Acto primero

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26 de agosto

Despertar. Baño. Desayuno. Televisión. Almuerzo. Compras. Cena. Dormir.

27 de agosto

Despertar. Desayuno. Limpieza. Almuerzo. Chat. Cena. Dormir.

28 de agosto

Despertar. Desayuno. Almuerzo. Ocio. Cena. Dormir.

29 de agosto

Despertar. Desayuno. Almuerzo. Cena. Dormir.

30 de agosto

Despertar. Higiene. Comida. Dormir.

31 de agosto

Despertar. Comer. Dormir

1 de septiembre

Despertar. Dormir.

2 de septiembre

Despertar... y comienza todo.

Estaba iniciando el tercer trimestre de mi penúltimo año escolar.

Era un día extrañamente fresco, me aseguré de levantarme temprano para no llegar tarde, a diferencia de los anteriores trimestres, quería evitar los sermones de los profesores. Mientras caminaba sin prisa hacia la escuela me encontré con un gato negro un poco delgado el cual se quedó mirándome desde un lado del camino, yo le respondí de vuelta con una mirada intimidante, al gato pareció no afectarle ya que se quedó mirándome unos minutos hasta que, finalmente se decidió cruzarse al frente mío. Mala suerte, supongo.

Cuando llegué, saludé a Dominik y a Aurora, y luego me senté en mi puesto curiosamente ubicado atrás de todos, en el lugar más oscuro del aula. Donde ningún compañero me veía, pero el lugar favorito del maestro de matemáticas para hacer preguntas. En cuanto me senté hice, como de costumbre, una mirada panorámica de la sala. Tuve un sentimiento extraño y familiar. Poco después llego la profesora.

—Mis queridos estudiantes —dijo mientras yo sacaba mi cuaderno y lápices—, este es el último trimestre del año, no lo olviden. Un año más y tendrán que decidir su futuro...

Cuando escuché eso, sentí que intentaba motivarnos con palabra vacías, sin ningún argumento de peso sobre nosotros. Era un discurso bastante extenso y en el cual no se llegó a ningún punto en específico, la profesora no nos terminó de dar un consejo concreto, solo pequeños trozos de esperanza y entusiasmo, finalmente termino su discurso

—¡Vamos a divertirnos y esforzarnos este trimestre! —Dudo que alguien se haya creído eso, pero, por lo menos, nos elevó el ánimo.

—Antes de empezar la clase, pasare la lista...

Y empezó a decir los nombres de mis compañeros

—...Alexander Phathom...

—Presente —respondí, entusiasta. Hoy me percate de algo distinto en aula, un ingrediente extra, algo está de más. O más bien dicho, algo había aparecido.

—...Nayeli Seraph... —continuo de manera natural, y la chica respondió con un completamente normal

—Presente. —Nadie en la clase se extrañó.

Fui el único que noto que ella el trimestre pasado no estaba.

Después de eso las clases transcurrieron normalmente, pero yo no podía concentrarme en la profesora, mis ojos y mi mente apuntaban hacia ella. No era baja, sino un poco más alta que el promedio; tenía un cabello largo y negro, era bastante pálida, parecía como si se fuese a desvanecer. Ella repentinamente se dio la vuelta y nos encontramos las miradas, quise desviar la mirada, pero no pude, no quise, sus ojos me hipnotizaron.

NayeliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora