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Desperté con el aroma de una buena lassagna. Me puse los zapatos y bajé a la cocina.
-Por fin despiertas-sonríe mi hermana.
-Dormí toda la mañana, ¿cierto?
-Y parte de la tarde-añadió-pero aún puedes disfrutar de tu primer día en Toronto.
Sonreí ligeramente y le ayudé a preparar el comedor. Minutos después sonó la puerta de principal, anunciando la llegada de Thomas con una bolsa de alguna tienda departamental en una mano y un ramo de flores en la otra mano. Le tendió las flores a Anne antes de besar su mejilla, y después volteó a verme a mí.
-Te traje algo, Dylan-se acercó, entregándome la bolsa-no sabía cuáles te gustaban.
Sonreí y le abracé.
-Son demasiado buenos conmigo-murmuré antes de derramar algunas lágrimas-. Son muy buenos.
Thomas me abrazó efusivamente y besó mi frente, antes de que Anne se acercara y acariciara mi espalda.
-No merezco todo esto-sollocé-. Scott murió por mi culpa, y debería ser castigada por el mundo entero.
-No vuelvas a decir eso, ¿está bien?-Anne besó mi frente-Eres maravillosa y mereces todo lo bueno que el mundo te quiera dar.
Sollocé y lloré por algunos minutos más. Decidí que debía ducharme antes de comer, para que Sophie no me viera triste. Me vestí con un pantalón guindo, una blusa rosa palo holgada y unos botines negros. Tomé un abrigo negro y bajé a comer. Después tomé mi abrigo y vestí a Sophie para salir a pasear.
-Toma las llaves del auto-se acercó Thomas, ofreciéndome un llavero-. Hace bastante frío afuera.
-Gracias, Tom-las tomé y salí con la pequeña hacia la banqueta. La acomodé en su asiento y subí al asiento del conductor.
Encendí el auto y subí el volumen del estéreo antes de acelerar.
-¡Es Shawn!-gritó Sophie-¡Baja el vidrio, tía Dylan!
-¿Quién es Shawn?-pregunté confundida.
-El muchacho que va caminando. Es nuestro vecino. Quizá necesite un aventón.
Frené el auto justo a su lado y bajé la ventana.
-¿Shawn?-pregunté tímidamente.
-¿Sí?-volteó confundido.
-¡Hola, Shawn!-gritó emocionada la pequeña desde atrás.
-¡Sophie! ¡Hola!-saludó con una sonrisa.
-Soy la hermana de tu vecina, Anne-comencé-. Sophia y yo nos preguntábamos si necesitas un aventón.
-En realidad, no iba a ningún lugar exacto.
-Oh, está bien-sonreí.
-Pero me pregunto si estas señoritas necesitan la compañía de un musculoso hombre para protegerlas-dijo, provocándome una pequeña risa. La primera risa sincera en mucho tiempo.
-Claro que sí. Súbete.
Shawn se subió al asiento del copiloto y después de eso, volví a arrancar el auto.
-Soy Shawn, mucho gusto. Shawn Mendes.
Volteé a verlo y le sonreí.
-Soy Dylan McKenzie.
-¿De dónde vienes?-preguntó de repente-No tienes acento de algún lugar cerca.
-Texas-confesé-. Una ciudad llamada Arlington, comunmente confundida con Dallas.
-Así que eres americana-sonrió-. Y no cualquier americana... Eres sureña.
-En efecto-asentí con la cabeza.
-¿Y qué haces en Canadá?-preguntó curioso.
Subí el volúmen del estéreo en un intento de cambiar el tema.
-¡Shawn, está canción me encanta!-dije efusivamente, mientras empezaba a cantar Worth It junto a Fifth Harmony. Shawn soltó algunas carcajadas y comenzó a cantar conmigo.
En realidad, odio la canción. Pero una mentirita piadosa no hace daño a nadie, ¿cierto?
Llegamos al centro comercial y comenzamos a vagar viendo las tiendas de artículos diferentes. Shawn tomó de la mano a Sophie y la llevó a la tienda de mascotas. Caminé tras ellos y me detuve al ver al cachorro pomeranio café.
—¡Mira, tía Dylan!—Sophie me llamó desde el otro extremo de la tienda. Caminé rapidamente hacia donde se encontraban ella y Shawn, observando un par de erizos africanos—¿crees que mamá nos deje tener uno?
—No lo sé, Dylan—dudé.
—¿Puedes preguntar, por favor?—pidió con un puchero.
Llamé a Anne y después de cinco minutos mencionando todas las razones por las que no podíamos tener un erizo, colgué.
—No nos dejó tenerlo, So—dije provocando tristeza en el rostro de mi sobrina.
—Lo compraré—soltó Shawn, de repente—. Podrás visitarlo siempre que quieras, inclusive dejaré que elijas el nombre.
Sophia sonrió enormemente y abrazó a Shawn.
—Te quiero tanto, Shawnie—dijo mientras el la tomaba en sus brazos y besaba su mejilla.
Buscamos a un empleado, para avisarle que queríamos comprarlo y después de un diez minutos, salimos de la tienda con el erizo, una jaula, comida y algunos accesorios.
—No era necesario todo esto, Shawn—comencé—. Lo pagaré, te lo prometo.
—No hay problema, Dylan—sonrió—. Sophie es como mi hermanita y haría lo que fuera por verla feliz. Y el dinero no es problema, tampoco. En serio.
—Muchas gracias—lo miré detenidamente, mientras se acercaba a Sophie para acomodarla en su asiento. Por alguna razón me recordó a Scott cuando salíamos a pasear a su hermana pequeña, Bonnie.
—¿Podrías conducir?—pregunté con los ojos un poco llorosos—. No me siento bien.
Shawn me miró con tristeza y se acercó para darme un abrazo.
—No sé qué es lo que sucede—tomó mi cara entre sus manos y besó mi frente—. Pero ya pasará. Saldrás adelante. Yo me encargaré de que así sea, ¿está bien?

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He decidido que actualizaré cada lunes, y algún que otro capítulo dentro de la semana... Por ahora, disfruten de este xx
Las quiero un montón!
mamá itzel

Lost stars ~ Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora