TREINTA Y UNO

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Desde ese instante supé que te había perdido, pero no para siempre, en cualquier lado del cielo que miraras, siempre te recordaría, pase lo que pase, tu amor en estos últimos años fue todo para darme cuenta del corazón oculto que guardabas para que nada ni nadien te hiciera daño, tu enfermedad con el paso del tiempo había crecido, no te gustaba que te mirará, decías que te veías fea, pero a mi no me importaba eso, me importaba como eras, detallista, cariñosa, atenta, alegre, y en algunos casos gruñona, nunca te gustaba que hablara con Sam, así que por los dos años no pude hablar con ella, pero por tí me tiraria de un edificio si es posible, cada minuto admiraba a esa pequeña amiga de mi clase, con su pelo corto hasta los hombros, sus flequillos tapandó su pequeña frente, y esos ojos... Esmeralda, esos hermosos ojos, que me miraban con tanta ternura, cuando le daba un beso, o le daba un detalle a su vida, estoy contento y triste a la vez, contento por qué se que te fuiste en paz y con mis recuerdos en tu corazón, y triste por qué ya no tendré a quién me diga '''trogloditaconmoco" o que alguién se burlé de mis fotos de cuando era pequeño... Por eso siempre te recordaré, siempre habrá un lugar en mi corazón, y en esa parte estarás tú...

-¿Vamos?-me dijo Sam en un susurro.

Asentí.-dejando una flor en su tumba-. Te amo.

¿Recuerdas, aquel día?•TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora