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Justin detuvo a Helios y a White mientras veía a todos los trabajadores algo alborotados. Le había costado un poco volver ya que White se había puesto algo rebelde. Pero al final lo había conseguido. Pero sobre todo había tardado por quedarse sentado leyendo una y otra vez aquella nota. Él no había vuelto a ese lugar luego de que ella se marchó... y así fue que se olvidó completamente de aquel último día que habían pasado juntos. Se le llenó el corazón de una extraña amargura... era raro. Haber leído eso 10 años después, era muy raro. Soltó un suspiro, no comprendía por qué le dolía. Antes era solo un niño.
Uno de ellos lo vio y le avisó a Cameron. Al instante el chico de ondulaciones color avellana corrió hacia él. Extrañado, Justin, se bajó del caballo.
—¿Qué pasó? —le preguntó a su primo cuando este llegó a su lado.
—Llegó el jefe —dijo algo agitado.
Justin alzó amabas cejas. No esperaba que Leonard llegara tan temprano. Casi siempre lo hacía por la noche. Llamó a uno de sus compañeros y le pidió que guardara a los caballos. Se acercó a White antes de que se alejara.
—No más líos por hoy, ¿entendido? —le dijo. El caballo meneó la cabeza. Justin sonrió y palmeó su lomo antes de que se lo llevaran.
Comenzó a caminar hacia la casa. Cameron se apresuró a seguirlo.
—Espera —le dijo. Justin siguió caminando.
—¿Por qué están tan alterados todos? —preguntó Justin y lo miró de costado —Es solo el jefe. No es la primera vez que viene...
—No es por eso —consiguió decir Pattie mientras intentaba ir a la misma velocidad que su primo —No llegó solo...
Está vez Justin se detuvo y lo miró con el ceño fruncido.
—¿No llegó solo? —inquirió.
—No,... llegó con una chica y un chico. Parecían una pareja o algo así. Entraron con él a la casa grande. Algunos de los muchachos dicen que... que deben ser compradores.
El corazón de Justin se detuvo. Eso no podía ser cierto. Seguro que no lo era.
Si se había rumoreado que Leonard Steel tenía ganas de vender el campo. Pero hasta el momento Justin no lo había creído porque simplemente su jefe jamás le había mencionado nada. Pero de repente se sintió intranquilo. Aquel campo lo era todo para Justin y no se veía en otro lugar que no fuera ese.
—Voy a ir a hablar con él —le dijo y comenzó a correr hacia la casa.
Si Leonard tenía pensado vender el campo, Justin haría lo imposible para evitarlo. Incluso sería capaz de comprárselo él mismo. No por nada había ahorrado casi toda su vida. Se veía capaz de comprar aquellas tierras. O por lo menos una porción.
Entró a la casa por el lado de atrás, como siempre. Al primer lugar al que entraba era a la cocina. Su madre se sobresaltó un poco y giró para mirarlo.
—¿Qué te pasó? —le preguntó preocupada.
—¿Dónde está el señor Steel? —dijo al instante.
—En su despacho —respondió ella extrañada.
—Bien —musitó Justin y comenzó a caminar para salir de allí.
—Justin, hijo... espera —ella lo siguió pero al parecer Justin no la escuchaba —¡El señor no vino solo!
Se quedó quieta en su lugar ya que al parecer él no la había escuchado. Soltando un suspiro volvió a la cocina. Aun no podía creer que ella estuviese allí de nuevo. Casi sonrió. Justin tampoco iba a creerlo cuando se enterara. Ella había sido tan importante para él cuando era un niño. ¿La recordaría? Estaba segura de que si. Volvió a concentrarse en la comida. Más tarde iba a ver la reacción de Justin hacia la llegada de ______.
Justin se detuvo frente a la puerta del despacho de su jefe. Tomó una gran cantidad de aire y luego golpeó.
—¡Adelante! —dijo él. El castaño abrió y se asomó —¡Justin! —exclamó contento y se puso de pie para acercarse. Él entró del todo. Leo lo abrazó paternalmente y Bieber le devolvió el gesto —¿Cómo ha estado mi mejor muchacho?
Esbozó una pequeña sonrisa.
—Bien, señor ¿Usted? —le preguntó.
—Yo estoy muy bien —aseguró y volvió a sentarse detrás de su escritorio. Le hizo una seña a Justin para que se sentara también —¿Cómo ha estado todo por aquí?
Justin se sentó algo inseguro. Había esperado llegar y encontrar a aquellas dos personas hablando con Leonard, pero estaba solo. Quizás no había nada de que preocuparse.
—Todo ha estado muy bien. Los muchachos y yo hemos estado trabajando muy duro con el tema de la marca de ganado... ya sabe, hay varios problemas con los ladrones por aquí. Y... hemos terminado de levantar la valla entre las propiedades de los Montoya y aquí.
—Si, he hablado con Marco y dijo que estaba muy contento con el trabajo. Creo que sobre todo porque ahora podrá tener más controlada a Gretta. Justin sonrió y asintió. Si había algo que Marco Montoya odiaba era que su hija menor saliera huyendo de casa solo para acercarse a ver a Cameron. Por eso mismo fue que se había puesto en contacto con Leonard y habían hecho el acuerdo de levantar la valla. Pero lo que el señor Montoya no sabía era que Gretta se iba a escapar igual.
—Espero que ahora se quede más tranquilo —dijo Justin.
—Lo dudo mucho —rió Leonard.
Al parecer todo estaba tranquilo. Justin no notaba nerviosismo, ni nada por el estilo en su jefe.
Así que estaba descartando completamente el tema de que Steel quería vender aquel campo. Quizás
era una buena idea que se lo preguntara.
—Señor...
—¿Si, hijo? —preguntó mientras lo miraba con ambas cejas levantadas.
—Usted... ¿va a vender el campo?
Leonard frunció el ceño y luego lo miró fijo por unos cuantos segundos.
—No —dijo al fin. Justin sintió un gran alivio —¿De dónde sacaste eso?
—En realidad es un rumor —le contó —Se ha estado diciendo que usted quiere vender el campo
para irse definitivamente a la cuidad.
—Eso es una locura —aseguró Justin —Jamás vendería este lugar. Es más... tengo pensando
quedarme a vivir aquí.
Los ojos de Justin se abrieron sin poder creerlo, y luego una tonta sonrisa se dibujó en su rostro.
—¿En serio? —inquirió sorprendido.
—Jamás bromeo con esas cosas, Justin.
—Lo sé, lo sé...
—Lo que me extraña es que hayas siquiera pensado que yo podía vender este lugar. ¿Por qué?
—Es que me dejé llevar —le quitó importancia —Además de que los muchachos lo vieron llegar
con una... pareja o algo así. Pensaron que eran compradores.
—Ooooh, no, no, no. No son compradores —dijo divertido —Son solo Matt y mi...
La puerta del despacho se abrió y una agitada Pattie entró rápidamente. Ambos hombre se
levantaron exaltados.

—¿Qué pasó, mamá? —le preguntó Justin.
—Hirieron... hirieron a tu primo —dijo agitada.
—Maldita sea —murmuró Justin y salió rápidamente de allí.
Era increíble ver como en el campo todo se iba al carajo en menos de dos segundos. En un momento
estaba todo tranquilo, pero al darte la vuelta y volver a mirar, todo era un desastre. Y que en ese
momento el involucrado en los pleitos haya sido Cameron lo ponía realmente de mal humor. A veces su
primo no sabía mantenerse al margen. Le gustaban los problemas.
Salió de la casa con los pasos de Pattie y Leonard detrás. Su madre hablaba efusivamente, mientras
era contenida por el señor Steel. Llegaron a las caballerizas. Todos los trabajadores se giraron a
verlo cuando entró. Divisó sentado sobre un barril a Cameron con una venda rodeándole el brazo.
El pelinegro miró con un poco de temor a su primo.
—Te juro que no quise que esto pasara —le dijo antes de que Justin pudiera hablar.
—¿Qué pasó? —preguntó y se acercó más a él para revisarle la herida. Le quitó la venda y
revisó los daños.
—Al parecer la bala solo lo rozó —dijo Peter —Pero estuvo cerca... muy cerca.
—Quiero saber que demonios pasó —gruñó Justin. Todos se quedaron callados —¡Es que nadie
va a decirme nada!
—Fueron los Montoya —habló uno de ellos al fin. Cameron lo miró asesinamente —Frederick y
Alejandro fueron los que le dispararon a Cameron...
Justin se masajeó las sienes.
Ya estaba realmente harto de que los hermanos de Gretta intentaran asesinar a su primo. Estaba
jodidamente cansado.
—Ya me tienen harto —dijo Justin luego de unos segundos. Miró a Cameron —No vas a acercarte
más a sus propiedades, ¿entendiste?
—Pero... pero, pero, pero...
—Pero nada, Cameron. No te quiero ni a dos metros de sus tierras. No hasta que arregle cuentas con
ese par de...
—Tranquilo, hijo —habló Leonard mientras ingresaba con Pattie. La mujer sofocó un sollozo y se
acercó rápidamente a su sobrino. Le besó la frente, le acarició el rostro.
—Ya, tía —dijo Cam algo avergonzado. Justin miró fijo a su jefe.
—Yo mismo voy a encargarme de hablar con ellos.



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