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{author's note} "Las estrellas no pueden brillar sin oscuridad". Sepan que las quiero a todas y cada una de ustedes, y que si necesitan ayuda con cualquier cosa, o simplemente hablar, siempre estaré disponible. Las amo un montón.

-Scott-insistí por enésima vez-yo conduciré, estás ebrio.

-No estoy ebrio, cariño-besó mi frente, suavemente-te lo prometo. Aparte, tu casa queda a tres minutos de aquí, y puedo dormir ahí, para no ir hasta mi casa en este estado.

Bufé sonoramente, después de acceder. Salimos de la fiesta en la que nos encontrábamos y subimos al auto color hueso de mi novio. Una vez adentro, arrancó el auto y tomó mi mano entrelazando nuestros dedos.

-Tranquila, nena-sonrió.

-No puedo estar tranquila, Scott-gruñí.

-Te amo-dijo tranquilamente-¿está bien?

-Te amo, Scott-y fueron mis últimas palabras antes de que una camioneta golpeará el lado del carro en el que iba Scott, y nos aventara hacia la terracería, provocando que el coche se volcara.

Lo recuerdo perfectamente, a pesar de que hayan pasado dos meses. Recuerdo escuchar el nombre de Scott Mason y Dylan McKenzie en todos los noticieros locales y regionales; el primero fallecido y la segunda durante un coma por casi una semana.

Desde el accidente no he sido la misma. No sonrío, no como, no duermo. Soy toda una tragedia en carne y hueso. Scott tenía apenas 20 años, y definitivamente tenía toda la vida por delante. Mis papás piensan que no los he escuchado hablar, pero cada día mencionan un nuevo comentario que escucharon sobre mí en la calle. Ninguno es bueno. Todos son parecidos, en realidad. "Tiene 18 años, debe conocer más gente." "Era un amor de adolescentes, lo superará." "Ya volverá a amar." El caso es que no estoy segura de querer hacerlo. Scott fue ese amor que no se busca, pero por alguna clase de milagro, de encuentra. Tal vez soy muy jóven para decir que fue el amor de mi vida, pero sí que lo he amado con toda la intensidad con la que se le puede amar a alguien.
Mis papás han decidido enviarme a Canadá. Han decidido que estoy en alguna clase de depresión, y lo que necesito es irme lejos, asi que llamaron a mi hermana, Anne, quien tiene 27 años y una bonita familia canadiense, y me recibirá en su casa durante el tiempo que sea necesario. No podría quejarme. Anne es la hermana mayor que ve por ti como si fuera tu mamá y pasa el rato contigo como si fuera tu mejor amiga. Es la chica perfecta; cabello marrón, ondulado, ojos color azúl, inteligente, culta, hermosa tanto por dentro como por fuera. Tiene un esposo guapísimo, a quien conoció durante el año que estuvo de intercambio escolar en Berlín. Él es rubio, y sus ojos son de un hermoso color hazel. Es educado hasta para caminar, y habla con una magnífica pasión sobre la historia mundial y la música. Tienen una pequeña niña de cuatro años, llamada Sophia, y es una ternura completa. Son una familia preciosa... Son la familia que esperaba tener junto a Scott.

Miré el reloj que yacía sobre la mesita de noche al lado de mi cama. 2:08 a.m. Prendí el televisor y puse el canal de caricaturas. Para mi suerte, Lilo y Stitch estaba comenzando. Mi película animada favorita de todo el tiempo. Me acomodé en la cama y poco a poco fui quedándome dormida, con el sonido de Elvis Presley y el ukelele en el fondo.

-Cariño-escuché la suave voz de mamá llamarme, mientras sacudía ligeramente mi brazo-es hora de que te arregles, para el vuelo.

Bostecé y restiré mis músculos, antes de ir al baño y ducharme. Al salir, guardé mi pijama en la maleta que había preparado ayer, y tomé la ropa que había apartado para el viaje: unos jeans claros, una blusa blanca, una sudadera Under Armour negra y un par de tenis nike color coral.

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-Suerte, cariño-mi mamá besó mi mejilla y me abrazó, antes de que papá hiciese lo mismo.

-Iremos en Navidad-dijo papá, mientras me separaba de él.

-Nos vemos-volví a besar una mejilla de cada uno y les sonreí ligeramente-Los amo.

Caminé hacia la señorita encargada de recibir los boletos y le entregué el mío.

-Que tenga buen viaje, señorita McKenzie-mencionó amablemente.

-Muchas gracias-le regalé una media sonrisa y caminé hasta donde estaría el avión.

Una vez que estuve sentada, me coloqué los auriculares y toqué el triángulo en mi celular que encendería la música de manera aleatoria.

Después de un par de horas, volví a sentir las turbulencias que anunciaban que el avión estaba aterrizando.

~

-¡Dylan!-mi hermana corrió a abrazarme y besar mis mejillas cuando estaba a tan solo unos metros de distancia-¡Creciste demasiado en este año! ¡Estás tan preciosa!

-Bienvenida a Canadá, Dyl-saludó Thomas, mi cuñado, mientras me abrazaba efusivamente con un brazo, ya que con el otro sostenía a la pequeña Sophia.

-¡Tía Dylan!-gritó Sophie emocionada, mientras extrndía los brazos para abrazarme.

-Hola, princesa-sonreí al ver cuán grande era ahora. La tomé en mis brazos y caminamos los cuatro hacia la salida del aeropuerto.

-Espera a ver tu habitación-mencionó Anne, emocionada, cuando ya estuvimos dentro del auto-la he decorado y pintado yo misma.

-Seguro que te quedó preciosa, Anne-dije sonriendo-muchas gracias.

-Ya lo creo-dijo Thomas, mientras se reía-. Estuvo buscando color por color en cada tienda departamental de la ciudad. Es toda una perfeccionista.

Sonreí ante tal confesión.

-Muchas gracias, Anne. En serio.

-No hay de qué, Dyl-respondió con su muy común tono maternal-. Eres mi hermanita pequeña y por ti haría lo que fuera.

Llegamos a la casa de mi hermana y lo primero que hice fue desempacar mi ropa. Lo demás lo desempacaría después. Heché un vistazo a mi habitación y ciertamente, estaba decorada con mucha delicadez y cuidado. Las paredes estaban pintadas de un color celeste con algunos cuadros con fotografías mías. Los muebles eran color hueso, y sobre mi cama había una repisa pequeña decorada con flores artificiales. Había una pantalla de plasma colgando de la pared justo enfrente de mi cama, y un pequeño librero junto a la ventana. En la cama había una caja envuelta con papel de regalo color rosa, y con una nota cuadrada amarilla.

«Dylan, necesitarás esto para comunicarte y hacer los trabajos de tu escuela... También puedes divertirte y darles otro uso. Tómalo como tu regalo de bienvenida. Te quieren, Anne y Thomas."

Abrí la caja y dentro había un iPhone 6s color rosa y una MacBook Air dorada completamente nuevos. Tomé la caja y la puse en el librero.

Definitivamente no podía aceptar eso. Mi antiguo iPhone funciona perfectamente, y me era perfecto si tan solo me prestaban una computadora de ellos.

Miré por la ventana y en el jardín de la casa de enfrente había una niña de aproximadamente trece años, jugando con un chico que aparentaba mi edad, se les veía felices. Extraño sentirme feliz.

Me recosté sobre la cama y cerré los ojos, cayendo en un ligero sueño.

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{author's note}

Hola, mundo cibernético. Mi nombre es Itzel, tengo 18 años. Espero que les guste mi historia bc yo lloro mares junto con la pequeña Dylan. Pueden seguirme en twitter👉🏻 @frantashorcrux y hacerme sus preguntas referente a lo que quieran.

Lost stars ~ Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora