en su debido lugar y, sentado frente a su casa, vi a Calum Hood con un cigarrillo entre sus labios. Estaba mirando hacia la nada mientras que le daba una calada a su cigarro. Estaba solo, como siempre que lo veía. Llevaba el cabello un poco despeinado, haciendo que cayera sobre sus ojos. Tenía puesto un suéter gris pegado al cuerpo arremangado hasta los codos y un pantalón negro como mi cabello.
-Fumar mata, ¿sabes? -le dije un poco alto para que me escuchara.
-De algo me tengo que morir -me dijo con una sonrisa.
Le devolví la sonrisa y negué con la cabeza.
Caminé de nuevo hacia la casa aún embriagada por el hermoso tocar de la persona que estaba dentro de la casa Hood, era hermoso.
Apagué las luces y me dirigí hacia mi habitación, la cual se ubicaba en el primer piso de mi casa, compartida por mis dos padres y mi hermana mayor.
Me acosté en mi cama y cerré los ojos, aún con una sonrisa en mis labios. Era perfecta la melodía, siempre me arrullaba para dormir.

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