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-2012-
Mi nombre es Ailan Cantrell Salvaggi, tengo 18 años y hace pocos meses que me mudé de Washington a Nueva York.
Soy huerfano y hace tres meses salí del orfanato, en el cual fui abandonado. Tengo esperanzas de poder vengarme de una mujer, la cual convirtio mi vida en una mierda.

Me encontraba en el aeropuero esperando a quien posiblemente, podría llamarse mi único amigo, Alegandro Molina Toró.
Fue abandonado en el internado al igual que yo, pero el era un año mayor, por ello el había salido antés de aquel infierno.
Por lo que supe de el, había estado viviendo hasta ahora en San Francisco.
El venía solo por una única razón, ayudarme a vengarme de mi madre, la mujer que me arruinó.
Digamos que Alegandro tenía una cuenta que saldar conmigo.
Sus padres eran asesinos, fueron atrapados y condenados a muerte, al no tener familia alguna, lo trajeron al internado. En en sufrió agresiones y acosos por parte de sus y mis compañeros. Al principio fueron solo insultos, en otras palabras acoso psicologico pero más adelante fue físico.
Un día varios compañeros se agruparon para darle una "lección", yo me encontraba sentado en uno de los tejados que se encontraba cerca de ellos contemolando el cielo, mientras pensaba en mi madre...

Pensaba en mi madre, en las mil formas de hacerla sufrir en cuanto escuche chillidos.
Venían de abajo. Normalmente no me metía en los problemas de los demás, pero al escuchar insultos, no pude resistirme a cotillear.
Con cuidado de no pisar tejas en mal estado, para no caerme, fui acercandome hacia el bullicio. Cuando estuve lo suficientemente cerca pude divisar a cinco niños de pie y otro en el suelo abrazadose a si mismo.
Alcé una ceja en un gesto de desconcierto pues no entendía como alguien podía arrodillarse asi ante otros... debil.
Seguí escuchando a urtadillas durante unos 10 o 15 minutos y poco a poco me iba enterando de la historia del muchacho arrodillado.
Al parecer sus padres habían sido asesinos antes de ser atrapados y sentenciados a muerte. Los niños no dejaban de gritarle lo mierda que era y lo poco que servía.
Seguí escuchando con un gesto frio e impasible, pues no me afectada en lo más mínimo la situación en la que el niño se encontraba. O así fue, hasta que vi como uno de los que anterior- mente insultaba al muchacho, levantaba su mano echa un puño, dispuesto a pegarle con una sonrisa en su rostro.
Para mi en ese momento el tiempo paró y los recuerdos de mi padre pegandome y abusando físicamente de mi empañaron mi mente.
El tiempo volvió a su curso, en momento en el que vi como el puño del niño se estrellaba contra la cara del debil niño, haciendome recordar una situción anteriormente vivida.
Mi ceño se fruncio y mi mente se quedó en blanco y soló cuando escuché los gritos de aquel niño siendo golpeado de nuevo mi mente reaccionó y mi subconsciente sususrró... "matalos".
No fueron más de cinco segundos los aue tradé en pisar el suelo, sabía que todos los presentes me miraban, pues había procurado hacer ruido para ello.
Levanté la cabeza mirandolos, al principio analizando sus rostros, todos motraban diferentes emociones, pero la más destacada era el desconcierto. Tras analizarlos volví a recordar a mi padre y esta vez también a mi madre.
Mis ojos se clavaban en ellos como cuchillas y sus rostros cambiaron derrepente, yo sabía lo que mis ojos reflejaban... ira, odio, asco, rabia, desprecio.... Sus semblantes ahora reflejaban terror y esta vez mi subconsciente gritó, "¡MATALOS!"
Esa fue mi señal y comenzó la pelea.

Varios de los niños quedaron gravemente dañados y otros con rasguños algo profundos, me gustaría haberles hecho mucho más, pero el profesor que me detuvo, se encargó de que no lo hiciera.
Desde aquel momento Alegandro comenzó a seguirme buscando protección ya que después de lo sucedido todos me temían. Alegandro también pensaba que a mi todabia me queda una mínima parte de lo que algún día fue llamado mi corazón, pues el creía que lo había salvado, aunque en realidad todo fue por mero capricho mio.
Con los años lo acepté como mi compañero por asi decirlo y le enseñé a defenderse y al cabo de un tiempo también lo llegué a apreciar y a aceptar como mi amigo.
Cuando por fin cumplió los 18 salió del internado, pero no sin antes prometerme que me ayudaría con la venganza contra mi madre.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que ni si quiera me había dado cuanta de que alguien se había posicionado detras de mi.
No hasta que aquella persona tocó mi hombro suave y cariñosamente.
Di la vuelta y me encontre con mi amigo. Después de un año no había cambiado nada, sus ojos y su pelo seguian tan marrones como siempre, lo único diferente era que había crecido un poco y su cabello también estaba más largo. Tardé un poco en percatarme del pendiente que llevaba en su oreja derecha. La comidura derecha de mis labios se elevó al darme cuenta de que a pesar de que había crecido, seguía siendo más bajito que yo.
Y sí, yo era bastante arrogante, no ignoraba que mi aspecto y estatura eran envidiables.
Las comisuras de sus labios tambien se elevaron, correspondiendo seguramente sin saber que mi sonrisa no era de alegría. Estaba algo contento, pues mi "amigo" por fin había llegado, pero era demasiado orgulloso como para mostrarlo.
Él rompió el silencio primero.
-¡Oh mi gran amigo Ailan!-comentó con energia y se hacercó para saludarnos con un choque de manos.
-Alegandro...-dije simplemente.

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Buenas, espero que el primer capitulo os haya gustado, aunque ya se que todavia no se ha puesto interesante... paciencia porfavor paciencia.
Espero que sigais leyendo y si hay alguna falta lo siento mucho, lo escribo sobre la marcha y no repaso, pues tengo planeado hacerlo más adelante.
Acepto cualquier tipo de comentarios, aunque espero que sean bueno :)
Gracias por leer.
Un besazo ♡

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