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Amelia:
Desperté con el cuerpo ligeramente adolorido.
Madre mia, pero que había sucedido para que me doliese tanto todo.
Con cuidado me levanté de la cama y caminé a paso lento hasta el baño.
Encendí la luz y entré.
La habitación estaba a oscuras y nada más encenderse la luz del baño y parpadear varias veces para adaptar mis ojos a la claridad, alcancé a ver como todo mi brazo se encontraba teñido de rojo.
Alarmada me giré hacia el pequeño armario al lado del espejo para coger el desinfectante. Frené mis actos en cuanto me di de golpe con mi reflejo y la realidad.
Todo cuanto había sucedido en aquel cuartito me golpeo con fuerza.
Aquella persona, la navaja, sus caricias indecentes, sus insultos, el dolor...
Me mareé y sujeté del lavamanos para no caer rendida al suelo y aun asi fue inutil. Cai de rodillas y me arrastré hasta la pared para auto abrazarme y esconder mi cara ya humedecidad por las lagrimas, entre mis rodillas.
¿Que iba a hacer?
Ahora estaba segura de que ya no habia sido un momento inesperado el que sucedió en el callejón.
Había sido premeditado, no casualidad. Aquella persona me canocia y quería acabar conmigo. Todas y cada una de las palabras que me había surrado en el callejón y el cuartillo del conserje eran ciertas. Quería hacerme sufrir y estaba segura de que el me había llevado a casa.
-Sabe quien soy, a que colegio voy y donde vivo.-
Aquello no podía estar pasando. Que había hecho yo para merecer tal tormento.
...
Una semana había pasado desde que me encerré en mi casa con la escusa de encontrame mal. Alessandra se pasó el tiempo visitandome y no se como, conseguí ocultarle todas mis heridas a mi amiga. No quería que supiera nada, porque y si por algun casual, aquel hombre se llega a enterar de que mi amiga sabe algo y le hace daño, no podría perdonarmelo.
Tampoco les había contado nada a mis padres, por el simple hecho de no agobiarlos. Después de todo, ellos ya tenían suficiente con su trabajo.
En fin, ya era hora de volver a la escuela. Había meditado sobre todo y estaba segura de que, quien fuera el que me estaba agrediendo, quería que yo callera en un pozo sin fondo. Y no iba a permitir que me derribara tan facilmente, sino, le estaría dando lo que pide, verme aun más debil.
Tenía que hacerle frente al problema ahora que estaba más recuperada, tanto física como mentalmente. No podía huir, asi que si el subnormal ese volvía a presentarse, lo amenazaría con demandarlo a la policía o cualquier cosa. Solo no iba a dejar que jugara más con su mente, que la obligase a esconderse con un conejillo asustado.
Iba a enfrentalo.

Ailan:
Una semana había pasado desde que Amelie no volvía al colegio.
No me había importado demasiado, es más, me figuraba, que ella se quedara unos dias en cama y no viniese al colegio. Por miedo.
De todas formas había pensado en dejarla descansar, no quería acabar con la diversión muy rápido.
De aquella semana, únicamente asistí a tres clases de biología, solo para verificar si mi hermana había vuelto a clase, pero no volvía.
Por otro lado, había estado siguendo todos los pasos de mi madre con la ayuda de Alegandro.
Dentro de poco volvían de su viaje y yo tendría que tener más cuidado de no encontrarme con mi madre, al fin y al cabo, era mi madre y me reconocería.
...
Un día y una semana, ya había descubierto que Amelia había ido al instituto ayer pero había decidido darle un día más, para que pensara que se encontraba a salvo.
Por otro lado, había investigado a la amiga de Amelia y no había dudado en utilizarla en su contra. Había comenzado a hablar con ella en el tiempo libre y me había hecho algo así como su amigo. Aunque sabía que la chica me quería conseguir como a algo más que a un amigo, POR DIOS ERA EVIDENTE. Coqueteaba y se insinuaba con continuidad. Sin embargo no me molestaba en lo más minimo, sl contrario, yo también tenía interes en ella.
Iba a ser divertido poner a la mejor amiga de Amelia en su contra y de paso aprovecharme del cuerpo de Alessandra.
Hoy daría el primer gran paso con ella y me aseguraría de que Amelia se enterara.

RetributionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora